México sufre la peor sequía de las últimas décadas, llámese “excepcional” porque se presentan pérdidas en los cultivos o pastos con riesgo de incendio o “extrema” porque ocasiona mayores pérdidas y un peligro extremo de incendio por la ausencia absoluta de agua según clasificaciones hechas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. El 60% del campo mexicano y más de 15 estados, entre ellos Aguascalientes, viven graves afectaciones agrícolas y ganaderas. De acuerdo a esa dependencia a finales de 2011, 989 mil hectáreas de superficie agrícola y 1 millón 750 mil cabezas de ganado se perdieron y se tuvieron que erogar mil 160 millones de pesos a 19 entidades afectadas por la sequía para apoyar a productores agrícolas y ganaderos de bajos ingresos sin acceso a los seguros comerciales. La caída en la producción de granos, principalmente de maíz y frijol y la escasez de agua en los embalses, arroyos y pozos, han generado preocupantes situaciones de emergencia que tienen al campo en una situación de desastre nacional.
Este programa nacido en 1993 y operado sin control alguno por así convenir a los intereses clientelares del PRI-Gobierno, entregó apoyos a diestra y siniestra a productores que acreditaron ser propietarios o poseedores de buena fe o en posesión derivada, sea en arrendamiento, usufructo o aparcería, de predios con superficies en condiciones de ser explotadas, inscritos previamente en dicho programa.
Miles de millones de pesos destinados al campo mexicano y lo más sobresaliente de este programa es que se inscribieron desde pequeños parcelarios cultivadores de granos y hortalizas hasta grandes terratenientes sembradores de enervantes. Más temprano que tarde el Procampo, tal como lo investigué desde el año 2007, resultó ser un camuflaje perfecto para los grandes cultivadores de la droga en el país, en razón de que las principales ramas genealógicas del narcotráfico se multiplicaron en los campos temporaleros regados con dinero público. Ello explica por qué familias enteras ligadas al narcotráfico están inscritas en dicho programa: Jesús Raúl Beltrán Uriarte, principal lugarteniente de Ignacio Coronel Villarreal, Nacho Coronel, continuó recibiendo ayuda de Procampo, hasta el ciclo primavera-verano 2008, aún estando en la cárcel desde 2006 en que fue detenido por el Ejército Mexicano. Los hermanos de Joaquín El Chapo Guzmán, Jesús, Ofelia y Aureliano, lo reciben desde 1995; así como su sobrino, Leobardo Elenes Salazar y el último de sus suegros, Inés Coronel Barrera, oriundo de Canelas, Durango. Por su parte, Alfredo Beltrán Leyva El Mochomo y sus hermanos son beneficiarios; así como los Beltrán Félix, tíos de la llamada Reina del Pacífico, Sandra Ávila Beltrán.
Procampo también apoya a los hermanos de Margarita Cázares Salazar, La Emperatriz; a los hermanos de José Herrera Nevárez y a Pablo Salazar Villarreal, en Chihuahua y a la hermana de los Amezcua Contreras, de Colima, y a los hermanos Enrique Parra, de Sonora.
Bajo este contexto, propios y extraños se preguntan: ¿Cuántos supuestos productores reciben el dinero de Procampo sin sembrar ni cosechar sus parcelas? ¿Cuántos más están sometidos a intermediarios? ¿Cuántos otros se agrupan en redes clientelares al amparo de organizaciones agrarias y campesinas? Nadie lo sabe. Lo que sí se sabe es que un hombre lleno de glamour que aspira a la Presidencia de México está inscrito en este programa de apoyo a productores del campo: desde hace 15 años Enrique Peña Nieto tiene en Acambay, en el Estado de México, una parcela que nunca ha trabajado y por la cual ha recibido puntualmente su cheque de Procampo. Y cínico como es él, lo justifica muy a su particular estilo que el lector tiene que ver en el siguiente sitio http://youtube.com/watch?v =gaJnpkcpLkM No cabe duda que Enrique Peña Nieto ¡no pasará!