1984, libro escrito por George Orwell entre 1947 y 1948, muestra una sociedad dominada por el gobierno totalitario de un partido único que ejerce control omnímodo sobre sus súbditos. Para este partido obtener el poder es un valor incondicional y absoluto, de ahí que no haya nada en el mundo que no pueda ser sacrificado para obtenerlo y, una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a no ser la voluntad de conservarlo a cualquier precio. Esto se orquesta a través de un gran aparato político, económico, militar, mediático y científico que implementa una sofisticada ingeniería del consenso para someter las conciencias individuales a la obediencia ciega a través de la violencia y la manipulación.
En un escenario cada vez más similar, desde 1985, sexenio de Miguel de la Madrid, se implementaron en México políticas para reintroducir la lógica del mercado en el de por sí ineficiente sistema económico, que consideraban la apertura a la oferta y la demanda globales como la vía más eficiente para superar el subdesarrollo e introducir a México al selecto grupo de los países triunfadores. El neoliberalismo, entonces, surgió como una visión de la economía, la sociedad y el individuo, que proponía el abandono, por ineficientes, corruptos y corruptores, del estado interventor y del estado de bienestar, siguiendo modelos propuestos por economistas y tecnócratas influidos por teorías de las grandes universidades norteamericanas. Noam Chomsky, lingüista, filósofo y activista estadunidense (1928-), explica cómo estos gobiernos oligárquicos neoliberales se han dedicado a manipular y controlar a la sociedad para mantener el dominio de las mayorías a través de estrategias que promueven visiones limitadas y perspectivas restringidas que evitan el pensamiento libre e independiente del pueblo. El conocimiento profundo de las masas y los individuos, sus comportamientos, necesidades y actitudes es un arma de las élites en el poder para “alejar a la masa de nuestras gargantas”.
He aquí diez eficientes estrategias de manipulación mediática, según Chomsky, reconocibles en el sistema mexicano: 1) Distracción: se desvía la atención del público de los verdaderos problemas sociales y de las decisiones de las élites con la inundación de continuas distracciones noticiosas que los mantienen enajenados y al margen de la realidad (v.g. Televisa, TV Azteca). 2) Crear problemas y luego crear soluciones: el sistema permite que se desenvuelva una situación prevista para que ésta sea mandante de las medidas antisociales que se desea se acepten (v.g. violencia urbana: militarización, crisis económica: desempleo). 3) Gradualidad: para que una medida antisocial sea aceptada basta con que se implemente poco a poco (v.g. neoliberalismo, gasolinazos). 4) Diferir: para que una medida impopular se acepte fácilmente sólo hay que mandarla al futuro mientras que no afecte al presente, aunque finalmente se aceptará con resignación (v.g. privatización de Pemex). 5) Dirigirse al público como criaturas de poca edad: la mayoría de la publicidad dirigida a la gran masa utiliza discurso, argumento y entonación infantil para inhibir la actitud reflexiva y crítica (v.g. políticos falaces). 6) Utilizar el aspecto emocional más que el reflexivo: esto impide el análisis racional al injertar ideas, miedos, temores y compulsiones en el inconsciente e inducir comportamientos (v.g. sucesos y acciones de los “famosos”). 7) Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad (v.g. medidas educativas SNTE y SEP). 8) Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad: hacer creer al público que es moda ser vulgar, inculto y estúpido (v.g. el Canal de las Estrellas). 9) Reforzar la autoculpabilidad: hacer creer al individuo que sólo él es responsable de su propia desgracia por su debilidad y errores, provocando depresión, culpa e incapacidad para actuar y rebelarse (v.g. Laura en América). 10) Conocer a los individuos mejor de lo que ellos se conocen: las élites dominantes por medio de los avances de la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, han logrado disfrutar de un conocimiento mucho mayor del individuo común para obtener, en la mayoría de los casos, gran poder y control sobre ellos.
La manufactura del consenso es una herramienta de los sistemas neoliberales y antidemocráticos –como el mexicano– donde el individuo acéfalo, visceral y prescindible, es considerado parte de una gran masa al servicio de los intereses de las oligarquías “inteligentes”. Con el conocimiento y conciencia de esta triste, indignante, corrupta y maquiavélica realidad, no nos queda otra alternativa a la “masa” que tomar acciones precisas y urgentes contra ello. Entender que la toma de conciencia, la búsqueda del conocimiento, la lectura razonada, el intercambio de ideas, la libre expresión, la participación ciudadana y la exigencia en los asuntos públicos provocan tendencias críticas, responsables e igualitarias, deben ser la divisa de una sociedad mexicana profundamente interesada en el radical fortalecimiento y mejoramiento social. No podemos mantenernos al margen sin perder la dignidad y nuestro más grande derecho y prerrogativa: la libertad de un pensamiento autónomo libre de manipulaciones que nos provoque buscar continuamente las mejores condiciones de vida para nosotros y quienes nos rodean. n