“En La Jornada no se tiene una postura ni taurina ni anti-taurina”, así se comenzó la más reciente edición de EN VOZ ALTA, conducido por Edilberto Aldán, con un debate sobre la tauromaquía; para ello se invitó a Alejandro Zúñiga, filósofo y profesor de la UAA y a Sergio Martín del Campo, columnista de La Jornada Aguascalientes.
Edilberto se enfocó en el decreto que el gobernador del estado, Carlos Lozano de la Torre, firmó el 18 de octubre del año pasado, ya que en su Artículo 1 dice que las dos actividades más representativas de la mexicanidad son los toros y los charros. Lo cual indica que se han presentado como patrimonio cultural inmaterial.
Alejandro Zúñiga dijo que es muy extraño que alguien ponga un perfil del mexicano reducido en dos actividades que además no todos ni siquiera por placer estético se suscriben a estas expresiones, es un poco arriesgado aventurar dicha definición pues hay lugares en la República que ni siquiera se practica, no se debe generalizar. Antes de cerrar el primer bloque se le preguntó a Sergio, siendo él conocedor de la fiesta brava, si se define como mexicano estas expresiones respondiendo que simbólicamente sí se definen ya como mexicanas, en lugares como Chile, Brasil y Perú. Aunque Edilberto planteó como ejemplo a Oaxaca que no hay fiesta brava, a lo que Sergio responde que sí la hay, aunque en menor porcentaje como también en Nayarit o Tabasco. Un prototipo de mexicano es complicado conseguirlo, se le preguntó a Sergio cómo creía que se sentía un mexicano no aficionado a los toros al decirle que su mexicanidad reside en dos actividades ajenas a él, a lo que contestó, que no es que se lo estereotipen, sino que es algo simbólico, que lo político no es lo que prevalece en la fiesta brava. El decreto fue para defenderse de los ataques antitaurinos que se están dando en algunos estados de la República, se está previniendo algo grave para la cultura de los toros.
Zúñiga manifestó respecto al decreto que la razón del éste es como una reacción a una moda con tendencia al movimiento antitaurino, que también habla de las filias como el caso del futbol del sexenio pasado, dejando al desnudo sus gustos e intereses personales. Dando énfasis en las etiquetas presupuestales que se dan después de hacer un decreto, los recursos que se están utilizando para algo que realmente no representa a la mayoría del estado. Los toros han sufrido un transtorno político, el gobernador ha recibido varios abucheos dentro y fuera de la plaza, a lo que Sergio contestó que es un rechazo a su proceder en cuanto a su gobierno no en tanto a los toros.
Respecto al dinero, Alejandro comenta que siempre se ha manifestado la asistencia de clase media alta y alta, no creyendo que esto sea un beneficio directo para toda la ciudadanía, siendo la idea principal, que esto no fuera recargado en gastos público. Edilberto preguntó a Sergio los beneficios hacia la sociedad, el apoyo a la fiesta brava, a lo que contestó que sería cuando realmente se aplique el decreto, si existieran más corridas habría más beneficio, pues se tendría más afluencia de dinero, en cuanto se tengan mayores entradas en la plaza monumental, dependiendo como ejemplo, ganaderos, transportistas, matadores, vendedores de refrescos y botanas, boleteros. Al respecto, Alex comenta el por qué se está beneficiando un sector que ciertamente no está por arriba de la música, y a la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, se le está dejando en un terreno muy bajo ya que llevan diez años con el mismo sueldo.
Zúñiga expuso el significado de la palabra arte, que se ramifica en dos: la griega y la romana, pero ambas refiriéndose hacia “todo lo que requiere una técnica específica” y la elevación del espíritu humano a través de algo bello. Así, tomando en cuenta dichas característica la fiesta brava rompe con el campo semántico. La respuesta de los taurinos sería la aparición de los trajes, la plasticidad que nombraban anteriormente, argumentando que eso es arte. La fiesta brava no es en sí una expresión de arte.
En el plano de la ética, la fiesta brava es el reflejo de una parte primitiva y bárbara como también el caso del boxeo, pero con la diferencia de que en éste último ambos están en plena voluntad de participación.
Respecto al riesgo que corre la fiesta brava de extinguirse, Sergio responde que sí, puesto que ésta es un equilibrio, perdiendo no sólo una actividad sino una tradición. Alejandro Zúñiga, por su parte, expuso que un mundo sin toros sería un mundo de menos sangre derramada.