Cuna de Lobos
“¿A dónde va a parar el dinero de la deuda, señor gobernador?”, gritó María de Jesús Rangel, integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, justo al momento que Luis Armando Reynoso abandonaba el Palacio Legislativo tras presentar su cuarto informe. Sin perder la sonrisa, el mandatario contestó a la profesora con un simple “¡saludos!”.
Esa fue la mayor crítica que recibió el mandatario tras rendir cuentas ante el Congreso. Entre los legisladores hubo tímidos reclamos y si acaso el priísta Francisco Guel Sosa divagó al cuestionar la “falta de sensibilidad” del gobierno en turno.
Se vivía la parte final del sexenio, donde quedaba empolvándose el catálogo de promesas alguna vez emitido por Luis Armando.
Nada de esto se hizo realidad: “crearemos una ciudad alterna entre Aguascalientes y los municipios de Rincón de Romos y Pabellón de Arteaga que albergará parques industriales, empleos, y muchas cosas que no pueden concentrarse en la capital”… “Generaremos proyectos en conjunto con el gobierno de Zacatecas para elevar el nivel de vida de aguascalentenses y zacatecanos”… “Regenerar el Río San Pedro para empleo y medio ambiente”… “Crear una Secretaría de Administración”… “Un gobierno cercano a la gente”… “Respeto a la libertad de expresión”.
También falló cuando dijo que le regresaría el Estadio Victoria al municipio capital. El 15 de julio de 2004, en charla con Hidrocálido, prometió: “si soy gobernador lo primero que haré es decirle al municipio aquí está tu estadio, lo que te falta construir te lo hace por parte del gobierno para que tú mismo lo termines”. Por supuesto, Reynoso nunca soltaría el control del inmueble.
Ni siquiera las acostumbradas frivolidades del ejecutivo se cumplieron. Femat planteó construir un centro comercial, “con la torre de mayor altura en el bajío”. Luego anunció la organización de un festival denominado Aguas Fest y que recibiría “artistas de talla internacional”.
Dentro del baúl de los recuerdos también permean las incumplidas ofertas en seguridad. Durante su campaña por la gubernatura, Reynoso dijo: “en mi administración los cuerpos policiacos van a ser más fuertes, van a actuar más unidos y los delincuentes van a ser enjuiciados y castigados. Habrá cero tolerancia a delitos contra la salud. Jamás a ningún precio aceptaremos la impunidad, la inseguridad y mucho menos las injusticias. En el tema de la seguridad, tengo un particular compromiso”.
También apuntó: “queremos mejorar la seguridad pública, combatir la delincuencia y la vagancia. Una cruzada ciudadana con todos los habitantes de cada una de las colonias de Aguascalientes, y junto con las corporaciones policiacas, garantizar que las familias estén seguras y no corran ningún peligro nuestros niños, jóvenes y mujeres”.
Viva la familia
2009 fue año de elecciones federales con la renovación del Congreso de la Unión. Para Aguascalientes corresponden tres distritos, pero también algunas posiciones vía plurinominal donde los más afortunados llegan a San Lázaro sin hacer campaña. Una de estas fue Lourdes Reynoso Femat.
En medio de fuertes discusiones al interior del panismo, se confirmó que la hermana del mandatario ocuparía uno de los primeros lugares en la lista de plurinominales, lo que garantizaba su llegada al Palacio Legislativo pero sin despeinarse. Lourdes ya había sido motivo de controversias como la real jerarca en el Instituto de Educación, por encima del director en turno. Ahora ganaba un escaño en el Congreso pese a una mínima trayectoria en el PAN.
Los rivales de Reynoso tronaron contra la dirigencia nacional del PAN, encabezada por Germán Martínez. El senador Felipe González acusó: “hay una nueva época de nepotismo y la inauguró Germán quien nos engañó, porque esta decisión de entregarle al gobernador casi todas las candidaturas es una decisión deshonesta".
Luis Armando Reynoso no solamente aportó una plurinominal a su hermana, también repartió otro tipo de favores entre los familiares políticos: Raúl Cuadra García, tesorero estatal y compadre del mandatario, hizo campaña y ganó una curul como diputado federal.
Después de haber salido de la directiva del Necaxa por la puerta de atrás, Javier Ramírez Isunza recibió una notaría. En noviembre de 2008, Reynoso Femat otorgó tres fíats, uno de ellos fue a su concuño quien pasó a convertirse en el notario 43 de Aguascalientes.
Poco importaba a Luis Armando que el Congreso de la Unión había determinado aplicar un freno hacia los funcionarios que ganaban más dinero que el mismo presidente de la República. El Legislativo federal avaló la Ley Federal de Salarios Máximos, en contra de situaciones como el sueldo del gobernador de Aguascalientes, superior al del presidente Felipe Calderón. Lo que parecía un acto de justicia, pero surgió la voz aguafiestas de la diputada priísta Lorena Martínez, quien descartó que la reglamentación alcanzara a Reynoso, pues terminaría funciones cuando la medida entrase en vigor.
Lejana la posibilidad de llegar a Los Pinos, Reynoso Femat empezó a candidatearse como posible embajador.
