La pregunta de ¿cómo podría subir Josefina Vázquez Mota en las encuestas? pudiera parecer atrevida o pretenciosa, y su respuesta, presuntuosa o mágica; sin embargo, el tiempo corre, por un lado, razón por la que, tal vez, los primeros que se hacen tal pregunta son los panistas, y, por el otro, como ciudadanos también nos interesa conocer, un poco más, lo que percibimos que pasa en procesos políticos como éste.
Estamos llegando a la mitad del periodo de la campaña presidencial; ya pasó el primer debate de candidatos presidenciales, y, JVM, no sólo no sube en las preferencias de los electores, sino que está en aparente tendencia de caer al tercer lugar. Considero que es claro que su estrategia de campaña no está funcionando –como sí parece ser con la campaña de Enrique Peña Nieto-, circunstancia que nos lleva a realizarnos la mencionada pregunta, y a añadir otra: ¿por qué no está subiendo en las encuestas?
En un primer punto, es útil considerar los elementos percibidos en la actual estrategia de JVM, entre los que se pueden mencionar los siguientes: la presentación de un cuadro básico de propuestas –con la característica de que están siendo repetitivos y no evolutivos-; el eje de la campaña está siendo EPN –y no su propuesta-, al concentrar en él discurso, promocionales y debate– (no porque no sean verdad las acusaciones, que lo son, sino porque no le están dando resultados), ocasionalmente señala al candidato Andrés Manuel López Obrador, y, ahora, a Gabriel Quadri-; en las entrevistas en radio y televisión está dando la impresión de que no responde de manera directa, sino que bordea los asuntos, lo que está generando el efecto de falta de precisión y contundencia (algunos, como el periodista Jorge Ramos, le señalan un doble tono de voz, uno solemne y admonitorio, y otra natural); los ataques a candidatos están siendo utilizados con mayor frecuencia, lo que le está generan una imagen de rijosidad.
Cierto, la campaña de Josefina es mucho más de lo que aquí se menciona, y no se reduce a esos puntos; empero, tales puntos nos llevan a una circunstancia: la identidad de la campaña “Josefina diferente”, considero, no ha logrado ser clara y precisa para los electores.
Si observamos la identidad de campaña de otros candidatos, podemos encontrar lo siguiente: Peña ha precisado con claridad que busca el cambio y el México exitoso; López Obrador identifica su campaña con el cambio verdadero y el combate a la corrupción.
La identidad del movimiento político por el cambio, en la que el PAN tuvo un importante apoyo, desde 1989 con la primera gubernatura en Baja California, pasando por las siguientes, hasta llegar a la Presidencia de la República en el año 2000, fue dejada –o perdida- en algún momento de los años recientes; quien la recogió y la está utilizando fructuosamente es Peña, no obstante la falsedad de sus aseveraciones –las que el PAN no logra desvirtuar-.
Las preguntas ahora pueden ser: ¿cómo puede estructurar Josefina la identidad de su campaña?, y, consecuentemente, ¿cuáles pueden ser las estrategias que le ayuden a subir en las encuestas?
Me parece que los puntos centrales de la identidad de la campaña de Josefina pueden ser los siguientes: México ya está cambiando y requiere continuar con el proceso de transformación; debe seguirse con el reordenamiento de las instituciones de gobierno; la economía del país debe consolidar su ordenamiento y continuar su transformación para elevar la calidad de vida de los mexicanos; la solidaridad social debe seguir siendo para beneficio de los ciudadanos y no de los políticos; México debe continuar con la transformación y saneamiento de sus instituciones y corporaciones policiales, etcétera. Son ideas fuerza de cara al futuro, y no al pasado.
Las estrategias deben estar orientadas a lograr que el determinado ambiente de rechazo al PAN y a JVM –ahora hasta algunos entrevistadores de radio o televisión la tratan con aspereza- vaya cambiando a su favor.
Entre las varias estrategias, como la de comunicación política intensiva para la divulgación de lo que implica Josefina para el buen gobierno del país, que tiendan a convencer y ganar la opinión favorable a la candidata, está una que considero clave: tanto el presidente Felipe Calderón, como el ex presidente Vicente Fox, son un importante activo para el PAN. Es claro que debe superarse el “trauma” de la época priísta, en que el futuro presidente debía “romper” con el presidente en funciones –para demostrar su autonomía-, y, prácticamente, debía plantear su campaña para empezar desde cero, aduciendo que el actual no hizo bien las cosas o se equivocó en todo (desde luego que los panistas tendrían que manejar cuidadosa y finamente la estrategia para evitar que los opositores la opacaran y lograran mantener al presidente Calderón aislado en Los Pinos).
En los casos de Brasil y Argentina, por citar algunos, el hombre presidente acompañó y apoyó a la candidata presidencial mujer; todavía no falta quien diga que México no está preparado para que una mujer gobierne.
El contraste entre la forma como hacen gobierno el PRI y el PAN, también debe funcionar; en estos días ha tenido más impacto en la opinión pública, la acusación de López Obrador a Peña Nieto por el abuso de los recursos, durante su gobierno, para crear su futura imagen presidencial, que las acusaciones que le hizo Josefina. Me pregunto ¿por qué han pesado más en la opinión pública las supuestas faltas de Josefina a las votaciones, que las muchas falsedades que ha manejado Peña?
Entonces, para subir en las encuestas considero necesario que el PAN, como la institución política que apoya a Josefina, se movilice masivamente; el objetivo planteado es, a la brevedad, convencer y ganar la opinión de los ciudadanos. De lo contrario, si Josefina no ganara la elección, en realidad el que va a perder será el PAN.
Créelo, en todas las páginas que visito sólo leo que AMLO ganará en 2012 http://amlopresidente.com.mx