Aprender a trabajar y prepararnos para la vida fue misión dictada puntualmente por mis padres a mis hermanos y a este servidor, desde que mi bisabuela Carmen alquilaba mulas para trasladar mercancías, mi familia siempre ha estado vinculada al negocio del transporte de carga, crecí escuchando anécdotas de autenticas aventuras en las carreteras de choferes comprometidos y dedicados a su oficio, sin embargo esas experiencias contadas en muchas ocasiones con jocosidad y alegría se fueron transformando paulatinamente en inconformidades y lamentos porque cada vez el negocio se complicaba por diversos factores.
Uno de estos factores que fueron mermando y haciendo más peligrosa la actividad del transporte fue la permisibilidad y hasta obligación de sobrecargar los camiones, al respecto podemos puntualizar que en estas últimas semanas conocimos del accidente ocurrido el pasado 20 de abril en Alamo-Potrero Veracruz, en el que se reportó la muerte de 43 personas y 18 lesionados, el día 13 de este mismo mes alumnos de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sufrieron un percance similar del que se conocieron seis decesos y 26 lesionados poco antes de llegar a la ciudad de Toluca, en ambas tragedias participaron trailers con doble remolque.
Y digo obligación en el párrafo anterior porque desde la instauración de la Norma Oficial Mexicana NOM-012-SCT-2-2008, vigente desde el 1 de Junio de 2008 las compañías contratantes del vehículo, determinan el peso y el volumen de carga que se depositará en el mismo, dejando de lado la decisión del transportista. Incluso se utiliza esta misma norma por los dueños de la carga y no por el transportista para justificar el hecho de sobrecargar las unidades, y lo peor; la causa de que hoy estén enlutadas las familias de los accidentes ocurridos es el hecho de permitir que auténticos proyectiles de la muerte circulen en carreteras y ciudades, sí, ¡ciudades!, un remolque trasero cuyo peso ronda las 40 toneladas sujetado con un aditamento de enganche que en ninguna parte, por lo menos de nuestro continente tiene similitud alguna, para que eventualmente y ante cualquier alteración de velocidad o de la geografía quede a la deriva destrozando lo que a su paso encuentre. La NOM-012 se ha convertido en un exceso jurídico que aprovechan empresas para sobrecargar trailers que se materializan como un peligro constante en todas las carreteras de nuestro país, pero aun hay quien se ufana de ser el “mediador” y hasta como logro destaca el haber realizado la implementación de esta absurda medida como aparece en el siguiente portal:
http://www.indicadorautomotriz.com.mx/camiones/logros-y-pendientes-de-guerra-abud.html
Es inadmisible que la ceguera y cerrazón de personajes como el coordinador de la bancada del Partido Verde Ecologista, el diputado Juan José Guerra Abud sigan impulsando “normas” que representan un peligro latente para la sociedad.
Vicente Mayagoitia Barragán, director del Centro de Investigación e Innovación Tecnológica del IPN y especialista en seguridad y desarrollo de transporte, ha señalado en diversos diarios de circulación nacional lo siguiente: “La norma es irreal y lo mejor es anularla, tiene un rango abierto de hasta 80 toneladas de peso que no sirve sino para incentivar los accidentes, privilegia la estrategia económica sobre la seguridad de usuarios”.
Guerra Abud es un diputado que se debe a Peña Nieto, su antiguo aprendiz en el gobierno de Montiel, y a un sin número de gobernadores con quien colaboró como Alfredo del Mazo, Ignacio Pichardo y Cesar Camacho Quiroz. Sólo habrá que consultar el libro escrito por Francisco Cruz y Jorge Toribio Montiel titulado Negocios de Familia en el que se da cuenta con puntualidad del entramado familiar y de poder en el Estado de México, misma entidad por la que “reconocen” hoy al señor Guerra Abud con una candidatura plurinominal al senado por la vía del PVEM, si el merito fue aprobar normas para satisfacer la voracidad de intereses económicos sin tomar en cuenta riesgos para ciudadanos, estemos preparados para observar cuál ha sido la tarea encomendada en la Cámara Alta a un personaje que ya dejó testimonio que el interés del dinero está por encima de la seguridad de los mexicanos, esa es la verdadera cara del proyecto Peña.