En Aguascalientes se tienden puentes que lejos de unir, dividen - LJA Aguascalientes
16/11/2024

  •  Ignoraron opiniones del Colegios de Arquitectos y de masters en diseño urbano









Satisfacer las necesidades de la sociedad actual, sin comprometer los recursos de las futuras  generaciones, es el principio fundamental del desarrollo sostenible, bajo esta premisa, las ciudades consideradas hoy de primer mundo, es como han trazado su camino, crecer sin menoscabar su ambiente y riqueza natural.

Lo que parecen ignorar las autoridades de Aguascalientes, quienes sin tomar en cuenta las reales necesidades de los aguascalentenses, invierten el dinero designado a obras públicas, en infraestructura que privilegia al transporte motorizado, como lo son los pasos a desnivel elevados y subterráneos construidos entre  2009 y 2010, cuyo valor de construcción –sólo de los edificados en este año-, rebasa los 500 millones de pesos.

En la mirada de Doña Esther, mujer de 75 años y ama de casa, y quien también habita en la Colonia del Trabajo, cercana al lugar señala que “el gobierno manda, no hubieran hecho eso, ya se volvieron puros puentes y al pobre campesino no le aumentan su sueldo ni nada, porque ahí se invierte yo creo todo, hay mucha gente necesitada, las pensiones no les aumentan”. 

Por si esto fuera poco, se-
guros del gran beneficio que esta obra aportará a la ciudad y sus habitantes, las autoridades, en este caso federales, intervinieron el patrimonio histórico y cultural del estado, al construir un puente elevado que pasará por encima de una de las avenidas más agradables y pintorescas de la ciudad, que es también lugar de manantiales de agua termal, a los cuales, debe su nombre esta metrópoli, la Avenida Alameda.

Si bien esta calzada no es de las más antiguas, su importancia y trascendencia corresponden más bien al propósito con que fue construida y al momento histórico que vivía Aguascalientes, el auge del ferrocarril. Según Jean Meyer (historiador), esta calzada se construyó a finales del siglo XIX con la intención de comunicar el extremo oriental de la ciudad con los nuevos baños de Ojocaliente.

La Alameda que antes de las dos afectaciones realizadas, contaba con 900 metros de largo y  64 de ancho, posee majestuosos árboles, principalmente álamos, pero también fresnos, jacarandas, eucaliptos y pinos, en donde anidan miles de aves durante casi todo el año, las cuales podemos escuchar muy temprano por la mañana y verlas volar en parvada en movimiento similar al de un cardumen de peces bajo el agua, una imagen espectacular.


“No estoy en contra del progreso de la ciudad y la población, una ciudad es un organismo vive y cuando crece requiere infraestructura, el problema radica en que cuando se hacen estas intervenciones no se consideran los valores patrimoniales y al dejarlos de lado se atenta contra valores históricos y el patrimonio, valores ambientales, sociales, de significado de la zona como en mi caso que era La Alameda de mi pueblo”, argumentó Marco Sifuentes, arquitecto dedicado a la investigación histórica en urbanismo y arquitectura.

Para la construcción de este puente, las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pasaron por alto a los comités municipales, y al parecer, no se elaboraron los estudios pertinentes como el de mecánica de suelos, análisis vial, de impacto ambiental, económico, entre otros que habrían justificado su edificación.

Por supuesto, las diferentes organizaciones de la sociedad civil como el Colegio de Arquitectos, de Masters en Diseño Urbano, y asociaciones ecologistas y ambientalistas, con quienes sin duda alguna se pudo haber trabajado una mejor propuesta para resolver el conflicto vial en esta zona, fueron ignoradas. 

La postura del Colegio de Arquitectos, aseguró su actual presidente Alejandro Anaya, más que contra el puente, es contra el procedimiento que siguió su ejecución, el proceso presenta diferentes anomalías, dos de ellas que parecen para ellos ser las más serias es que no se tomó en consideración la Ley de protección al patrimonio artístico y cultural por ser la zona de La Alameda un área tradicional y tampoco pasó por la revisión de los comités municipales.

En contraparte el titular deel Centro SCT, Jorge Alberto Castañeda argumentó que para la realización de esta obra se hicieron incluso más estudios de los que normalmente se hacen. Para comenzar con la construcción se requirieron estudios de mecánica de suelos para ver la profundidad de la cimentación, análisis estructurales, estudio de impacto ambiental y derecho de vía, además de la ingeniería de tránsito y la revisión para que arquitectónicamente no se dañe algo en la zona.

La decisión de construir un puente en este lugar -que en época de lluvias revive su condición de arroyo natural-, obedece más que nada a la urgencia de ejercer el presupuesto para la “Construcción de terracerías, obras de drenaje, pavimento, obras complementarias, señalamiento, obra inducida y estructura; Paso a Desnivel Avenida  de la Convención de 1914 (Primer Anillo Circunvalación) con Avenida Alameda (Revolución),  en el estado de Aguascalientes”, según la litación  número 00009014-018-10, del 5 de agosto de 2010,  de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en donde la inversión específica para el puente de la Alameda ronda los 100 millones de pesos.

Al respecto, el arquitecto Francisco Javier Herrera, vecino de la Colonia del Trabajo, opina: “No estoy de acuerdo en la forma en la que lo están haciendo porque es una decisión unilateral, no se trata de hacer por hacer las obras y a capricho, el gobierno federal lo está haciendo a capricho, por ejercer un presupuesto, bien pudieron destinar esos recursos para terminar el Hospital Hidalgo, que es una obra de mayor impacto social”.

Con esta acción, es más que evidente que la idea de las autoridades tanto locales como federales, es la de privilegiar al transporte motorizado. Un simple ejemplo ilustra lo anterior, entre los pasos a desnivel elevados y subterráneos construidos en la Avenida Aguascalientes (segundo anillo de circunvalación), desde el Boulevard a Zacatecas hasta la Avenida José María Chávez, sólo hay dos puentes peatonales, por lo que los de a pie tienen que rifársela para atravesar rápidamente dicha avenida, o bien, caminar largas distancias para cruzar en donde está el semáforo.

Los especialistas y ciudadanos han manifestado que no están en contra del desarrollo y progreso del estado, ni tampoco contra la generación de infraestructura, el asunto es más bien, que justo el progreso y desarrollo llegue a todos los sectores de la sociedad e impacte en los diversos ámbitos. 

En la opinión de Miguel Ángel Torres Portillo de 52 años de edad, taxista y vecino de la Colonia del Trabajo, “con lo que hace el gobierno hay que aguantarse, qué más hacemos, con la pasada del puente por aquí nos van a dar en la torre, los negocios que están aquí pues ya bajaron sus ventas, esa pobre señora que tiene ahí su carrito en la esquina ya no vende igual, le anda sufriendo”.

Algunas soluciones propuestas en torno a esta construcción, son por ejemplo, los ejes viales, la sincronía de los semáforos en arterías importantes, programas como el de hoy no circula, el mejoramiento del transporte público, la introducción del Sistema de Transporte Colectivo Trolebús, como el de la Ciudad de México, cuya eficiencia ha quedado demostrada a lo largo de décadas de su existencia.

Medidas encaminadas a fomentar y promover una cultura vial que privilegie al ciudadano de a pie, al peatón, y a todas aquellas personas cuya forma de traslado sea en transportes alternativos, como la bicicleta por ejemplo, que a propósito, no es necesario construir ciclovías o ciclopistas, tan sólo con reformar el reglamento vial sería suficiente para que este medio de transporte adquiera el reconocimiento y respeto que merece, ya que ha resultado ser el más económico, saludable y sustentable.


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