Con la última entrega de la saga de Harry Potter no sólo se cierra un ciclo de películas…para mí, como para miles de personas, se siente como el final de toda una época…sí, ya sé que los libros estarán siempre ahí para leerlos y releerlos, pero, de alguna manera, cuando comenzaron los créditos finales de “Harry Potter y las reliquias de la muerte, parte 2”, la sensación fue parecida a cuando un amigo se va…Y cómo no, si el joven mago y todo su mundo fantástico ha formado parte de mi vida por poco más de 11 años.
En el año 2000, caminando por las pintorescas calles de Coyoacán, entré a curiosear en una pequeña librería; como estaría más de una semana dando un curso en el DF, decidí comprarme un libro, de esos de lectura fácil que no requieren mucho esfuerzo. Así, en uno de los botaderos de la tienda —esos que contienen montones de ejemplares que no se han vendido y que ofrecen por una décima parte de su valor— tuve mi primer encuentro con Harry, “Harry Potter y la Piedra Filosofal”, era un volumen de pasta blanda y hojas de papel reciclado, en inglés, un poco maltratado, pero el resumen de la contraportada me atrapó desde el inicio y más que comprar la obra, adopté al pequeño huérfano de 11 años y lo llevé a mi casa y a mi corazón, aunque no sabía que nuestro viaje juntos iba a superar la década.
La historia me fascinó y estimuló mi imaginación, siendo una adicta a la lectura desde que tengo uso de razón, las páginas de este primer tomo me remitieron a mi infancia, así que se figurarán mi gusto y sorpresa cuando descubrí que este librito oscuro y hasta entonces desconocido, tenía ya tres hermanitos más: “La Cámara Secreta”, “El prisionero de Azkaban” y “El cáliz de fuego”; los cuales no era sencillo conseguir, y menos traducidos al español. Para mi suerte, el rumor de que el primer largometraje relacionado con las historias de J.K. Rowling estaba en pre producción despertó el interés por la colección de libros y entonces, resultó más sencillo encontrarlos en México; aunque después del estreno del filme, otra vez se volvieron ojo de hormiga, pero ahora la escases se debía a la gran demanda que existía por ellos.
Esa primer película resultó mágica, no sólo por el tema sino porque el director, Chris Colombus, y sobre todo su responsable de casting, había hecho un estupendo trabajo en convertir en realidad lo que mi imaginación había creado, y digo mi imaginación, porque todo lo que se presentaba en la pantalla: edificios, paisajes y personajes, resultaron tal y cual yo los creé en mi cabeza cuando viajaba por las páginas de ese primer libro.
Para finales de 2001 Rowling, sus obras, los personajes y los actores que les dieron vida en la pantalla grande, ya eran todo un fenómeno mundial, unas estrellas, y como tales se comportaron, pues los amantes del cine tuvimos que esperar hasta finales de 2002 para la segunda parte y quienes preferíamos los libros aguardamos hasta junio de 2003 para la publicación del muy ansiado quinto tomo, el más largo hasta ese momento.
De ahí en adelante, tanto Hollywood como Rowling nos harían aguardar por periodos más largos, en los que las historias fueron creciendo en longitud, las tramas fueron oscureciéndose y, en el caso del cine, los actores fueron madurando y convirtiéndose en uno con los personajes del libro.
En julio de 2007 el último libro vio finalmente la luz en todo el mundo de habla inglesa, pero en México todavía hubo que aguardar todo un año para poder disfrutarlo en español, tiempo en que los verdaderos fans tuvieron que apartarse del mundo, el internet, la televisión y hasta de los amigos que lo habían leído ya en el idioma original para poder evitar conocer los detalles de la conclusión de las aventuras de Harry y sus amigos.
Fue una época difícil para los amantes de Potter y sus peripecias pero, por esas fechas tuvieron el consuelo del estreno de la película “HP y el Cáliz de Fuego”. Aunque, después de eso comenzó el viacrucis para todos los demás, pues, aunque ya conocíamos en que acababa todo, tuvimos que mordernos las uñas para ver reflejados los últimos libros, en la gran pantalla, hasta julio de 2009 “El príncipe mestizo”, en noviembre de 2010 la primera parte de “Las reliquias de la muerte” y hasta esta semana de 2011 para la segunda. Debo decir que los fanáticos entramos casi en modo asesino cuando nos enteramos que la última entrega se partiría en dos películas separadas por un periodo de tiempo de casi ocho meses.
