Para los detractores y críticos de AMLO, que de manera simplista plantean que tiene que hacer un reconocimiento de su derrota electoral, no han comprendido que lo que hace Andrés es una crítica profunda a la democracia mexicana, ya que con esta estructura legal un ciudadano nunca va a poder elegir libremente a las autoridades que lo representan.
La lucha de él y las fuerzas de izquierda se centra en dejarle a las nuevas generaciones la posibilidad de elecciones limpias y libres. Nunca he escuchado a Andrés decir que él ganó la elección, lo que ha dicho es que Peña Nieto “compró” una elección y que junto con televisa el proceso electoral se convirtió en una imposición.
Que va a iniciar un proceso legal y que su lucha va a consistir en agotar las impugnaciones y seguirá con su movimiento social hasta lograr en México elecciones limpias.
Peña Nieto pensó que el proceso electoral iba a ser un día de campo con un final de telenovela. Las encuestas casi en su totalidad le daban una amplia ventaja de al menos 15 puntos, pero al final la realidad fue totalmente distinta.
Peña Nieto y su equipo esperaban arrasar en todos los estados, pero los resultados electorales para el PRI no fueron los esperados. De las seis gubernaturas y el Distrito Federal en disputa, fueron sólo dos para el PRI, una para el Partido Verde (por la traición del gobernador al PRD), una para el PAN, y dos para las izquierdas mas el Distrito Federal.
Pierden en 14 estados los senadores de mayoría y sólo integran a uno de primera minoría a pesar que gobiernan 21 estados del país. En los distritos de mayoría el escenario es el siguiente; 50 distritos para el PAN, 70 para el PRD, 51 para el PRI sin alianza y 123 para el PRI-PV.
Esto significa que Peña Nieto, como presidente, se va a enfrentar a un gobierno dividido y contará con una débil mayoría con la que no va poder emprender ningún tipo de reforma sin llegar acuerdos con los otros grupos parlamentarios. Por lo tanto, las promesas de lograr las llamadas reformas estructurales estarán condicionada a la aceptación del PAN o del PRD.
Gana con las estructuras legales existentes, pero con un gran margen de ilegitimidad. Su liderazgo es muy cuestionado, y el desprestigio del PRI como partido hace que importantes sectores de la población vean con mucha desconfianza el nuevo gobierno que encabeza Peña Nieto.
El movimiento #YoSoy132, y el papel que han jugado las redes sociales en esta contienda electoral, ha expuesto de manera fehaciente el clientelismo(sic) y la concentración mediática, y aunque el papel del IFE como garante del proceso electoral es incuestionable, queremos ver su actuación frente al exceso de gasto público para comprar el voto. Aunque estamos en el momento procesal de acumulación de pruebas, se espera que tanto el Tribunal Electoral como el IFE fijen una posición expresada en acciones en relación al proceso de compra y coacción del voto.
Peña Nieto es un personaje con poca experiencia y corta trayectoria política que se va a enfrentar a un entorno económico y político muy complejo. Tiene una débil formación académica, y no conoce la historia de México.
Con un país con una economía donde el contexto le es adverso, pues la crisis europea y de Estados Unidos se espera se resuelva en 10 años, el crecimiento económico de México no es promisorio. Con una crisis en el campo sin precedentes que se puede convertir en hambruna en el sector rural, son retos en espera de ser resueltos.
Se podrá argumentar que el PRI tiene gran experiencia y grandes capacidades para resolver estos y otros problemas que enfrenta el país, pero el contexto adverso al que se va a enfrentar Peña Nieto en los próximos seis años son tan complejos que no son producto de buenas intenciones. El movimiento social en su contra va a continuar y puede radicalizarse en la medida en que el gobierno no tome decisiones acertadas. Este país no es el mismo que ellos gobernaron. Hoy, además de capacidad política se requieren capacidades técnicas. Ganar elecciones aun y como ellos lo hicieron, comprando votos de manera indiscriminada, es una cosa, gobernar una sociedad con una fuerte exigencia democrática es otra, y en esa lucha estará Andrés Manuel López Obrador, y con él muchos de nosotros que vamos a estar observando al gobierno de Peña Nieto.
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