Cinefilia con derecho / Habemus papam: el poder de la Iglesia - LJA Aguascalientes
21/11/2024

La semana pasada charlábamos sobre la película Cristiada (2012) y las libertades religiosas, por cierto agradezco los comentarios del gran historiador, el Dr. Jesús Antonio de la Torre, que corrige algunas imprecisiones del suscrito, en especial sobre la factibilidad de que el general Gorostieta y Velarde esté efectivamente bien representado y sobretodo de la realidad del sufrimiento de algunos de los mártires de la cristiada, además pudimos discutir sobre la posibilidad real de que los cristeros tuvieran una organización que pudiera competir con el Ejército Mexicano. El tema de la reforma constitucional en materia religiosa tiene múltiples aristas y se presta para una mayor discusión; de hecho en estos días ha enfrentado diversas opiniones, en específico de aquellos que se oponen rotundamente a abrir cualquier otra libertad religiosa a la Iglesia, y los que considerar que estamos en un momento de madurez política como país que permite que se amplíen las garantías constitucionales en la materia. De hecho pareciera que algunos de los estados de la República se pronunciarán en contra de la reforma.

Habemus Papam (2011) es precisamente una cinta divertida, irreverente, inteligente e irónica que trata del poder de la Iglesia o mejor dicho del poder del Vaticano. Filmada e interpretada por Nanni Moretti, es una muestra de cómo el director y actor de cine italiano lo mismo puede hacer un drama psicológico tan impactante como La stanza del Figlio (2001, Palma de Oro en Cannes) que una comedia hilarante como precisamente la película sobre el papado. La historia es sencilla: en el cónclave cardenalicio que elegirá al sucesor del papá recién fallecido, la situación se torna complicada, una voz en off nos muestra cómo la mayoría de los cardenales rechaza ser el elegido, tienen miedo. Una vez que la votación es unánime, el sucesor antes de entrar al balcón a dar su mensaje a los feligreses, sufre un shock que le impide hablar en público. Para auxiliar al nuevo papá se contrata a un psicólogo interpretado por Nanni Moretti; con esta coyuntura nos enfrascamos en dos historias, por un lado el nuevo papa huye del Vaticano  y se enfrenta al mundo común y corriente, lo que le permite interiorizar en su propio yo, sus miedos y necesidades, y por otra, en el Vaticano, encerrados los cardenales con el psicólogo, comienzan a experimentar una serie de situaciones muy particulares, sobretodo un divertidísimo torneo de voleibol entre los diferentes grupos de cardenales del mundo. Para algunos críticos esta es la parte más hilarante, para otros cae en lo absurdo, personalmente creo que si bien Moretti pudiera perderse un tanto en la trama, vale la pena el torneo por su estilo cínico, por sus diálogos excepcionalmente divertidos. Por cierto, y ahora que se celebró el día del maestro, hablando de hombres que marcan la vida de uno como alumno (como el mencionado Dr. de la Torre)  el director y actor italiano me recuerda (en lo físico y en lo irónico) a mi maestro Jesús Eduardo Martín Jáuregui.

Históricamente podríamos discutir si es o no conveniente abrir aún más las libertades religiosas, sobre todo cuando en nuestra larga historia de guerras civiles dos muy cruentas y sangrientas se han derivado precisamente por el conflicto de las libertades y la relación Iglesia-Estado. Y aquí retomo nuevamente a Habemus Papam, porque a diferencia de otros críticos me parece que la cinta de Moretti se enfoca más que a la figura de Iglesia como un todo, a la figura del poder de la alta jerarquía representado a través del papado, en cómo su anquilosada y compleja estructura del poder, termina deteniendo y perjudicando al resto de la comunidad.

Me parece desde esta perspectiva del pasado, que la Iglesia como auxiliar del Estado en materia de salud, educación, integración social, atención a desvalidos, etcétera, es en general una excelente institución, sin embargo cuando obtiene poder y su fuerza la posibilita a tener un equilibrio con el poder civil, demuestra ser un pésimo contrapeso, pierde la brújula y genera conflictos severamente complejos, los ejemplos de ello serían interminables.

Por todo lo anterior, y a pesar de que en el caso de la educación mi percepción es que no ha existido en México un verdadero choque Iglesia-Estado, mi conclusión personal es que no es conveniente ampliar las libertades constitucionales de la Iglesia, en la medida que le dará más poder a la alta jerarquía y esto a su vez le hará buscar, cada vez, más y más poder con todas las consecuencias negativas que esto puede generar. n

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