- Sociedad de inocentes
- Manoseo en la CEDH
- ¿Y la libertad de prensa?
Vaya que es complicado despertar en estos tiempos una sonrisa, aprovechando el Día de los Inocentes.
Y es que las vaciladas a las que hemos estado sometidos los mexicanos a lo largo del año, nos han dejado inmunes a la gracia. Y cómo no, si primero dicen no y luego es si con el aumento de la gasolina.
Que estamos muy bien en seguridad y que los hechos que nos conmocionan no pertenecen al mundo terrenal.
Que si se moderniza el transporte público y luego no, por un inoperante fideicomiso.
También, que inicia un nuevo gobierno y que siempre es a medias, por la falta de colaboradores… en fin, con ese tipo de bromas, seguramente ya cualquiera puede pensar que a diario nos hacen inocentes palomitas.
El reto es seguir haciendo frente a las circunstancias, pero entendiendo que, el paraíso que pinta el discurso oficial nada tiene que ver con la realidad que vivimos.
Verdaderamente da lástima el histórico manoseo político al que se ha sometido la Comisión de Derechos Humanos, a tal grado, de que no son pocos los que desconfían de esa instancia como una verdadera protectora de las garantías individuales. En el recuento de su trayectoria, se vuelve cada vez más necesaria su presencia, particularmente ante el agresivo abuso del poder al que se encuentran sometidos los ciudadanos.
Lamentablemente su campo de acción se concibe entre la mayoría como la que defiende de las brutalidades policiacas, cuando debiera certificarse como la defensora de todos los derechos que conciernen a una persona, más aún si se trata de una víctima del delito.
Hoy, que se ha puesto en la mira del Poder Legislativo la transformación de este organismo, es necesario se retomen las malas experiencias del pasado, donde, desde su creación, el Ejecutivo decidía quien era el ombudsman para así quedar inmune a cualquier conjetura.
Eso ya no debe ser posible, sobre todo en estos tiempos de apertura democrática donde parece que se navega contra corriente en el océano del autoritarismo. También debe considerarse el desprestigio innecesariamente obtenido, cuando la más reciente designación del titular provino del desgastante debate entre las bancadas partidistas.
La CEDH requiere ser un organismo autónomo, independiente a los poderes pero respetado por toda autoridad.
Ser una organización puramente ciudadana, que no se deje influenciar de los intereses políticos ni de los partidos. Una instancia que sabe dictaminar con el sustento de la ley y muy especialmente, con los elementos para defender exitosamente a la víctima.
Que sus recomendaciones no sean más para el archivo muerto de las dependencias gubernamentales, ni el buró con los antecedentes temporales de la mala actuación de los funcionarios.
Que el ansia de los reflectores que hoy tienen algunos legisladores, no sea una ley más, sólo para la estadística que palomea el trabajo, pero que en la práctica se vuelve letra muerta.
Vaya censura que pretenden imponer a La Jornada Aguascalientes, no las cabezas en el Gobierno, si no los subordinados, que desconocen la percha de los que están hechos sólo porque hoy, y en la mejor de sus suertes en los próximos 6 años, pueden comer con manteca.
Desde la indefinida oficina de información de la Coordinación de Comunicación Social, quien despacha determinó impedir que el reportero de este medio entreviste a sus funcionarios, con la consigna de que sólo será inevitable si se los encuentra en la calle.
El antes reportero del punto com que gustaba presumir su integridad y una defensa irrestricta de la libertad de expresión, apenas probó la ubre gubernamental ha olvidado lo que antes predicaba (es bien fácil echar habladas en la red) y hoy intenta restringir a verdaderos periodistas, hasta de su cuenta de twitter bloqueó a La Jornada Aguascalientes. ¿Dónde quedaron sus principios y la congruencia con sus ideales?, ¿tan fuerte pega el aire allá arriba del ladrillo?
El tiempo es sabio y hay una acertada consigna que refiere que todo se mueve en una rueda de la fortuna.