A la mejor te interesa, lanza el anzuelo la voz del otro lado del teléfono, es por lo del mitin de mañana de Peña Nieto, fíjate que nos están obligando a ir, nos piden que vayamos de camisa roja a la Plaza de Armas. Le confirmo que estoy interesado y le pido datos, quién les está dando la orden, de qué forma y cuándo. Mi interlocutor se detiene: sólo te pido que no menciones la dependencia de la que te hablo, es que sabes, igual pueden relacionarnos y entonces así nos va. Me cuenta con detalle, pero insiste en que no mencione nombres.
Pienso también en que no acabo de entender para qué me cuenta, se lo pregunto. La respuesta es rápida: a la mejor tú puedes decir algo.
Con esa encomienda en mente trato de confirmar el rumor recibido. En el Instituto Cultural de Aguascalientes es el administrador quien está “invitando amablemente” a los servidores públicos a que asistan a apoyar al candidato priísta y que les van a pasar lista. Pregunto: ¿Luis Raúl González de Luna, él te está obligando a ir?, y recibo la respuesta de otras veces, que no lo pueden decir, que no pueden arriesgar su puesto de trabajo… Ya no insisto replicando que no voy a publicar el nombre de mi fuente, que se trata de cuidar a quien te informa, etcétera. Cuelgo, con esa tristeza de quien es testigo del miedo ajeno.
En el mitin de Peña Nieto la masa hace uso de las gradas que “alguien” dejó ahí, el mobiliario empleado para la ceremonia de coronación de la reina de la Feria Nacional de San Marcos sirve para quienes asisten a otro rito igual de extravagante. Los funcionarios públicos ejercen su derecho de regresión a la dulce pubertad y se emocionan como colegiales ante la vista de su candidato. La ausencia de pundonor con que corren y se aceleran los miembros del gabinete estatal debería provocar pena ajena, incluso saltan para ser vistos, para destacarse de entre la ola de gente. Ahí está el titular del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA), orondo, con una coqueta camisa que reza “Me comprometo y cumplo”, seguro que cuando se la puso no estaba pensando en su declaración de principios de febrero, cuando advirtió severo a todos los trabajadores del IEA que se abstuvieran de cualquier acto de proselitismo, porque en caso de ser descubierto la institución brindaría todas las facilidades a la autoridad federal “para que pueda ejercer proceso penal por medio del Ministerio Público en el ámbito federal” (Boletín 0782 del Gobierno del Estado de Aguascalientes).
Martín Andrade, titular del Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) también enfundado en coqueto ajuar peñanietista tampoco debe recordar que apenas en abril se reunieron los integrantes del gabinete estatal con el Vocal Ejecutivo de la Junta Local del Instituto Federal Electoral, Ignacio Ruelas Olvera y ahí el mismísimo Carlos Lozano reiteró “la prohibición total y terminante de hacer proselitismo o efectuar acciones que se constituyan como inducción o coerción para el ejercicio del voto en las próximas elecciones”, también les dijo el gobernador que “cualquier conducta detectada que sea constitutiva de delito federal será sancionada administrativamente, y se brindarán todas las facilidades a la autoridad federal para que pueda ejercer proceso penal por medio del Ministerio Público federal contra servidores públicos que sean sorprendidos en prácticas antidemocráticas en el ejercicio gubernamental” (Ficha Informativa del Gobierno del Estado de Aguascalientes, abril 2), tampoco debe recordar las extensas y aburridas sesiones en que instruyen al personal del ICA para que no participe en absolutamente nada porque no vaya a ser que se confunda con un acto de proselitismo, así que si trabajas en esa dependencia no puedes dar entrevistas, colaborar con algún medio, externar tu opinión…Todo en nombre del cuidado del proceso electoral.
Y si por algún momento estos funcionarios recordaran sus compromisos, si llegaran a sufrir alguna duda sobre su comportamiento, sube al templete Lozano de la Torre para alejar toda incertidumbre, despeja toda duda, cualquier resquemor y, antecedido de un manipulador “con el debido respeto” asegura que Aguascalientes todo está con Peña Nieto, se acabó, “así lo dicen las encuestas y este evento”. Y que me traigan a la FEPADE para echarles a mi gallo, pos estos.
¿Alguien va a decir algo de todo esto?
Al día siguiente, en las primeras planas de los periódicos aparecen las fotografías y las notas que respaldan la instrucción del gobierno estatal a sus trabajadores: “Aguascalientes 100% priísta”. Inútil buscar un poco de dignidad en los columnistas que mencionan el evento, agradecidos por los favores recibidos, enfundados en su botarga priísta, sólo registran lo que quieren ver, no hay dispendio, ni acarreo… No hay vergüenza, uno de ellos se justifica subrayando que es “imposible minimizar la calidez y el entusiasmo”, resalta cómo “estoicamente” aguantaron los 26 grados bajo los que se desarrollo el mitin, pero eso sí califica de “agradable” los rayos del sol.
¿Alguien va a decir algo de todo esto? No, parece que no, el desconcierto ante la ceguera impuesta por el fervor partidista hace pensar en lo difícil que debe ser vivir de rodillas, pero enseguida uno recuerda que la mayoría de las mascotas no muerden la mano de quien les da de comer y comprende, no justifica, pero comprende. Y luego el miedo a perder la chamba, claro…
¿Algo qué decir? No, nada que agregar, sólo queda asentir con un gesto de “así las cosas”, creyendo que algo de toda esta basura se comprende.
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