De acuerdo con los datos dados a conocer por Naciones Unidas, hay 110 países que sufren problemas relacionados con la desertificación y la sequía, debido a las malas prácticas de gestión del suelo y al cambio climático; cada año, se pierden más de 12 millones de hectáreas de suelo productivo por causa de la desertificación. De hecho “las tierras áridas abarcan una superficie del 40% del suelo de nuestro planeta, donde viven las personas más pobres del mundo y las más vulnerables al hambre”. (Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, 2011).
Las proyecciones demográficas internacionales apuntan a que la población de la Tierra, en 2050, será de 9 mil millones de personas, lo que requerirá un aumento mundial de producción de alimentos del 70%. Cada minuto, se pierden 23 hectáreas de tierra productiva a causa de la degradación del suelo, lo que en un año equivale a una pérdida de 12 millones de hectáreas y 20 millones de toneladas de grano. Más del 50% de las tierras agrícolas se encuentran en situación de moderada a severamente degradadas.
La Tasa Cero de Degradación de la Tierra podrá lograrse cuando, durante un determinado periodo de tiempo, la tierra no degradada permanezca sana y la tierra, que ya está degradada, sea restaurada. De cara a Río+20, la UNCCD (United Nations Convention to Combat Desertification) proporcionará un análisis de las posibles implicaciones e impactos de esta meta para los responsables de las políticas nacionales. Este enfoque permitirá, a la comunidad global, identificar las oportunidades de inversión sustentable, lo que ayudará a evitar la degradación de la tierra y a obtener beneficios de su uso sostenible. La Convención de las Naciones Unidas de la Lucha contra la Desertificación define el fenómeno como “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.”
A su vez, la degradación de la tierra se define como la reducción o la pérdida de la productividad biológica o económica de las tierras secas. En México, la degradación que predomina en los suelos es la química con el 17.9%, causada principalmente por las actividades agrícolas; le sigue, en importancia, la erosión hídrica (11.8%), la erosión eólica (9.5%) y, finalmente, la degradación física (6 por ciento).
El Instituto Nacional de Ecología define las causas de degradación de los suelos mexicanos de la siguiente manera:
Degradación química. Por pérdida de nutrientes, contaminación y acidificación por fuentes bio industriales (excesiva aplicación de productos químicos como estiércol orgánico, fertilizantes, lluvia ácida, etc.); salinización (causada por actividades humanas tal como la irrigación; discontinuidad de la fertilidad inducida por inundaciones); otros problemas químicos.
Erosión hídrica. Se presenta una pérdida uniforme por deslave de la superficie y erosión laminar; deformación del terreno (un desplazamiento irregular de los materiales del suelo, caracterizado por la presencia de arroyos; depósitos, acumulaciones y sedimentos en los lagos; inundaciones, Incluyendo rellenos de materiales no deseables en las márgenes de los ríos); erosión de los depósitos aluviales (acumulación excesiva de sedimentos en las cuencas, destrucción de arrecifes de coral, sedimentos de conchas y algas marinas).
Erosión eólica. Pérdida de la capa superficial del suelo; deformación del terreno (desplazamientos desiguales, caracterizados por la formación de grandes hondonadas, montículos o dunas); tolvaneras (daño a estructuras como caminos, edificios y/o destrucción de la vegetación por la arena).
Degradación física. Se presenta por encostramiento de la capa superficial del suelo, (costras a simple vista sobre los terrenos); compactación (causada por maquinaria pesada en suelos con débil estabilidad estructural, o en suelos donde el contenido de humus es bajo); degradación de la estructura (debido a la dispersión del material del suelo por sales de sodio y magnesio); inundación, (causado por el hombre, inundación y sumersión); aridificación, (causada por ejemplo por el abatimiento del nivel freático; y subsidencia de suelos orgánicos [por drenaje y oxidación]).
La degradación biológica responde a un desbalance de la actividad biológica de la capa superficial del suelo. Éste puede ser causado por la deforestación o por la sobre-aplicación de fertilizante químico en áreas industrializadas. En México, muy especialmente por quemas agropecuarias e incendios forestales.
Según Semarnat, en Aguascalientes los suelos se encuentran entre los más degradados. Como resultado del la Evaluación de la Pérdida de Suelo por Erosión Hídrica y Eólica en la República Mexicana, se identificaron los riesgos de erosión hídrica y eólica que, potencialmente, podrían ocurrir en el país. A nivel nacional, la superficie con riesgos de pérdida de suelo ocasionada por el agua es del 42% y los riesgos de pérdida de suelo por erosión potencial eólica amenazan al 89% del territorio nacional. Estos riesgos se presentan particularmente en la franja norte del país; en el resto de los estados se presentan riesgo de erosión eólica en más del 60% de su superficie. Los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Coahuila y Sonora presentan afectaciones de, prácticamente, el 100%. [Las negritas son mías].