Traspasan fronteras de tiempo y raza con el blues como género universal: Kosmik Rain - LJA Aguascalientes
17/11/2024

El blues, como otras músicas, rompió las barreras del tiempo y las razas, es un género universal que no debe dejarse de tocar aunque cada interpretación parezca similar a la anterior. En una tarde noche de blues para los amantes de este género musical, una de las propuestas fue una banda de reciente conformación Kosmik Rain, originaria del Distrito Federal, dispuesta a vivir las experiencias que estén por venir. 

 

Kosmik Rain es una agrupación muy joven no sólo por las edades de sus integrantes sino más porque justo ahora en noviembre cumplen un año de haberse conformado, aunque cada uno de ellos, Víctor, Felipe, Édgar y Jimena, provienen otros de proyectos musicales. Los pioneros de esta agrupación fueron Édgar y Jimena, después se integraron los otros dos músicos. El proceso de crecimiento en este año ha sido muy enriquecedor, satisfactorio y sobre todo notorio.
 
El hecho de ser un grupo fue resultado de unos y otros detalles que se fueron dando por la propia necesidad de tocar blues, aprovecharon las coincidencias, se juntaron varios talentos y les gustó lo que estaban haciendo. No ha sido tan sencillo para ellos que entran en la escena musical porque son una banda de reciente creación, quienes los escuchaban tocar parecía que todo el tiempo los ponía a prueba, quiénes son, qué hacen, cómo lo hacen. 
 
En esta corta existencia han participado en diferentes festivales, tanto del Distrito Federal como de varias ciudades en la “provincia”, el primero fue en el centro José Martí, un foro en la capital de la ciudad donde se apoya de manera especial el blues; fueron después a Salvatierra, Guanajuato y en esta ocasión estuvieron en Aguascalientes para la catorceava edición del Festival Internacional Aguas Blues.
 
En su experiencia fuera de la capital del país les fue bien, principalmente respecto al público comentó el guitarrista Felipe, la gente en el Distrito Federal tiene esa onda de “yo ya escuché todo” y por ejemplo en Salvatierra el público tenía ganas de escucharlos, estaban más emocionados, concentrados y dispuestos a escuchar.
 
“En el DF ya más bien es más una onda así de ¡ah no, pues tocan mejor estos cuates! Y allá en Salvatierra si fue una onda más de que la gente escuchaba, las chavitas bailaban, el ambiente ahí sí se vio muy diferente, en el José Martí todas las veces que hemos tocado ahí la gentes es muy receptiva, en algunos otros lugares es más difícil”, agregó Felipe.  
Aunque efectivamente el blues tiene un origen en hechos históricos y en cierto grupo muy concretos, la verdad es que el género traspasó ya la frontera de las razas, nacionalidades o épocas. “Es algo con lo que nos identificamos, es una cuestión de sensibilidad que es universal…  es una cuestión de catarsis, te encuentras con algo lo disfrutas y lo desarrollas, yo no creo que uno valga menos por no ser gringo, va más allá de eso”.
 
“El blues como muchas otras músicas ya superó colores, nacionalidades y edades porque así como vemos un señor viejito encantado de la vida, ves a niños que están descubriendo y dicen ¡ah caray!”, agregó Jimena Segovia.
 
Su primera producción discográfica con temas originales está en proceso de preparación y esperan que para el año entrante sea ya un hecho y justo ahora a la par del proceso de gestación del disco se generan discusiones relativas a cuestiones intrínsecas como, cuál será el tema central, hay uno solo, hay varios, qué van a decir.
 
Los músicos se han planteado dilemas como que un buen blusero debe sonar a la tradición no porque las bandas, no es tanto una cuestión propositiva sino de tradición, ahí es donde está una de las complicaciones al momento de componer, “hasta donde está permitido repetir lo que ya hay y hasta donde es de buen gusto proponer, ahí está el reto de no ser un disco más de blues, pues es una música que lleva 110 años haciéndose, ahí es donde está el reto”.
 
Cada uno de ellos ha vivido una experiencia muy particular en su encuentro con el blues a Édgar le recuerda mucho a su padre pero sobre todo su infancia, para Felipe fue una deliciosa forma de volver después de estar tocando otra música para bandas diferentes, para Víctor la oportunidad de tener su bajo en las manos, es una manera de jugar y de experimentar.
 
“Lo más interesantes con esta banda es que nunca sabes qué va a pasar, los ensayos son generalmente como una tocada, salen cosas diferentes, salen cosas padrísimas que dices, no si eso lo vamos a meter y a la hora del show sale otra cosa, pero afortunadamente los músicos a mi alrededor saben meterse en esos líos, sacarlos a flote, hacerlos lucir y ellos solitos jamás vuelven a hacer lo que no sale, esa es la sal y el saborcito de esta banda”.
 
Hasta ahora en sus presentaciones han hecho varios covers de canciones clásicas del blues pero con arreglos suyos, por lo que ninguna de sus interpretaciones suenan igual a las rolas originales y es finalmente al público a quien le toca decidir si le gusta o no la forma en que los músicos disfrutan estar en el escenario.
 
Justo algo así pasó con el material que presentaron para este concierto donde en un inicio descartaron varias clásicas que creyeron ya serían interpretadas por otras bandas y al final conformaron un set de rolas que a ellos los divierten, siempre con el talento.
 
Lo más importante para ellos es disfrutar, divertirse, no están pensando en primera instancia si al público le gustará o no, es más bien una cuestión de placer personal de quien toca que eso se vibra y finalmente las personas terminan por contagiarse de ese bien estar.


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