Ecos del debate - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Los debates entre candidatos presidenciales tienen objetivos muy claros cuando la estrategia prima sobre las opiniones personales y subjetivas.

De hecho, son un claro complemento al diálogo público que todo candidato  necesita establecer como puente para comunicar con éxito sus ideas, objetivos y los beneficios de sus planteamientos.

En este sentido, la cualidad más importante, que un candidato debe tener, es ser buen comunicador; basta recordar que los medios no tienen amigos, tienen intereses, por tanto, para quien está en campaña lo fundamental es  involucrar a los votantes, más que comprometerlos.

Ya lo decía Benjamín Franklin: “díganme y lo olvidaré, muéstrenme y lo recordaré, involúcrenme y lo entenderé.”.

En promedio, el 67 por ciento  de quienes declararon intención de voto en las diversas mediciones previas al debate, manifestaron que no cambiarían el sentido de su preferencia, fuera cual fuera el resultado.

Dado que el debate no es dirigido a todos los votantes potenciales; entonces, ¿A qué tipo de votantes deberían orientarse  las propuestas y los argumentos en un debate?

Claramente, a los cambiantes y los independientes. A los duros, está claro que no se les va a persuadir de votar por alguien diferente de quien ya apoyan; se refleja en la opinión expresada en los sondeos.

¿Qué características tienen los votantes cambiantes e independientes que los hace persuasibles?

1.- Los cambiantes, o swing voters, como los denominan los anglosajones, tienen como característica primera una firme intención de votar,  y  una identificación blanda con un partido o candidato.


Si en el transcurso de la campaña algo no les agrada, y pueden ser múltiples los factores,  tienden a cambiar y votar por otra opción política, diferente a la que en principio apoyaban.

De hecho, los ataques en los debates normalmente están dirigidos hacia los votantes blandos, de quienes ostentan la delantera en las encuestas,  como ya lo vimos en el debate del pasado domingo.

2.- Los independientes, en general, tienen características parecidas a los cambiantes, sólo que este tipo de votantes no se identifica con ningún partido.

Los independientes tienen  indecisión de por quién votar, no de si votan o no votan.

Eso los hace diferentes de los indecisos puros cuya indecisión oscila entre votar o no votar, mientras que el independiente es una persona que tiene la decisión tomada de votar  y la duda radica en por quién votar.

En el marco de esta concepción, radicó la estrategia de Andrés Manuel el domingo en el debate, con su táctica de informar y los ataques a Peña Nieto.

Por una parte, era necesario desagregarle votantes cambiantes al candidato priísta y, por la otra,  dotar de mayores elementos para la toma de decisiones a los independientes.

Era necesario que ambos tuvieran más información y concluyeran por sí mismos, por qué el país está en esta encrucijada y la necesidad de un cambio de rumbo, alejado de las opciones de gobierno que representan PRI y PAN, y que ya demostraron, en su momento, los resultados que son capaces de entregar a los electores.

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