Los Biutiful olvidados - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Ahora mismo se encuentra en las salas de cine de Aguascalientes la más reciente obra del director mexicano Alejandro González Iñárritu: Biutfiul. Confieso que fui a verla totalmente prejuiciado con lo siguiente: las películas “mexicanas” -que tanto se nos solicita ir a ver porque, ay, el sentimiento patriótico nos invade-, de las últimas dos décadas son, en general, una muestra patente de cine para olvidar; en síntesis: casi todas esas películas carecen de una trama que involucre al espectador en lo que está viendo. Son piezas fílmicas de una generación intelectualmente muy pobre. Por tanto, no existe lo que se ha querido denominar como “nuevo cine mexicano”. Algunas excepciones: Cuarón, Del Toro, Reygadas y, naturalmente, el director que en esta ocasión me ocupa.
Los personajes de Alejandro González Iñárritu no sonríen: están inmersos en situaciones desfavorables. Casi agónicas. Amores Perros: historias que se cruzan para, valga la lógica, chocar; 21 Grams: La enfermedad, la culpabilidad y la depresión se yuxtaponen y crean un ambiente inhóspito; Babel: malas decisiones que se convierten en infortunios en distintas latitudes (es casi un efecto mariposa de la desesperanza).
A pesar de que el director mexicano maneje temas que particularmente me llaman enormemente la atención, no me parecieron filmes destacados. Pero ha llegado Biutiful y mi percepción se ha modificado un poco. En esta ocasión el tema me parece sobresaliente; pero la vicisitudes el personaje principal son exacerbadas. Voy por partes.
Qué se cuenta: Creo que una obra de arte realmente se encuentra en el cómo y no en el qué se cuenta. De ahí que me pueda permitir revelar algunos detalles de la película. La tesis que maneja Biutiful es la siguiente: Barcelona, como cualquier otra ciudad el mundo, tiene puntos oprimidos por el sistema mundo capitalista. Me explico: si bien conocemos de la ciudad catalana las cuestiones artísticas de primera línea (las creaciones arquitectónicas de Gaudí, algunas obras de Miró, otras tantas de Picasso); nos son especialmente desconocidos los lugares relegados, marginados y absolutamente colocados en una atmósfera de supervivencia.
Biutiful se centra, justamente, en este segundo aspecto. En la película se presentan temas relevantes y prioritarios en las agendas políticas de cualquier lugar de occidente: el fenómeno migratorio, la trata de seres humanos, la explotación, la pobreza extrema, la impunidad, la corrupción (sí, allá también los policías reciben “mordidas”). En este sentido lo que Iñárritu ha expuesto en su filme es lo que Luis Buñuel hizo cuando vino a México y creó acaso su mejor obra: Los Olvidados.
El aragonés es a México lo que ahora Iñárritu a Barcelona: exhiben el lado, digamos, menos turístico de las grandes ciudades; pero que, indubitablemente, conforman, a su vez, piezas de la sociedad que potencian el desarrollo de manera invisible: no tienen voz -unos, tampoco voto. Este proceso de descolonizar colonizando artísticamente es sumamente atractivo. Tan sólo por este aspecto vale la pena sentarse por dos horas y media -que es lo que aproximadamente dura la proyección.
Cómo se cuenta: Me es imposible realizar un breve comentario sobre cada uno de los personajes. Me centraré en el principal. El 13 de octubre de este año en la cadena Radio W González Iñárritu explicó, en síntesis, la tentativa de sus expresiones artísticas: “La esencia de mis películas es observar la naturaleza humana en situaciones al límite.” Concuerdo, pero, habría que decir que en esta ocasión los sobrepasó Aristóteles sostiene que los personajes deben de guardar mesura en su actuar. Comparto un párrafo del filósofo griego extraído de la Poética: “Es manifiesto que no se han de introducir ni personas muy virtuosas que caigan de buena en mala fortuna (pues eso no causa espanto ni lástima, sino antes indignación) ni tampoco malvadas, que de mala fortuna pasen a buena […]; ni tampoco sujeto muy perverso, que de dichoso pare en desdichado; porque tal constitución, dado que ocasione algún natural sentimiento, no producirá compasión ni miedo; porque la compasión se tiene del que padece no mereciéndolo”.
En Biutiful, Uxbal (personaje interpretado a lo Brando por Bardem) está saturado de los siguientes elementos: cáncer; familia disfuncional; esposa cuya principal profesión es la de prostituta (ya ni mencionar que también es drogadicta y abusa, de cierta manera, de sus hijos); su hermano se mete con su pareja; los hijos vituperan a la  madre; tiene bajo su cargo a un montón de chinos “sin papeles” que acaban muertos por un error; sobrevive con muchas carencias. Es decir que bajo el prisma que cualquiera pueda disponer, la historia de Uxbal va de mal en peor. Y la tragedia, así, no se sostiene; sin embargo, acaso el principal tema sea la esperanza y el amor. Quedando así las cuestiones dramáticas supeditadas a lo que los otros dos factores, de algún modo, hagan.
Creo que el tema le ganó la contienda a la forma (algo raro, pero así lo veo). Uxbal es un personaje archidramático que, no obstante, comunica sus sentimientos con eficiencia debido a la increíble interpretación del actor español. Lo curioso, entonces, de la película es que se sostenga gracias al desenvolvimiento de la problemática. En este sentido, creo que estamos ante la primera película poscolonial hecha por un mexicano. Otra posibilidad, tal vez más acertada, es que se puede interpretar como una respuesta a Los Olvidados de Luis Buñuel. Así entonces, el diálogo, después de 60 años, por fin se concreta.

[email protected]  / www.mexicokafkiano.com 


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