- Pasaron intocables en la transición del país, siguen modificando las decisiones públicas
- No basta con la promulgación de leyes, además es necesario aplicarlas, sentencia la politóloga
En la mesa de análisis sobre política y economía, María Amparo Casar, manifestó su desacuerdo hacia el planteamiento de que hace falta una reforma política para impulsar el cambio en México, enfatizando en que el problema que existe en nuestra sociedad sigue siendo lo intocable que son los poderes fácticos.
“Las decisiones para cambiar el status quo en México, no han dejado de tomarse no por las fallas del sistema, sino porque no ha estado en el interés de las fuerzas políticas, tomar esas decisiones. Piensan que la situación actual les beneficia y que su transformación los perjudicaría”.
Insistió en que el modelo político no es un referente para argumentar que existe un estancamiento en el país, señalando que lo profundo del asunto está en aquellas situaciones que “la transición política no logró tocar” como son los intereses de los poderes fácticos que tienen un poder muy grande en México a través de los monopolios.
Agregó que esta misma transición tuvo efectos en el sentido democratizador de los procesos políticos y públicos, pero hizo falta que llegara a modificar los intereses de este grupo de personas por los que el país se encuentra en constantes vicios, que más adelante puntualizó.
“Estos poderes fácticos transitaron la transición intocados e intocables, los poderes fácticos han permanecido haciendo uso de los recursos y han logrado mantenerse, incluso incrementar en un espacio público lleno de privilegios; el espacio público en México sigue copado por el poder de grupos que sin ninguna investidura, sin ninguna representación tienen la fuerza para imponer, para modificar o para vetar las decisiones que afectan al interés público”.
De forma irónica, sostuvo que este mismo poderío con el que cuentan algunos de estos grupos, tiene su origen en las concesiones que el propio gobierno les proporcionó en un determinado momento.
Los planteamientos de la analista son en el sentido de que los partidos políticos mayoritarios, como es el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) requieren únicamente de la conjunción de voluntades para sacar adelante todas las intenciones que existan por parte del gobierno, como fue en el caso de la reforma electoral en el 2007.
Su teoría radica en transformar el poder de facto que tanta presencia tiene en la toma de decisiones a través de otros mecanismos que no son precisamente las negociaciones practicadas en la clase política o en la elite legislativa.
Agregó que la política es una esfera sumamente relacionada con la economía, puesto que ambas caminan en el mismo sentido y sin alguna de ellas es difícil que puedan avanzar, de ahí que a falta de consolidación democrática tiene que ver también con el poco o nulo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en los últimos años.
Comentó que en el país existen desgraciadamente varios tipos de vicios que también han afectado al desarrollo del mismo, el primero de ellos es el de la unanimidad en el que se sigue pensando que sacar una ley con esta característica es casi inminente, cuando la democracia está plasmada en bases de pluralidad.
El segundo de los vicios es el de los derechos adquiridos, en el que habló acerca de estas mismas concesiones que fueron especiales para ciertas personas y que a su vez, convierten a ciertos sectores como inmunes.
Luego, está el vicio del proteccionismo, en el que los líderes sindicales y empresarios, así como otros integrantes de la sociedad civil están bajo esta especie de reguardo; además, localizó el vicio del rentismo, es decir, la expansión de los monopolios en México; finalmente, por cuestión de tiempo, Amparo Casar expresó que el decretismo es uno de los vicios más evidentes en este país, pues se cree que con el hecho de crear una ley y que esta sea promulgada, terminará por agotarse un problema social, cuando realmente el asunto es que la ley se aplique, no que exista.