En relación a la creación poética para mirar hacia adelante hay que ver hacia atrás, por lo que no se trata de ver el pasado como algo quieto e inmóvil sino como algo que se actualiza constantemente, por esta perspectiva podría decirse que toda poesía es contemporánea porque no sigue el paso del tiempo, se mezclan todos en un mismo momento, así como en la cabeza están todos a un tiempo, así comenzó la charla el poeta uruguayo radicado en México desde hace años, Saúl Ibargoyen, que es muy claro, crítico, fuerte y sensible.
Aunque esta ideología propia del creativo de las letras no se aplica sólo en la poesía, lo hace también en otros géneros como el cuento, la narrativa o la dramaturgia o incluso en su ejercicio del periodismo cultural o político. Estos géneros están entrelazados entre sí en la medida que lo consiguen y en relación con la misma sociedad de la cual se nutre de manera constante.
En ese vínculo con la sociedad existen muchas confusiones porque los sistemas de enseñanza, los medios de comunicación, los sistemas capitalistas se encargan de entreverarlo todo y confundirlo, vuelven incluso negativa la influencia que la cultura puede tener en la sociedad para imponer en su lugar productos propios del capitalismo salvaje.
Aunque dijo saber poco sobre política comentó que en el mercado donde el capital va más hacia la especulación que a la actividad industrial, por eso se habla de la era posindustrial dado que las ganancias producidas por la industria general es menor que la de la especulación. Esto es un reflejo del pensamiento único promovido por el sistema que es de carácter autoritario y todo eso está refrendado por muchos discursos generados desde diferentes ámbitos y contra esos discursos qué, “no basta el discurso de poeta, eso nos lleva a pensar en cuál es la función del poeta actualmente”.
“Esa es una pregunta que yo me hago, yo no tengo la respuesta, lo que el poeta puede ayudar siempre que no esté vendido al sistema o esté de acuerdo con el sistema, porque los premios pesan, las becas, las canonjías, las embajadas (…) creo que si como decía Roberto Graves que al poeta se le puede comprar todo menos su verdad, esa no está en venta (…) por ahí podemos entonces ayudar a llevar el mensaje ideológico que trasmite la poesía porque siempre lo transmite, ya sea explícitamente o por omisión”.
Esos mensajes emitidos por el poeta deben responder en primera instancia a un respeto por el idioma aunque este se cuestione a través de la producción poética en la tendencia de las vanguardias, “pero no puede ser un cuestionamiento a lo pendejo, tiene que ser un cuestionamiento que debe destinarse a refrescar el idioma, el idioma es un patrimonio común, refrescar el idioma y ayudar con eso, con su renovación, con su dinamismo, con su verdad a enfrentar el discurso único”.
Esa podría ser una función de la poesía, más allá de los alcances que esta tiene porque ahora ya no son los tiempos de los poetas árabes, en la plaza pública donde comentaba con sus versos, los sucesos de la comunidad, las guerras entre las tribus, era un comunicado social donde se escribía poco, antes del Corán incluso, era un comunicador y un elemento de identificación, ahora sólo se leen y conocen aquellos autores que el sistema, además que las ediciones de los libros de poesía por más que se quiera son cortas, por lo tanto la resonancia de la voz de los poetas es muy relativa.
Esbozó que no debe sacralizarse lo que hace el poeta, hay obras que han sido sacralizadas por el sistema, sin embargo cómo se mide la resonancia de una obra en la vida real si eso no se reflexiona entonces la obra va en una vía totalmente distinta de la que transita la sociedad. Eso salta a la vista cuando lo escrito en un momento determinado se lee 30 años más adelante y en “lugar de vino parece agua”.
“Porque nunca estuvieron tocando la realidad y eso ahora se nota mucho más, más allá de la perfección formal, de la retórica, pero con ese tipo de poesía nadie tiembla”.
En esto participan también los lectores adoctrinados por los sistemas culturales, educativos que dan por hecho la existencia de poetas buenos que quienes los leen también deben darlos por buenos, sin emitir una crítica, ser diría Julio Cortázar, un lector hembra, sin capacidad propia para generar una perspectiva de lo que se lee, para saber cuál es la ideología trasmitida. “Como Vargas Llosa, premio nobel que es un ciudadano que trabaja para la derecha en el mundo desde hace mucho tiempo, está al servicio del imperialismo desde hace muchos años”…
