Cuando Luis Armando Reynoso Femat decidió cargar los dados de la elección del 2010 a favor de José Carlos Lozano de la Torre, las estructuras de poder del gobierno en turno se movilizaron como nunca para desactivar toda posibildad de triunfo de Martín Orozco Sandoval cuya derrota a la postre le significó al mandatario saliente el triunfo que más satisfacciones le ha dejado por encima de la propia construcción del Estadio Victoria, de algún partido ganado por el Necaxa o de la restitución de sus derechos políticos como militante del PAN.
La advertencia de Luis Armando Reynoso Femat al Comité Ejecutivo Nacional de su partido, en la víspera de la designación del candidato a gobernador (18 de febrero de 2010) no representó ningún engaño a la militancia panista y sí un gran aliento al PRI: “Si es Martín Orozco, no cuenten conmigo” espetaba Luis Armando al entonces presidente del Partido Acción Nacional César Nava Martínez, quien a pesar de todo, nombró al jaliscience Martín Orozco Sandoval candidato al gobierno de Aguascalientes, a sabiendas que tal decisión pondría en peligro la continuidad del PAN en el poder.
La suerte estaba echada y todo el aparato del estado empezó a volcarse contra el candidato “incómodo”. El martes 4 de mayo de 2010 el Consejo General del Instituto Estatal Electoral negó el registro a Martín Orozco Sandoval, argumentando que el candidato tenía abierto un proceso penal por presunto tráfico de influencias y ejercicio indebido del servicio público, cometidos durante su gestión como alcalde de la capital.
En contraste, nada se hizo contra el candidato del PRI “Carlos Lozano de la Torre” nacido en Bakersfield, California, en los Estados Unidos, el 2 de febrero de 1950, quien nunca oficializó conforme a las leyes en la materia su doble nacionalidad. En su registro como candidato del PRI a la gubernatura de Aguascalientes, entregó una acta expedida por la Dirección del Registro Civil en el Estado, sin anotaciones marginales, donde dice llamarse JOSE CARLOS LOZANO DE LA TORRE, nacido en Aguascalientes el 11 de febrero de 1950 a las 11:00 horas.
Este situación que se ha mantenido oculta con el contubernio de la autoridad electoral, revela el tráfico de influencias que el señor Lozano de la Torre mantuvo con el gobierno de Luis Armando Reynoso Femat, quien le expidió a su “gallo tricolor” documentos oficiales a la carta para ocultar la inexistencia del Certificado de Nacionalidad Mexicana que expide la Secretaría de Relaciones Exteriores a los mexicanos que otro Estado considera como sus nacionales, cuando estos pretenden acceder al ejercicio de algún cargo o función para el que se requiera ser mexicano por nacimiento.
Se ignora si la demanda que presentó el PAN en relación con este asunto llegará hasta sus últimas consecuencias en virtud de la existencia de un acta de nacimiento (Certificate of Live Birth) que confirma que una persona llamada CARLOS LOZANO DE LA TORRE, nació el 9 de febrero de 1950 en el Mercy Hospital de Bakersfield, Condado de Kern en California.
Pero como el PRI todo lo corrompe, la concertación LARF-JCLT, no sólo tuvo que ver con evitar que el Partido Acción Nacional obtuviera la gubernatura, sino impedir a toda costa que sus candidatos ganaran distritos electorales, frenando el carro completo que el PRI y Luis Armando visualizaron para salvaguardar sus futuros intereses. A final de cuentas el PRI en el Congreso del Estado se entregó absolutamente a los caprichos de Reynoso Femat a quien le aprobaron todo: sus planes de desarrollo, sus ocurrencias, sus negocios, sus despilfarros; completamente todo, hasta sus cuentas públicas plagadas de irregularidades que hoy la bancada del PRI en la LXI Legislatura no sabe como tapar o justificar. Luis Armando Reynoso Femat sabe que su mandato se prolongó un sexenio más, en razón de que apenas Lozano de la Torre (quien todo quiere resolver con dinero) tendrá tiempo para concluir las obras y proyectos inacabados que le heredó, incluida la bancarrota.
Por otra parte, las negociaciones políticas de Luis Armando Reynoso con los partidos Convergencia y del Trabajo también cumplieron su objetivo al disolverse todo intento relacionado con la unificación de las izquierdas en Aguascalientes. El Partido de la Revolución Democrática, fiel a su costumbre, le apostó solamente a su sobrevivencia política, conformándose en seguir caminando en la andadera de las prerrogativas, importándole poco la imposición de ciertas candidaturas proclives a la cooptación.
Las “sugerencias” de las cúpulas del perredismo nacional para retirar de la contienda electoral, a quien esto escribe, no se hicieron esperar. Se me propuso valorar un eventual respaldo al candidato del PAN. Pese a todo, preferi mantener mi candidatura a pactar una declinación pragmática y vergonzante a favor del PAN, ajena a los acuerdos en lo fundamental que todo partido político tiene derecho a signar entre sí de cara a la población y en beneficio del bien común para decirlo a la manera de los panistas.
El gobierno de Luis Armando Reynoso Femat, quién puede negarlo, determinó el triunfo de José Carlos Lozano de la Torre y el de una mayoría absoluta que desde Poder Legislativo blindará de impunidad a quien les entregó el poder con el precio de la traición.
Si la traición en política es cuestión de fechas, el PRI , amante de la traición, tendrá que declararle su amor a Luis Armando Reynoso Femat, mientras que el PAN no se cansará, y con razón, de reafirmar su odio al que traicionó la doctrina de Acción Nacional antes, durante y después del proceso electoral de 2010.
Hay políticos que no necesitan cambiar de partido para cometer alta traición a su ideología y principios.