París, Francia, 6 de mayo de 2012. En la Plaza de la Bastilla, lugar emblemático para la política progresista, miles de jóvenes parisinos, muchos de ellos desempleados y hartos del estilo extravagante del actual presidente Nicolás Sarkozy, celebran la victoria del candidato socialista, François Hollande. Por primera vez desde 1995, la izquierda vuelve al poder en Francia
François Hollande, recientemente desconocido para la mayoría de los observadores mundiales, ha vencido en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia. El presente artículo tiene por objetivo describir su trayectoria política y augurar sus políticas públicas, tanto en el ámbito interno como externo.
Hollande nació en el seno de una familia católica en 1954 en la ciudad de Ruan, Alta Normandía. Su formación profesional incluye estudios en la prestigiada École des Hautes Études Commerciales de Paris (de donde egresó en 1892 el presidente mártir Francisco I. Madero; la École Nationale d’Administration (ENA, por sus siglas en francés). Fue precisamente en la ENA donde Hollande conoció a quien sería su pareja sentimental y madre de sus cuatro hijos, Ségoléne Royal; y de Sciences-Po, institución educativa que tradicionalmente forma a la élite diplomática y política de la República Francesa.
El normando comenzó su carrera política como voluntario durante la campaña presidencial de 1974, apoyando al socialista François Mitterand. Cuando Mitterand resultó electo presidente en 1981, Hollande se convirtió en su asesor especial. A continuación, Hollande fue representante de la región de Correze, diputado de la Asamblea Nacional y alcalde del pueblo de Tulle.
En el año 2007, Ségoléne Royal se convirtió en la candidata de los socialistas y su rival fue Nicolás Sarkozy, el hiperactivo político derechista. Royal fue derrotada en la elección presidencial. Inmediatamente, la pareja anunció su separación tras treinta años de convivencia. Posteriormente, en 2010 Hollande hizo pública su relación sentimental con Valérie Trieweiler, una periodista que escribe sobre temas de cultura en la revista Paris Match y en la televisora Direct 8.
Hasta hace un año, Hollande no era percibido como el elegido para dirigir a los socialistas en la elección del año 2012, pero el escándalo sexual en que se vio inmiscuido el favorito Dominique Strauss-Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional, le dio la oportunidad de competir en las elecciones internas de su partido y convertirse en su candidato presidencial.
Para competir en la elección presidencial, Hollande hubo de modificar su apariencia, y en ello mucho influyó Trierweiler, quien lo sometió a una rígida dieta y rutina de ejercicios. Como resultado, el político socialista rebajó 10 kilos. Además, su pareja le recomendó que dejara de lado su tono jocoso y pronunciara discursos como si “fuera un estadista”.
Pero ¿Cuáles son los retos de Hollande? En el aspecto interno, son las finanzas: la deuda pública de Francia equivale al 90 por ciento de su Producto Interno Bruto. Además, no ha habido presupuestos balanceados desde 1974. El desempleo alcanza el 10 por ciento. Finalmente, una generación de hijos de inmigrantes –la mayoría originarios del Magreb y el África subsahariana– han sido confinados a los banlieues, los suburbios de las ciudades francesas en donde campean la marginación y la miseria.
Por ello, Hollande atacó frontalmente a los mercados financieros internacionales y a las políticas neoliberales que los aúpan, pues condenan a millones de seres humanos a la desesperanza. Es por ello que los bastiones del gran capital, Wall Street y la City de Londres lo perciben como “una amenaza”. Tanto así que la revista británica The Economist, corifeo de la globalización, lo calificó de “peligroso”.
Mas, todavía, rompió lanzas con la canciller teutona, Angela Merkel, pues el socialista está en desacuerdo con las políticas de austeridad, que tanto Bruselas como Berlín han forzado a los pueblos de Europa. Sin embargo, la adusta política germana echó un balde de agua fría a Hollande cuando declaró, el 7 de mayo, que el pacto fiscal europeo “no es negociable”.
En el frente externo, Hollande desea una relación estratégica con los BRICS – Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Además, está a favor de terminar el reinado del dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial. Sin embargo, su primera prueba de fuego ocurrirá durante la reunión de la OTAN a finales de mayo. El socialista ha indicado que desea retirar a los soldados franceses de Afganistán al terminar el año 2012, algo que pareciera no agradar a los Estados Unidos.
En lo concerniente a México, Hollande desea que el caso de la secuestradora Florence Cassez se resuelva desde el punto de vista jurídico, y no involucrarlo en la relación bilateral franco-mexicana, tan deteriorada gracias al bufonesco Nicolás Sarkozy.
Francia no es la potencia que fue bajo la égida de Luis XIV o Napoleón Bonaparte. Sin embargo, continúa siendo un actor de primer orden en el concierto de las naciones. Es por ello, que bajo la conducción de François Hollande, dará de qué hablar.
(*) Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.