“Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”. – El Principito de Antoine de Saint-Exupéry
Desde el 2002 la educación preescolar se vuelve obligatoria en México y pasa a formar parte de la Educación Básica junto con la primaria y la secundaria. En 2004 se ofrece para esta etapa un programa integrado por seis campos formativos: 1. Desarrollo Personal y Social; 2. Lenguaje y Comunicación; 3. Pensamiento Matemático; 4. Exploración y Conocimiento del Mundo; 5. Expresión y Apreciación Artísticas y 6. Desarrollo Físico y Salud. Es un programa completo que trabaja de una manera integral las áreas: cognitiva, socio-afectiva y el área motriz. Una educación pensada para proporcionar las habilidades, destrezas y actitudes que lo ayudarán en la educación primaria y en su vida cotidiana.
Sin embargo, todavía hay padres que consideran una pérdida de tiempo llevar a sus hijos a preescolar, exponiéndose a no poder inscribirlos en primaria, dado que es un requisito indispensable. Por su parte, el gobierno debe enfrentar año con año este problema e implementar como medida remedial los cursos intensivos de verano para estos niños que, a pesar de ese esfuerzo, iniciarán la primaria en inferioridad de condiciones con respecto a los que sí cursaron preescolar.
Es de valorarse que, a diferencia de otros países, en México exista una ley que haga obligatorios los tres años de educación preescolar. Sin embargo, la importancia de cursarla trasciende a la ley o a las recomendaciones de organismos internacionales a los que México pertenece. La educación preescolar es tan relevante que merece la pena reflexionarla y, sobre todo, difundirla, para que los padres tomen conciencia y no priven a sus hijos de la misma.
Vale la pena distinguir la educación inicial, que atiende a chiquitos de cero a tres años 11 meses, de la educación preescolar que atienden a niños de cuatro años a seis años de edad y que es la obligatoria. Cada una de estas etapas tiene su propia razón de ser y sus propios objetivos. Aunque es de los cero a los seis años cuando el cerebro presenta una mayor disposición para recibir estímulos que favorecerán su socialización, creatividad y aprendizaje.
En la educación preescolar, el niño aprende a relacionarse con otros, a desarrollar la responsabilidad, la solidaridad y la importancia de respetar las reglas y las normas, además de una serie de hábitos que forjarán su carácter, todo ello en un ambiente lúdico y grato que le proporcionarán confianza y seguridad en sí mismo. Un centro de preescolar, además de ofrecer actividades estructuradas en un ambiente controlado, puede ayudar a detectar anomalías físicas o psíquicas, que podrán ser canalizadas y tratadas a tiempo por especialistas.
Es en preescolar donde los niños empiezan a dejar de lado su egocentrismo porque se dan cuenta de que el mundo no gira alrededor de ellos y que hay otras personas a las que deben considerar y respetar. Es el lugar donde aprenden a ser más independientes y autosuficientes porque no están los padres para ayudarlos, por tanto no les queda más remedio que hacerse cargo de sus propias cosas y aprender a pedir ayuda. Además de todo, en el área cognoscitiva, los niños terminan el preescolar sabiendo leer, escribir y calcular operaciones sencillas. Anteriormente se aprendían estas cuestiones en la primaria, pero ahora deben llegar sabiéndolo y si algún niño no tiene esos aprendizajes, le costará mucho más nivelarse con los demás.
Por otro lado, el hecho de que se haya agregado el aprendizaje del inglés le da un plus al programa, dado que los niños en esta etapa es cuando mejor aprenden una segunda lengua. De manera que, a la dificultad de no saber leer, escribir y calcular, se suma la de no haber estado en contacto con otro idioma y la de no haber socializado, dejando al niño en una clara situación de inequidad, que no se solventará con un curso de verano. No se puede banalizar esta etapa reduciéndola a un “requisito”, y como tal, tratar de cubrir el expediente con dicho curso por muy intensivo que sea; habría que pensar también en una fórmula de estimulación paralela al primer año de primaria, para que el niño que no cursó preescolar adquiera las habilidades y esté a la altura de los demás.
Además de todo, creo que la mejor medida para abatir los casos de niños que no asisten a esta etapa es la de informar y sensibilizar a sus padres. Ellos deben conocer y entender las ventajas de la educación preescolar y la diferencia cualitativa que supone que sus hijos la reciban. La ley los obliga, pero es mejor que los lleven por convencimiento y entiendan que esos tres años son esenciales para su desarrollo futuro. Cualquier omisión en la educación de los hijos es una forma de maltrato y los padres también tienen que saberlo.
Decía María Montessori: “El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. Este hecho debe ser transmitido a todos los padres, educadores y personas interesadas en niños, porque la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad”. [email protected], Twitter: @petrallamas