Ex Alumnos de la UNAM / El CGH y la huelga en la Universidad Nacional de 1999-2000 - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Una de las huelgas más largas que la UNAM recuerde es la de 1999-2000, con casi un año de lucha y el paro en las instalaciones de la Universidad Nacional para evitar la privatización de la educación, que tanto se ha tentado, no sólo en ese periodo sino en años atrás, con Jorge Carpizo en los ochenta con el proyecto de Debilidades y Fortalezas de la Universidad Nacional y que dio origen al CEU, del cual reseñaremos y recordaremos en otro espacio; en este punto, nos abocaremos al CGH, a 13 años de distancia de haberse iniciado el movimiento que creó muchas dudas, pero, sobre todo y al final de cuentas, se detuvo un intento más de privatizar a la UNAM, ya que el 15 de marzo de 1999 el Consejo Universitario (CU) aprobó las modificación al Reglamento General de Pagos (RGP) a propuesta del entonces rector Dr. Francisco Barnés de Castro, quien había presentado una propuesta de incrementar las cuotas por concepto de inscripción, cuota semestral y otros servicios; estas modificaciones eran la suma de una serie de reformas administrativas y a los planes de estudio. Las modificaciones, a pesar de haber sido aprobadas por el Consejo Universitario, aún no contaban con la aceptación de una buena parte de la Comunidad Universitaria y esto fue lo que provocó un consenso generalizado que exigía la derogación del RGP que se había aprobado en forma unilateral.

El movimiento universitario en la UNAM inició el 20 de abril en contra de las modificaciones al Reglamento General de Pagos; esta propuesta se le llamó Plan Barnés, basado en la propuesta del rector Francisco Barnés, quien presentó su proyecto para el aumento de cuotas por concepto de inscripción, que estaba en 20 centavos y se proponía el aumento a 2 mil pesos semestrales, más inscripción y más aumentos a otros servicios; dicho aumento ya contaba, según Salvador Malo Álvarez, secretario de Planeación de la UNAM, con la anuencia del presidente Ernesto Zedillo y con el visto bueno del jefe del Departamento del DF. En aquel entonces, Cuauhtémoc Cárdenas, quien después se deslindaría cuando el movimiento logró grandes alcances de apoyo popular y al final de cuentas lograron detener la probable privatización, que no es casual, ya que siempre ha estado en la mira del Estado, desde Zedillo hasta la actualidad (lo vemos en el fortalecimiento de la Educación Privada en detrimento de la Pública, la cual ha perdido terreno en los últimos sexenios de Zedillo, Fox y el actual inquilino de los Pinos).

Mientras en los recintos universitarios, como el salón 104 de la Facultad de Economía, representantes de varios bloques de estudiantes analizaban la forma de organización para responder a la respuesta que ya estaba cocinada, el 11 de marzo la Asamblea llamó a un paro parcial para manifestar su inconformidad y la mañana del 15 de marzo, en el Auditorio Ignacio Chávez del Instituto Nacional de Cardiología, fue aprobado el Reglamento General de Pagos, lo que orilló a que muchos universitarios, que al principio apoyaban los aumentos, se sumaran al movimiento en contra de las reformas de Barnés que estaban en puerta, convocando a una Asamblea Estudiantil de nueva cuenta y a un paro de labores para el 24 de marzo al que se sumaron 27 escuelas y facultades; a partir de ese momento, se intensificaron las propuestas de estallar la huelga para el 20 de abril, acordándose elaborar un pliego petitorio, por lo que el 25 de abril, ya conformado el Consejo General de Huelga de la UNAM, se publica el primer manifiesto a la nación en desacuerdo con el aumento de las cuotas, argumentando que la huelga es históricamente el último recurso ante la falta de diálogo, por lo que se invita a un diálogo nacional sobre la universidad pública y gratuita; finalmente, el 15 de abril, 92mil 335 estudiantes se opusieron al plan Barnés mediante consulta convocada por la Asamblea Estudiantil Universitaria y a partir de las cero horas del 20 de abril se constituye el Consejo General de Huelga.

A pocos días de estallada la Huelga se dividieron las posiciones; quienes estaban a favor y en contra del movimiento y, a tres meses de la huelga, los profesores eméritos de la UNAM como Miguel León-Portilla, Héctor Fix Zamudio, Luis Villoro, Manuel Peimbert, Alejandro Rossi, y otros  más, proponían suspender la actualización de pagos y llevar adelante la ruptura entre la UNAM y el Ceneval, así como los reglamentos de exámenes de inscripción  a espacios de discusión y análisis sobre los problemas de la Universidad en un Congreso Universitario en el momento en que el CGH manifestara levantar la huelga; pero el movimiento rechazaría dicha propuesta por no garantizar mínimamente la resolución del conflicto. El movimiento se recrudecía por las clases extramuros, por lo que al interior del CGH se empezaban a presentar divisiones, surgiendo dos grupos: los Moderados y los Ultras. A finales de año, el movimiento estudiantil estaba cada vez más dividido y con menos apoyo de la sociedad y, por otro lado, el rector Barnés presenta su renuncia a la rectoría la noche del 12 de noviembre y en su lugar se nombra a Juan Ramón de la Fuente y para el año 2000 se crea una división mayor al interior del CGH por el desgaste de la prolongada lucha, por la revisión a lo relativo de los reglamentos generales de inscripción y exámenes que se habían aprobado en 1997, así como la relación entre la UNAM y el Ceneval y las actas levantadas en contra de universitarios que participaron en el movimiento a cambio de levantar la huelga.

Diferentes personalidades del ámbito cultural como Sealtiel Alatriste, Alí Chumacero, Carlos Fuentes, Cristina Pacheco, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y otras personalidades se expresaron a favor del plebiscito e hicieron un llamado al CGH a levantar la huelga, pues decían que el movimiento ya había ganado; el CGH no aceptó como válidos los resultados del plebiscito, pero entre ocho y nuevede cada participante, que asistieron a votar con credencial de estudiante a la mano, estuvo a favor de que terminara la huelga, entregándose las instalaciones a rectoría  por los estudiantes del ala moderada y aún así los ultras cuestionaron la consulta hecha y que en realidad fuel el 90 por ciento de los estudiantes que votaron a favor del fin de la huelga.

La carta de los intelectuales validando el plebiscito y la entrega de las instalaciones, por parte de los moderados, fue visto por el Gobierno como un espaldarazo para la intervención y la madrugada del 6 de febrero del 2000 elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) entraron a la máxima casa de estudios del país y detendrían a 700 estudiantes, la mayoría pertenecían al ala ultra del CGH; al entregar las instalaciones, se reiniciaron las actividades administrativas y académicas -si bien la huelga se rompió con la entrada de la Policía Federal- pero lo más importante es que se logró evitar la implementación del Plan Barnés y continuar la gratuidad de las cuotas UNAM, deslindándose del Ceneval. No lograron a cabo llevar el famoso congreso que era parte de los objetivos, pero el logro fue mantener la educación media superior y  superior de la UNAM de forma gratuita y mantener a nuestra gran Universidad en primer plano en materia educativa, cultural y deportiva; en el más alto nivel de la educación y la investigación y ser la mejor universidad de habla hispana.




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