México, durante la mayor parte de su existencia como nación independiente, ha tenido un lugar modesto, pero respetado en el concierto de las naciones. Buena parte de este prestigio fue ganado a pulso por la diligencia de tres principios diplomáticos: el Apotegma de Benito Juárez, la Doctrina Juárez y la Doctrina Estrada (para una explicación más detallada ver La Jornada Aguascalientes 28/03/12).
La aplicación de estas nociones fue la obra imperecedera de grandes mexicanos que, cual meteoros, se incendiaron para iluminar las tinieblas de su época. Esta pléyade incluye a Jesús Terán Peredo, Matías Romero, Cándido Aguilar, Isidro Fabela, Luis I. Rodríguez, Manuel Tello y Alfonso García Robles, entre otros; todos ellos titanes de la diplomacia mexicana.
Su obra es imperecedera: Jesús Terán Peredo es enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del gobierno legal y legítimo de Benito Juárez ante los gobiernos de España y del Reino Unido. Al igual que él, Matías Romero defiende en Washington la causa juarista; Cándido Aguilar se opone tenazmente al neo-monroísmo; Isidro Fabela rechaza la anexión de Austria por la Alemania nazi; Luis I. Rodríguez convierte en territorio mexicano un hotel francés para cobijar a la trashumante República Española; Manuel Tello es un quijote enhiesto ante la horda de lacayos del imperialismo yanqui y Alfonso García Robles es un faro luminoso en la negra noche de la carrera armamentista.
La anterior introducción sobre los principios diplomáticos y los hombres que dieron lustre a nuestra política exterior tiene relación con el segundo debate, acaecido el 10 de junio pasado en la ciudad de Guadalajara, donde los candidatos a la Presidencia de la República debatieron, entre otros tópicos, el rol de México en el mundo.
Aquellos que nos dedicamos al estudio, análisis y difusión de los asuntos internacionales esperábamos una explicación más detallada sobre cómo cada uno de los candidatos, de ser favorecidos por la voluntad popular, trabajaría en el exterior. Lamentablemente, sólo ofrecieron pinceladas, las cuales se presentan a continuación.
Gabriel Quadri, candidato del Partido Nueva Alianza, tuvo propuestas muy interesantes: una alianza estratégica con China (la cual debería se analizada con lupa); la creación del Instituto Octavio Paz, el cual tendría como objetivo principal difundir la cultura mexicana en el orbe, es decir, explotar nuestro soft power. Además, este hipotético organismo difundiría el idioma español y nuestras principales lenguas indígenas; el náhuatl y el maya.
El candidato novoaliancista propuso un trato más digno para los migrantes centroamericanos que atraviesan nuestro territorio en búsqueda del sueño americano. Igualmente, estrechar las relaciones con Cuba, nuestra cuarta frontera, para prepararnos cuando los hermanos Castro, Fidel y Raúl hayan dejado el poder.
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador planteó construir nuestra política exterior sobre una nueva relación con los Estados Unidos. El candidato de las izquierdas dijo que persuadiría a la Unión Americana de centrar su cooperación con México en el desarrollo y no privilegiar solamente el aspecto militar. Finalmente, AMLOVE adelantó que nombraría al embajador Jorge Eduardo Navarrete, antiguo representante de México en el Reino Unido, Alemania, China, y Brasil como su futuro canciller.
Enrique Peña Nieto, abanderado del PRI-PVEM, (quien, de acuerdo al New York Times, es visto con recelo por algunos sectores en los EUA) mencionó que se debe aprovechar la vecindad con los Estados Unidos. Asimismo, comentó que nuestra nación debía fructificar su fortaleza en la rama agroindustrial para exportar los productos mexicanos a los mercados de la región Asia-Pacífico.
La candidata del derechista Partido Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota, proyectó crear una subsecretaría para el migrante, la cual mencionó, estaría a cargo de un paisano que hubiera radicado en la Unión Americana. También concibió que las recaudaciones de los consulados mexicanos sean para beneficio de las comunidades en donde se encuentran ubicadas.
Todos los candidatos mencionaron a Sudamérica como ejemplo a seguir en materia de desarrollo económico. Igualmente, ninguno de los aspirantes presidenciales se refirió a la Unión Europea como el paradigma que antaño fuera.
Independientemente de quién resulte electo el 1 de julio de 2012, hay varios temas insoslayables en la agenda diplomática: recomponer la imagen internacional de México, tan dañado por la lucha contra el crimen organizado; una nueva relación con los Estados Unidos y voltear hacia Asia, la región de mayor crecimiento económico en el mundo.
(*) Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales A.C.
NOTA.- México necesita adoptar una actitud más digna y enérgica frente al maltrato proporcionado por las autoridades migratorias españolas a nuestros connacionales.