En su programa El gobernador contigo, anunció “me apasiona la diplomacia. Si se me diera alguna oportunidad de ser embajador en algún país relevante (sic) claro que lo consideraría, ese podría ser mi próximo paso, porque después de haber sido gobernador yo no soy gente que se apasione por el ámbito legislativo. Nunca seré diputado ni senador, son puestos honrosos, desde luego, pero no es mi vocación y no estoy buscando fuero en lo absoluto, siempre estaré dando la cara con la frente erguida”.
Durante una posterior entrevista para La Jornada Aguascalientes, insistió con el tema: “hay alguna inquietud de mi parte por iniciar una carrera diplomática, con la idea de ser un gran promotor de nuestro país ante otras naciones. Si me preguntan qué me gustaría ser como servidor público, yo incluiría la diplomacia”.
Mas el virrey de Aguascalientes nunca se mostró diplomático hacia los trabajadores del gobierno estatal. En plena histeria por la crisis económica que azotó al mundo en 2009, Luis Armando anunció una reducción salarial a todos los niveles del gobierno y justificó que la medida “permitiría un ahorro de 30 millones de pesos”.
En la tierra del gobernador con los mejores emolumentos del país, ahora se pedía a los funcionarios quedarse callados. Previendo inconformidades, Reynoso amenazó con despedir al primer burócrata que alzara la voz: “aquellos trabajadores de gobierno que no muestren solidaridad, estarán siendo considerados para alguna reducción de personal”.
Edilberto Aldán, articulista de La Jornada Aguascalientes, resumió el alfa y omega en el gobierno de Aguascalientes,
“El ascenso de Luis Armando Reynoso Femat al gobierno del estado de Aguascalientes pronto se convirtió en una demostración de soberbia: él solito ganó, la única deuda que tenía el ingeniero era consigo mismo, nada del triunfo se lo debía al Partido Acción Nacional. (…) Con esa certeza ejerció un poder personalísimo a la hora de formar su equipo de gobierno, los nombramientos pasaban por sus manos, no sólo los secretarios, todos los niveles, cuando se retrasaba alguna contratación era común escuchar que el gobernador no había dado su visto bueno, centralizadas las plazas bajo su poderosa, logró generar entre los trabajadores la sensación de que le debían el puesto y, por tanto, fidelidad absoluta a la persona. (…)
Aunque él mismo se vea como un ‘gobernador vanguardista y sensible’, lo cierto es que la percepción popular es distinta, las suntuosidad de las obras con que intenta quedar en la memoria no cubren los excesos cometidos. El gobernador cree tanto en la imagen que le devuelve el espejo, construida con base en comunicados de prensa, que deja de importarle que las acciones de gobierno empujen los límites de la paciencia social, en Aguascalientes la gente es buena, no va a pasar nada”.
Dentro de la recta final del sexenio, surgió otra supuesta “Luisarmandolandia”.
En predios de la zona urbana comenzaron a construirse los edificios del proyecto Capital City, catalogado como el futuro centro financiero de la entidad. Reynoso fue el encargado de colocar la primera piedra.
Pero el plan inició bajo una sombra. El proyecto fue desplegado por la firma Real State Isla San Marcos, cuyo socio mayoritario resultó ser Luis Fernando Loperena González, a quien algunas versiones relacionaron como amigo de Luis Armando Reynoso junior.
Venga la alegría
Si durante los primeros años del sexenio, Luis Armando Reynoso favoreció a Televisa, en el cierre de su administración también destinó regalos para Televisión Azteca.
El 5 de noviembre de 2009, en sesión del Congreso del Estado, se dio luz verde a una solicitud del Ejecutivo para la desincorporación de cuatro predios con una extensión mayor a las siete hectáreas y en beneficio de Promotora Dome S.A. de C.V., cuyo presidente es Guillermo Salinas Pliego, hermano de Ricardo Salinas, el dueño de TV Azteca.
La justificación del gobierno fue que el objetivo era la construcción de un centro de espectáculos. El aval se concretó por mayoría del Congreso. A pesar que la bancada del PAN se abstuvo de emitir un solo voto.
La aprobación de las donaciones terminó convirtiéndose en una ganga para los Salinas Pliego, rematándose los terrenos en 600 pesos el metro cuadrado. Una nota de La Jornada, publicada días después y jamás desmentida por el ejecutivo, estableció que el metro cuadrado tendría un valor de 2,500 en moneda nacional.
La autorización de estos predios se había acelerado tras una serie de críticas que los noticiarios de Televisión Azteca emitieron en contra del gobierno de Reynoso Femat, por los índices de inseguridad. La oposición dijo que el ejecutivo hidrocálido había “cedido a los chantajes” de la empresa del Ajusco.
Precisamente Luis Armando “apadrinó” la llegada de la cadena de Salinas Pliego a la entidad. Semanas antes de su toma de posesión en 2004, fue el invitado especial en la emisión del primer noticiario de Televisión Azteca Aguascalientes.
“Para mí, es un honor ser el primer invitado y haber iniciado con Televisión Azteca este proyecto informativo. Muchas gracias por tenerme la confianza y les aseguro que vamos a trabajar de la mano”, declaró el todavía gobernador electo.
Al mismo tiempo de cumplirle caprichos a TV Azteca, Reynoso Femat quedaba mal con Televisa.