Cop16, cine y derecho - LJA Aguascalientes
22/11/2024

La etapa de la humanidad llamada la Ilustración se distinguió por un despertar de los hombres hacia una nueva forma de ver el mundo: la ciencia se transformó en el gran motor de la humanidad, conocer el cómo y el por qué de todas las cosas, el descubrimiento y dominio de las leyes naturales. A raíz de esto se inventan las máquinas, sistemas capaces de realizar tareas que para el hombre eran difíciles y en algunos momentos impensables. Una vez que la máquina de vapor fue perfeccionada a finales del siglo XVIII comenzó a nacer la llamada Revolución Industrial: los artesanos fueron desplazados por los obreros que poblaron las fábricas, nació la producción en serie. La ciencia nos llevó a una industria exacerbada, a nuevos y mayores inventos, escudados en una razón que perdía el sentido de sí misma, Jürgen Habermas la llamó magistralmente Razón Instrumental. A la par que la industrialización se fue fortaleciendo, comenzaron a aflorar problemas nuevos para la humanidad: el boom de las grandes ciudades, el hacinamiento, la explotación de los obreros, y sin lugar a dudas uno de los más graves, la contaminación.

La fuerza que daba impulso a las máquinas tenía y tiene principalmente como fuente combustibles fósiles que emiten grandes cantidades de óxido de carbono (CO2). Su acumulación en la atmósfera ha generado lo que se conoce como efecto invernadero. Diversos científicos han demostrado cómo en tan sólo unos años, la temperatura de la tierra ha aumentado de manera alarmante. Este calentamiento genera fenómenos naturales peligrosos para la vida en general: inundaciones, ciclones, huracanes, sequías y un largo etcétera. El cambio climático no sólo es un tema de vigencia intelectual y de política internacional, se ha convertido en una preocupación particular de los gobiernos locales, pues impactan las microrregiones.

El exvicepresidente de Estados Unidos de Norteamérica, Al Gore, ha emprendido una lucha en contra del cambio climático, desde su gestión donde promovió acciones para combatirlo, hasta su activismo reciente que ha tomado como bandera de lucha la reticencia del gobierno de Estados Unidos de Norteamérica (productor del 25% de los gases que se envían a la atmosfera) a cumplir con los acuerdos de Kyoto, de los que George Bush jr. se retiró en el 2001. Al Gore es protagonista de Una verdad incómoda (An Inconvenient Truth, 2006) dirigida por Davis Guggenheim, un regular documental que explica los efectos del calentamiento global, en momentos parece ser más un biopic egocéntrico que una auténtica defensa de la tierra. No obstante lo anterior, al ganar el Óscar en el 2006, un premio sobrevalorado y exclusivamente norteamericano pero que por su carácter pop es ampliamente seguido por las masas, contribuyó a llevar a más personas la problemática climática y a generar conciencia de sus consecuencias.

Las soluciones internacionales en la materia no han funcionado y la COP16 que iniciará en México esta semana, como el propio presidente de México lo ha reconocido “no integra el gran acuerdo vinculante”,  por ello la verdadera solución parece venir desde abajo, desde lo local. La reunión de alcaldes del mundo hace algunos días lo ha demostrado.

Desde esta perspectiva, y en materia exclusivamente jurídica, el fracaso de los instrumentos de derecho de carácter internacional es real; uno de los documentos emblemáticos, el protocolo de Kyoto, está en su lecho de muerte. Por ello, independientemente de las soluciones entre naciones, es momento de regresar a las respuestas comunitarias, de carácter local; la legislación nacional y estatal deben prever lo necesario para combatir el cambio climático. En México varios investigadores han hecho propuestas de mecanismos legales, la doctora Ríos Granados cuenta con la obra Tributación ambiental: contribución por gasto; el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM publicó el Modelo de Código Tributario Ambiental para América Latina (Herrera Molina et. Al.); el doctor en materia fiscal Alberto Solís Farías ha incursionado en impuestos medioambientales como una propuesta extra fiscal para inhibir el daño al medio ambiente con la posibilidad de compensación y subsidio a los que lo benefician (cfr. Impuestos medioambientales opción viable para el fortalecimiento de las finanzas públicas en América Latina, Solís Farías, et. Al.)


Frente a los enormes peligros que representa el calentamiento global, coincidimos con las palabras de Leonardo Boff en su libro Ética Planetaria desde el Gran Sur “Si queremos continuar la aventura terrenal y cósmica, tenemos que tomar decisiones colectivas que estén ordenadas a la salvaguarda de la creación y al mantenimiento de las condiciones generales que permitan a la evolución seguir su curso, todavía abierto”.

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