Ante la encrucijada que nos dejaron las administraciones priístas contemporáneas, hablando de tres décadas aproximadamente, si no es que más, el partido oficial tricolor – en los tiempos de carro completo y principalmente en la era alemanista, enarbolaba la bandera del nacionalismo-revolucionario aún vigente con Miguel de la Madrid y algo, quizá muy poco, con Salinas de Gortari – dejó a la deriva lo que Ernesto Zedillo entregó como manso cordero al lobo del panismo retrógrada que tiene hundido a nuestro país en la peor pesadilla de nuestra historia. No es gratis lo que actualmente vivimos, en la incertidumbre no sólo económica, sino social y hundidos en una descomposición social, desgarrándose las vestiduras, un Estado Mexicano carente de sensibilidad social y que ha entregado a la delincuencia organizada lo que estamos recogiendo: narcotráfico, delincuencia organizada, aparato policíaco en manos del crimen o aliados a ellos. No, esto no es gratis, sino producto de la descomposición política de la élite en el poder en los tres niveles de gobierno. Mucho ruido y pocas nueces.
Jamás, según nuestras vivencias, vemos una descomposición social y política de la pseudo clase política. Un priísmo que vive del pasado y no se vislumbra un ideólogo como en los tiempos de Jesús Reyes Héroles, Rodolfo González Guevara, Enrique Ramírez y Ramírez, Cuauhtémoc Cárdenas, etc. etc. y vemos, en estos precisos momentos, cero ideólogos de lo que el tricolor legó; sólo una élite de chapulines sin formación ideológica y menos los mini dinosauritos que viven a las espaldas, y a la sombra, de lo que fue la clase de la era dinosáurica, con muchos errores, pero, al fin, una élite que salpicaba. Ahora ni las migajas dejan, ahí la pérdida de confianza de la gran mayoría de los mexicanos, que ve cada día más lejano que la Revolución les haga justicia. Lo que se está recuperando de gobiernos priístas está siguiendo las mismas normas que los panistas. Las malas mañas se pegan y lamentablemente para mal.
Del panismo ni hablar, sin ideología, menos sin ideólogos y que están dejando, apenas en casi dos décadas, a un país atrapado y sin salida, en franca descomposición, sin pies ni cabeza, y un gran país como el nuestro como un elefante en un pantano o en caída libre y sin paracaídas, trabajando, si así se le llama, al revés de las manecillas del reloj. Vaya encrucijada, un pueblo tan lejos de Dios y tan cerca de la ineptitud de las élites políticas que se sirven del pueblo y no sirven al pueblo – como siervos de la nación – en franca incertidumbre económica y social sin alternativa de ver algún día una justicia social para la gran mayoría de los mexicanos.
Estamos a un paso de decidir nuestro futuro, donde se está jugando seguir con lo mismo o cambiar las estructuras obsoletas que nos tienen al borde de un colapso social, si es que no lo estamos ya viviendo. Los 150.000 muertos, o desaparecidos, por el crimen organizado y sus cómplices dentro de un Estado francamente descompuesto; gente inocente, la gran mayoría producto de una guerra absurda y que va ganando cada día la delincuencia organizada en complicidad con las estructuras del poder, que son rehén por complicidad o por así convenir a sus intereses. A río revuelto, ganancia de pescadores. La única opción de cambios es ver hacia el proyecto, no sólo de la verdadera izquierda, sino de la organización ciudadana que está jugando un papel para cambiar, por cualquier vía, lo que nos está polarizando cada día más: el poder económico y político en unas cuantas manos y la desigualdad social y económica de la gran mayoría de la población hundida en la desesperanza.
La izquierda auténtica y un movimiento civil ciudadano real serán los que logren convencer a los indecisos para que, convencidos, puedan dar un viraje a lo que ya no se puede sostener. La única vía es dar un cambio al rumbo que nos tiene en la total incertidumbre, lograr un proselitismo para ganar la calle, los barrios, las colonias populares y convencer a los que aún no se definen de que el cambio se tiene que dar para bien de todos. Andrés Manuel López Obrador, aún con sus errores del pasado, es la única opción en estos momentos, no por sí mismo sino por lo notables que estarán a su lado como Juan Ramón de la Fuente y muchos más, que representan el cambio que este país requiere, aglutinando a personajes de la Academia, de la cultura y de la investigación, que son los que estarán arropando un nuevo proyecto para un México mejor. Con esto, la mejor institución educativa de nuestro país, la UNAM, se volvería a posesionar para dar rumbo a los proyectos de cambio que tanto necesitamos. Intelectuales, investigadores, académicos y personajes que harían progresar a un país entero como Marcelo Ebrard, que ha hecho de la Ciudad de México un lugar más seguro cada día.
Si volteamos y damos una mirada al Estado de México, donde no se logró lo que tanto se pregonó por el anterior gobernador, ahora convertido en flamante candidato a la presidencia, milagro de Televisa y de los grupos de poder más reaccionarios del país, y sobre todo de los personajes más oscuros de la historia moderna de México. Ahí lo dejamos para la reflexión. Del panismo ni de qué hablar, sólo vemos una radiografía que nos están dejando. Sin palabras, el silencio lo dice todo y, al tiempo, esperemos un voto con reflexión para el bien de este país – que ya se les salió de las manos a las oligarquías políticas de la derecha reaccionaria – por el bien de los pobres y de un gran país como México, demos un voto útil al cambio y no inútil para seguir con lo mismo.
A T E N T A M E N T E
POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU
LIC. RUBEN C. ROJAS TORRES