Innovar por innovar es caer en libertinaje musical, se deben contar con las bases
Para la maestra Claudia Lilia Alarcón Silva, investigadora de la UNAM, el apoyo de la tecnología en la música, específicamente de la computación e instrumentos de síntesis, es sólo una parte “del universo en expansión de la propuesta creativa” y una herramienta más otorgada por el avance científico y tecnológico. Alarcón Silva, profesional de la música por la UANL y la UNAM, ofreció una conferencia dentro de los Viernes en la Ciencia de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y habló del apoyo de la tecnología en la creación musical haciendo hincapié en que “la computadora es tan brillante como su operador”.
La catedrática considera que no tiene mucho sentido el reinterpretar hasta el cansancio (o hartazgo) obras clásicas de Mozart o Bach, cuando los académicos de la música pueden seguir creando música de cámara, “de acuerdo a las nuevas tendencias”. Estas últimas las define como la manera de quitarle lo tradicional a un método ya establecido de crear e interpretar música, “tampoco hablo de música electrónica”.
Alarcón Silva contesta de manera negativa a la pregunta sobre si los académicos de la música serían sus científicos o investigadores, “están a cargo de la música contemporánea, de su creación, toda profesión tiene su creadores e intérpretes, ellos son los creadores”. También opina sobre el tema de la música contemporánea: “uno piensa que es toda la de nuestros tiempos, Jazz o Rock, pero más bien es la creada por músicos de escuela, la música académica”.
Con estos conceptos ya claros, la catedrática plantea que si bien las obras clásicas son bellas, “siempre me ha gustado el trabajo de los compositores de escuela, los cuales proponen”, como el caso del tema de su conferencia: música orquestada por medio del software Csound. Al preguntarle sobre instrumentos reales contra los sintetizados, Alarcón habla de una abismal diferencia, “simplemente no hay comparación, la tecnología es una herramienta más no un refugio, el músico debe tener las bases siempre”.
Al ser cuestionada por La Jornada Aguascalientes, sobre músicos de géneros actuales que no pasaron por una academia o escuela, la maestra Alarcón recuerda que “hay personas que aprenden por sí mismas, con una sensibilidad nata”. Y respondiendo sobre si un músico debe ser experto en lo técnico antes de ponerse a innovar, “es difícil la pregunta, porque siento que la creatividad no se puede frenar, más si utilizas la creatividad para escapar del rigor, eso está mal”.
Con vehemencia la investigadora indica que una actitud de “no quiero el rigor, mejor hago lo que quiera” no precisamente es lo mejor para el músico (y la música como arte), “ese es el libertinaje de la música, se permite la libertad mas no el libertinaje”. En el mismo tenor, Alarcón argumenta que la música puede ser buena o mala, más allá de la subjetividad, “hay reglas para decirlo, hay reglas para todo, todo lo que respete las reglas está bien hecho”, asevera la maestra en un tono purista.
Aunque Alarcón Silva es asidua a géneros como el rock, no ha tenido acercamiento a este como intérprete o creadora, “siempre he dicho que la música puede tener calidad, ser buena o mala, independientemente de género”. Incluso pone de ejemplo a un género favorito de las clases populares pero vapuleado por los llamados conocedores “la cumbia, que puede ser mala, pero depende de sus intérpretes o una pobre composición, que su nivel de complejidad tiene. Igual, dentro del género la música puede ser buena o mala”.
En el espíritu de la innovación y el libertinaje, algunos músicos experimentan con instrumentos o configuraciones inusuales, al hablar de un grupo mexicano que usó un garrafón de agua y un puerquito de barro para percusiones Alarcón expresa que “el resultado de algunos experimentos es menor o muy pobre, puede resultar creativo pero como no lo explotaron lo suficiente, es como un catálogo o como traer una flor”. Simplemente ornamental, “no sirvió para algo útil”.