Por Oswaldo Rodríguez García.
Presidente de Convergencia
Afortunadamente para el mundo, como el sistema educativo mexicano no hay dos. La insuficiencia de los espacios, la mala calidad de los programas educativos, los bajos salarios de la inmensa mayoría de los docentes, con un monopolio en la toma de decisiones, y en fin, por mencionar algunos de los problemas más trascendentes que sufre la educación en México. Sin embargo, los chivos expiatorios han sido los maestros, porque pese a que no hay nadie a cargo del sistema educativo con la calidad moral y ética de calificarlos, han sido sometidos al escrutinio de una evaluación poco transparente, amañada y dirigida por una señora que ni siquiera es capaz de leer bien el nombre de una enfermedad (recordando el HLNL de Elba Ester Gordillo).
El porcentaje promedio de aciertos que obtuvieron los maestros que concursaron en Aguascalientes para ocupar una plaza en el próximo ciclo escolar fue de 58.99. Inmediatamente después de darse a conocer estos datos, la opinión pública se lanzó hacia la supuesta y exhibida ignorancia de los docentes, mientras quienes deberían garantizar un sistema educativo eficiente se lavaron las manos.
En Aguascalientes participaron en el Concurso Nacional de Plazas Docentes 2011-2012 un total de dos mil 683 maestros. Buscaron con ello ocupar en el próximo ciclo escolar una de las 122 plazas docentes de nueva creación o vacantes en la educación pública de nivel básico del Estado. Del total de aspirantes a una de esas plazas mil 547 fueron maestros en servicio y mil 136 de nuevo ingreso. La mayor parte de quienes condenaron los malos resultados de los maestros dejaron de lado que dichas plazas se dan de manera discrecional, bajo parámetros políticos y no de conocimientos académicos. Fue muy sencillo condenar en su momento y sorprenderse del bajo niel que mostraron en dicha prueba los maestros. Pero la realidad es otra, a quienes trafican con las plazas poco les interesa la preparación, el nivel de estudios y la capacidad de enseñar de los maestros, simplemente se busca engrosar el capital político del SNTE para negociarlo en los próximos procesos electorales.
No podemos olvidar que somos un país de instituciones, donde el sindicato rige la educación y es muchas veces más poderoso que la misma educación pública, cuyo objetivo real es el control de las plazas a nivel nacional y que sus decisiones son más a nivel político que educativo, no podemos seguir con el discurso de que la pobreza es la causante de la deserción escolar, de la mala preparación de nuestros hijos cuando si seguimos evaluando las diferentes pruebas que miden al sistema educativo nos siguen reprobando. De lo que se debería encargar el sindicato es de buscar métodos para hacer captar, crecer y mejorar a los maestros, no de transformarlos en sus operadores políticos, próximos representantes de casilla y generadores del voto.
Dice nuestra Constitución que la educación es gratuita, laica y obligatoria, pero al leer las noticias el día de hoy me topo con una interesante nota “niña de diez años con promedio de diez no es aceptada en la escuela por no poder pagar la cuota de 300 pesos que le exigen pues su mamá perdió su trabajo y no tiene para pagar”, esas son las cosas indignantes que vivimos y que al final de cuentas sólo pagamos los ciudadanos, pues quienes manejan los hilos poderosos de la educación ni se inmutan de la problemática real y del retroceso que vivimos en materia académica en este país, pero eso sí, resultaron muy buenos para evaluar.
La deficiencia de la educación nacional tiene diversas causas como el corporativismo magisterial, el sindicalismo protector, la falta de filosofía educativa con arraigo nacional, la separación total de la escuela con los padres de familia, las malas condiciones laborales de 90 por ciento de los maestros y la pobre y abandonada infraestructura.
Los dos mayores desafíos del sistema en su conjunto son calidad educativa y equidad en el acceso. Se requiere de un compromiso verdadero por la calidad educativa, en donde estén involucrados todos los interesados y en donde la toma de decisiones se dé de manera consensada y permita a los docentes no actuar siguiendo la zanahoria que representa una plaza, sino preocuparse en serio por mejorar este pobre y malogrado sistema. No hay país que haya logrado altos niveles de educación sin contar con una sociedad exigente y organizada.
Por ello, no podemos juzgar a los maestros por los malos resultados de la prueba mencionada. Es necesario y urgente tener adecuados programas de capacitación, condiciones laborales justas para todos, descentralización del sindicato y la inversión transparente de los recursos públicos para generar el mejor sistema educativo del mundo, porque tenemos todo para conseguirlo, sólo nos falta voluntad, organización y políticas adecuadas… dejemos de buscar chivos expiatorios y asumirnos como víctimas, es hora exigir resultados.