Después de varios meses de la tan anunciada llegada de una segunda planta de la empresa automotriz japonesa Nissan a nuestra entidad –y tercera en el país–, por fin llegó el día de la colocación de la primera piedra de este nuevo complejo, en donde participó el propio, Felipe Calderón Hinojosa, en lo que quizá fue una de sus últimas visitas como mandatario a nuestra entidad, antes de dejar el cargo en diciembre próximo; además de Carlos Lozano –quien tanto ha hecho alusión de esta nueva planta en todo este tiempo– y administrativos de la propia empresa automotriz, como Hidetoshi Imazu, vicepresidente ejecutivo de Manufactura de Nissan, Bill Krueger, vicechairman de Nissan Américas, y José Luis Valls, director general de Nissan Mexicana, entre otros.
Para este evento hubo un gran operativo de seguridad, tal como ha sido siempre en los eventos de Felipe Calderón, con la presencia de elementos de la Policía Federal y del Ejército Mexicano, así como del Estado Mayor Presidencial, quienes resguardaban los alrededores del terreno en donde se construirá la nueva planta de Nissan, al sur de esta ciudad capital. Por esto, el simple acceso al lugar resultó complicado, incluso para los propios medios de comunicación que iban acompañados de miembros del Gobierno del Estado.
Cerca de las 11:40 arribó Felipe Calderón, Carlos Lozano y los directivos de Nissan, acompañados por distintas personalidades, como la alcaldesa Lorena Martínez, diversos diputados locales, y hasta José María de la Torre, obispo de Aguascalientes.
En pleno evento, se reconoció la importancia que tendrá la nueva planta y su cuantiosa inversión de 2 mil millones de dólares, que Calderón se encargó de explicar mejor, dirigiéndose al panel del templete para escribir la cantidad de la inversión en pesos, la cual asciende a 27 mil millones, y luego escribió los empleos que generará la nueva planta en una primera etapa, que serán, según se dijo, 12 mil.
Felipe Calderón también aprovechó para presumir que el primer coche de su esposa Margarita Zavala fue un Tsuru, luego de que José Luis Valls señalara que uno de cada cuatro vehículos vendidos en México es Nissan. Quien también aprovechó el momento fue el propio Carlos Lozano, que teniendo en frente al Calderón le solicitó su apoyo con más recursos para ofrecerle a Nissan las obras de infraestructura y servicios públicos necesarios para instalar su segunda planta, aunque éste no emitió palabra alguna al respecto.
Luego las autoridades presentes se dispusieron a llevar a cabo una tradición japonesa llamada Daruma, que consiste en pintarle la pupila en el ojo izquierdo a una figura con bigote y barba, sin brazos ni piernas, que simboliza un recordatorio y motivación para cumplir metas establecidas, por lo que al concluir este complejo, se pintará la pupila del ojo derecho del Daruma.
Y por supuesto no faltó la música y el baile, pues niños del Liceo Japonés se encargaron de cantar el Cielito lindo, mientras que un grupo tradicional de baile folclórico mexicano danzó al son de la Pelea de gallos, tradicional pieza musical que identifica a nuestra entidad, acompañados, claramente, por un conjunto de mariachi.