- En el estado fue el primer lugar donde se presentó la edición mexicana
- Para el autor, más que el realismo o la historia, la imaginación es lo esencial al escribir
Daniel Sada “conmemora” el Bicentenario con la edición mexicana de su libro de cuentos Ese modo que colma que aunque no fue escrito con esos fines, finalmente salió justo en estas fechas y en él está plasmada su forma muy particular de concebir la patria, en gran medida muy ligada a la fantasía. La presentación del libro se efectuó ayer por la noche, en el Centro de Investigaciones y Estudios Literarios (CIELA).
Sada es un creador que lo mismo disfruta hacer novela que cuentos, tiene en su haber nueve novelas y este es su cuarto libro de cuentos. La publicación fue en sí misma un acto de retomar este género que había dejado de lado casi desde 1992 en que ganó el premio Javier Villaurrutia con Registro de causantes.
Esta reunión de once cuentos todos muy distintos entre sí tuvo primero una edición española con un tiraje de 20 mil ejemplares, mismo que salió a la luz en junio pasado, ahora son diez mil ejemplares más con la edición mexicana que es presentada por primera ocasión en Aguascalientes, de aquí sigue Monterrey y luego la Ciudad de México.
“Es un libro misceláneo donde la estructura de cada cuento es muy diferente a las demás, no sigo un patrón de diseño de cuentos, sino que en cada historia me propongo una estructura diferente y un tono diferente aunque hay un tono unitario, de un narrador que cuenta, el abordaje siempre es distinto”.
Con el fin de adentrar lo suficiente para enganchar a cualquier lector, Sada deleitó contando un extracto corto de cada uno de sus cuentos, el primero está inspirado en el corrido de Rosita Alvirez que justamente para hacer honor al objeto de inspiración está escrito en octosílabos, heptasílabos y eneasílabos, éste se puede casi cantar; el segundo cuento lleva el ritmo de un sueño, el tercer cuento lleva por nombre Crónica de una necesidad, hay un cuento que alude a la multiplicidad vista desde la perspectiva de Calvino.
Para el escritor bajacaliforniano, la imaginación es esencial como parte de su creación, él no gusta de escribir textos realistas o históricos, es por eso que su forma de ver la patria es tan íntima, particular y peculiar.
“Yo nunca voy a escribir una novela histórica porque por muy apegado que este a los hechos siempre voy a decir mentiras, entonces no creo yo en la literatura enteramente realista porque creo que es la más conservadora de todas y la más mentirosa de todas, cuando uno quiere ser realista en realidad miente”.
El arte es difícil de realizar para cualquiera, sin embargo en el proceso creativo lo mejor que pude hacer es ser honesto consigo mismo, sincerarse lo más posible, reconocer cuáles son los límites y los alcances, incluso haciendo un análisis de cada uno de los géneros literarios, porque hay para quienes puede ser más sencillo el cuento, pero para otros la novela.
El género que Sada disfruta más es la novela corta, porque no tiene que escribir tanto pero tampoco buscar resumir, en este ejercicio hay una especie de vaivén entre la experimentación y el desarrollo anecdótico, cuestión que él disfruta de sobremanera.
Sada recordó que sus estudios universitarios fueron sobre periodismo y no sobre Letras porque no le gustaba, un oficio que él considera es más de la intemperie y del diario vivir que la literatura. Durante diez años lo ejerció, fue un aprendizaje inagotable. “Necesito el aire libre, necesito la vida, necesito el mundo y por eso me gustó la carrera de periodismo y lo ejercí con toda pasión”.
“El periodismo me ayudó a deshinibirme, a no tenerle miedo a las palabras, ni tenerle miedo a la imaginación, me fortaleció en cuanto a la concepción de la vida, como el periódico sale para mañana uno está apremiado por el tiempo, entonces este es un impacto que uno siente a diario, esta catarsis me encantaba”.