“Más allá de las crisis surgidas al calor de las recesiones y crisis económicas, la violencia cada día más drástica a lo largo del país o la política en poder de grupos poderosamente económicos, nuestro país atraviesa una que resulta aún más preocupante, ya que impacta directamente a nuestra existencia colectiva: se trata de una crisis de sentido y de identidad”, así lo manifestó Guillermo Hurtado, director del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esto es un reflejo que a diferencia de otros países como Brasil, Chile, Argentina, Francia, Bélgica e inclusive Estados Unidos, que parecen intuir a dónde se dirigen, los mexicanos (el Estado, los gobiernos en sus tres niveles, ciudadanos, etcétera) carecemos de una brújula que indique el rumbo de sus pasos, actualmente en pleno siglo XXI resulta difícil imaginar que se repitan escenas como en aquellos tiempos de 1938, cuando miles de ciudadanos se volcaron espontáneamente al Palacio de las Bellas Artes con sus joyas familiares, reliquias, ahorros e incluso animales como puercos, gallinas, guajolotes bajo el brazo para apoyar al General Lázaro Cárdenas y contribuir así, aunque en forma humilde para que se pudiera liquidar la deuda contraída producto de la expropiación petrolera a empresas extranjeras, después de la Revolución y a lo largo de medio siglo, la sociedad en general tenía la mira puesta en ciertos objetivos, ideales y metas.
En aquellos tiempos del pasado siglo XX, sobre todo en la primera mitad (50 años), había todavía consenso sobre qué problemas se debían resolver y qué acciones llevar a cabo, sin embargo con el transcurrir de los años este modelo entró en crisis y se colapsó y una vez derrumbado, en vez de constituir uno acorde a los nuevos tiempos nos hemos quedado sin nada, ya que hablar (que son sólo palabras) como: “Bienestar para tu familia”, “Arriba y Adelante”, “Despierta México”, PRImero tu bienestar”, etcétera, todos y cada uno de estos slogans “políticos” que buscan describir una utopía que, por desgracia y lamentablemente se queda en meras palabras, ya que se trata de frases encaminadas a obtener votos y nada más (absurda realidad de una farsa democracia), que concretar realidades y esto a la larga genera un extendido desánimo nacional.
La gente normalmente sabe cuando se le está engañando, lo vemos en el alto abstencionismo del 60 al 80%, entonces lo que se genera es una especie de abismo entre el discurso y la realidad, y lo que se aprecia en México, desde hace mucho tiempo es ese abismo, una cosa es el discurso de los “políticos” y otro la realidad y ello genera un escepticismo muy grande y sobre todo crea una gran frustración e impotencia para poder creer en una democracia fallida que nada ha dejado a la verdadera democracia y que aún falta mucho para que sea realmente efectiva, ya que este fenómeno ha hecho que en encuestas de valores como el Latinbarómetro, la Encup y la Encuesta Mundial de valores, los mexicanos figuren entre los latinoamericanos más insatisfechos con la democracia en que viven.
Este aspecto es preocupante porque la democracia -y hablamos de una genuina y no la que tenemos- debería ayudarnos a construir ese sentido de nación del que carecemos, sin embargo lo que tenemos es una resignación a que México es un país sin futuro y que nuestra democracia no ha sido vista como una catapulta para el desarrollo nacional, ya que no tenemos lo que requerimos. Las semillas para crear un nuevo modelo deben estar en las aulas, por eso es necesario emprender una “Cruzada Educativa”; ya que si queremos cambiar este país debemos empezar por cambiarnos nosotros mismos y en esto nuestra querida y admirada UNAM está aportando mucho, al recordar a la población, que como nación hemos tenido y podemos tener un espíritu que guíe e impulse a construir un conjunto de razones, valores e ideales que nos permitan solucionar los problemas, que es la bandera que trae en sus manos el Dr. José Narro Robles en todos los espacios, foros, estados y países que visita para enarbolar los ideales de la Universidad Nacional, la única que predica con el ejemplo.
Intelectuales representativos de nuestra Alma Mater como Justo Sierra y José Vasconcelos, intentaron descifrar en qué consistía el llamado “Espíritu Nacional”, pero actualmente las circunstancias han cambiado, por tal motivo tenemos que recuperarlo, haciendo sustituir la palabra espíritu por sentido y pensar a fondo qué queremos de este país, quiénes somos, qué hemos sido y qué queremos ser, ¿será posible? Sin embargo en esta búsqueda de rumbo hay dos peligros: la de ser excesivamente optimistas, como cuando este país se hizo independiente y se sentía llamado a ser un gran imperio o bien la de ser pesimistas, como hoy, cuando en la calle los ciudadanos se sienten agobiados por la violencia, las crisis recurrentes, la recesión y la falta de dirección política en todos los niveles.
El pesimismo y el optimismo son dos suertes de fatalismo, el primero sostiene que no importa qué hagamos, estamos condenados al fracaso, el segundo consiste en la creencia de que nuestros problemas se van a resolver por sí solos; lo ideal es apostarle al objetivismo, que sostiene la idea de que sí podemos estar mejor, pero para eso debemos trabajar, estudiar y preparar mejor a las generaciones futuras ya que nuestro porvenir no está escrito por los astros o los dioses, porque no hay astros ni hay dioses, el futuro lo hace cada uno de nosotros, por tal motivo los ciudadanos debemos comenzar a despojarnos de esa desconfianza y alienación que caracteriza a los mexicanos en pleno siglo XXI y remitirnos a valores que son típicos de nosotros mismos, como la solidaridad, ya que la hemos perdido, primero hay que recuperar la credibilidad en nosotros mismos, porque actualmente el que quiere cambiar se va del país, por necesidad, pero se va, con la creencia de que nuestro país no tiene futuro y eso hay que romperlo de tajo, cambiando los esquemas, por medio de la educación y formación que a futuro no dará resultados, al tiempo.
POR MI RAZA HABLARA EL ESPIRITU
LIC. RUBÉN C. ROJAS TORRES
Esto es un plagio de un boletín de prensa. Sr. Rojas Torres, usted, como Sealtiel Alatriste, no es digno representante de la UNAM.
http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2010_167.html