Como no hay plazo que no se venza ni fecha que no se cumpla, el 15 de julio se estrenó a nivel mundial “Harry Potter y las Reliquias de la muerte, parte 2” y al llamado acudimos los fanáticos de muchos y pocos años, los que hemos seguido al mago desde hace más de una década y los que tienen esos mismos años—o menos—de vida, que han crecido en un mundo en el que Potter siempre ha existido.
Diría que todos los que estábamos en la sala de cine—aunque debería decir salas, en plural— íbamos con el mismo entusiasmo, pero admitiré que eran obvios aquellos esposos, novios, novias, padres y madres que iban sólo a cumplir el requisito de hacer felices a sus particulares Pottermaniacos.
La luz se apagó y la fantasía se encendió, Harry, Hermione, Ron, Voldemort y todo el mundo mágico, buenos y mortífagos, aparecieron para dar la batalla de su vida, la última, no importaba que todos—ellos y nosotros—conociéramos en qué acabaría todo, los de aquel lado de la pantalla se entregaron por completo en la interpretación que pondría final a la saga, los de este lado cumplimos también entregando un reverencial silencio y las reacciones esperadas en los momentos apropiados: aliento contenido, ojos bien abiertos, sorpresa, alivio, risas y llanto.
La entrega fue total también por parte de los que no aparecen más que en las letras del final, aquellas que nadie lee, pero sin cuya participación no habría sido posible lo que estábamos presenciando. El director David Yates, acompañado por su maravilloso equipo de efectos especiales que nos permitieron vivir la épica lucha entre magos, sin que en ningún momento dejáramos de ver la magia y percibiéramos el truco, lo que hubiera echado a perder la fantasía.
La fotografía es espectacular, tan llena de los grises que nos sitúan en el ánimo correcto de aprensión y tensión, que casi parece que fue filmada en blanco y negro; la música de Alexandre Desplat es tan adecuada que por momentos no la percibimos, porque se entremezcla tan bien con el ambiente que parece parte intrínseca del mismo, como un elemento más que estaba ahí en el momento de la filmación.
Las actuaciones son maravillosas, después de diez años, es sólo natural que los actores jóvenes ya se sientan uno con su personaje, pero, en esta ocasión resultan más contundentes para la historia las interpretaciones de los adultos, principalmente destacan las de Ralph Fiennes como el malvado Voldemort y la de Alan Rickman como Snape, quien despierta toda la gama de sentimientos humanos en el espectador con su sublime actuación, bastante breve por cierto, pero fundamental; mención especial merece Michael Gambon, como el entrañable Dumbledor, quien no podía dejar de aparecer para redondear la trama.
Como han podido apreciar, esta colaboración es un poco diferente a las que acostumbro en la sección, pues he hablado poco de la película en sí, pero esto tiene su razón pues los seguidores de Potter seguramente conocen al dedillo toda la trama, pero han esperado mucho para verla traducida a imágenes, y a quienes sólo se han interesado en las películas, no creo que les haga gracia que se las cuente.
Me despediré sólo diciendo dos cosas, primero, la película es buena—claro que como fanática me chocaron algunas cosas que aparecen en el libro y manejaron diferente en la cinta…creo que Yates me quedó a deber en esa batalla final, pero quizá estoy siendo demasiado escrupulosa—pero le recomiendo a los padres de niños pequeños que ejerzan prudencia pues la sensibilidad de los más pequeños puede verse afectada (no por nada la clasificación es B-13). Y segundo, bye-bye Harry Potter fue un placer conocerte, seguirás viviendo en mi corazón y te reviviré con gusto mientras leo los 7 libros y veo las 8 películas con mi hijo y, porque no, con mis nietos quizá.
Productores: David Heyman, David Barron y J.K. Rowling; Dirección: David Yates; Guión: Steve Kloves, basado en la novella de J. K. Rowling; Fotografía: Eduardo Serra; Edición: Mark Day; Música:Alexandre Desplat; Diseños de producción: Stuart Craig; Elenco: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Helena Bonham Carter, Robbie Coltrane, Warwick Davis, Tom Felton, Ralph Fiennes, Michael Gambon, Ciaran Hinds, John Hurt, Jim Broadbent, Emma Thompson, Jason Isaacs, Matthew Lewis, Gary Oldman, Alan Rickman, Maggie Smith, David Thewlis, Julie Walters, Bonnie Wright; Tiempo de duración: 2 horas 10 minutos.