Durante la pasada campaña electoral, y después de la misma, el candidato que actualmente tiene la mayoría de votos y es el virtual ganador de la elección, Lic. Enrique Peña Nieto, ha ratificado que al tomar posesión del cargo de presidente de la República, tendrá como asesor el general Oscar Naranjo Trujillo, de origen Colombiano, el cual se desempeñó en su patria como director de la Policía Nacional del año 2007 hasta el mes de abril de este año, durante el mandato del presidente Álvaro Uribe. Debo hacer mención de que el actual presidente, Juan Manuel Santos, lamentó su renuncia a ese cargo.
El problema que se presenta con este colombiano es que el artículo 32 de nuestra Constitución dice a la letra: “En tiempo de paz, ningún extranjero podrá servir en el Ejército, ni en las fuerzas de policía o seguridad pública. Para pertenecer al activo del Ejército en tiempo de paz y al de la Armada o al de la Fuerza Aérea en todo momento, o desempeñar cualquier cargo o comisión en ellos, se requiere ser mexicano por nacimiento”. Si usted, estimado lector, revisa este mandato constitucional, se percatará que en el momento en que el asesor general Naranjo proponga al presidente en funciones las estrategias a seguir en materia de seguridad, propondrá en consecuencia lo que deberán hacer, la estrategia a seguir de las Fuerzas Armadas permanentes de este país, que en principio obedecen directamente al presidente de la República y que jamás han estado subordinadas a algún mando civil o policíaco. Actualmente es sabido que nuestras Fuerzas Armadas son las que llevan el peso de la contención del crimen organizado en virtud de la ineficiencia, abulia y falta de responsabilidad de la mayoría de los gobernadores y presidentes municipales en el país, los cuales en cuanto la delincuencia ataca a la sociedad sus policías ponen pies en polvorosa, dándose casos donde los delincuentes atacan las mismas instalaciones de seguridad pública y los policías desertan o no van a trabajar por días, hasta que llegan las Fuerzas Armadas a auxiliarlos y a hacer lo que ellos no pudieron, o no quisieron hacer.
En este caso el asesor colombiano le dirá al presidente de la República lo que deben hacer las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad pública en las circunstancias antes mencionadas, cosa, repito, prohibida en la Constitución: “Cualquier cargo o comisión en ellos” (a las Fuerzas Armadas). Esto debemos analizarlo y ver el porqué alguien que no conoce la forma en que se desenvuelve la delincuencia, la corrupción y la impunidad en nuestro país, tendrá la capacidad de asesorar de manera atinada y oportuna, debido al momento por el que pasa nuestro país.
Por otro lado, me parece que no han tomado en cuenta varios aspectos del desempeño del general Oscar Naranjo Trujillo en Colombia; en primer lugar Colombia es una República centralista; se gobierna a través de Departamentos Estatales, y sus estructuras policíacas son nacionales y de Mando Único, y la Dirección de la Policía Nacional (que dirigió el general Naranjo) manda inclusive al resto de las fuerzas de seguridad de Colombia, incluyendo el Ejército. Todo lo anterior gracias al poder político que también se maneja de manera centralista. En Colombia no existe la estructura política de 32 estados libres y soberanos que exigen aunque aportan poco. Son dos mil 440 municipios libres en los cuales en 220 no existe policía municipal, y en 110 la estructura policiaca es mayor y mejor que la estatal, por lo tanto no hay semejanza entre nuestro sistema y el colombiano.
En segundo lugar, debemos observar el comportamiento de la delincuencia en nuestro país, la cual difiere mucho con la de Colombia, pues allá la delincuencia está ligada, de manera muy fuerte y significativa, el narco con la guerrilla. En México la guerrilla no representa un problema como en Colombia.
El terrorismo desde hace décadas no se da aquí. En Colombia sí existe la narcoinsurgencia y la narcopolítica, y sobre todo que hoy todavía un tercio de ese país hermano se encuentra dominado por las FARC y no hay acceso para las fuerzas de seguridad en esos territorios, por lo que no han podido rescatar a miles de secuestrados por los guerrilleros, a pesar de que Colombia tiene, para una población de 60 millones de habitantes y un territorio de 1 millón 360 mil kilómetros cuadrados aproximadamente, ¡170 mil policías nacionales!, y además el Ejército Colombiano apoya la lucha contra la delincuencia. En México, la Policía Federal tiene 36 mil elementos para 112.5 millones de habitantes, y dos millones de kilómetros cuadrados de territorio, por lo que hay una diferencia abismal en cuanto a las situaciones de los dos países.
En tercer lugar, Colombia no tiene tres mil kilómetros de frontera con la alberca más grande de consumo de drogas que son los Estados Unidos, y además no han sufrido el que los delincuentes de Colombia sean armados por nuestros “aliados del norte” con las armas de contrabando de Rápido y Furioso, Receptor Abierto, Arma Blanca, etc.
En cuarto lugar, durante la gestión del general Naranjo al frente de la Policía Nacional de Colombia, se instrumentó el acuerdo bilateral entre Estados Unidos y Colombia para el combate a la narcoguerrilla, lo cual permitió que la DEA, la CIA y efectivos operativos del Ejército de los Estados Unidos pueden operar en ese país, lo cual, hasta ahora en nuestro país se ha evitado, preservando nuestra soberanía. Y aún más, la instalación de bases aéreas en Colombia, que se autorizaron con la finalidad de hacer más efectiva la lucha contra los narcos y la guerrilla; aunque en el fondo se trataba de crear un muro de control y supervisión el espacio aéreo de Venezuela de Hugo Chávez. Por lo anterior, creo que en este aspecto hay mucha diferencia entre los dos países.
En la Cámara de Diputados se quedó sin autorizar la Ley de Seguridad Nacional, que contempla el capítulo de alteración del orden interior, en el cual se da el marco jurídico de las Fuerzas Armadas permanentes en su papel de perseguir a los narcos y restablecer el orden en el país.
Estimado lector, por estas razones, y algunas más que analizaremos, de ser posible, en próximas entregas, en mi opinión, creo que no va a funcionar este “asesor”. Además no me imagino al Ejército Mexicano, a la Armada y la Fuerza Aérea, compartiendo sus datos de inteligencia con un asesor extranjero. La soberanía debe seguir siendo el camino para fortalecer los valores esenciales de nuestra nación y la seguridad pública y nacional es uno de ellos.