La idea de realizar una investigación sobre Ramón López Velarde surgió en específico luego de una plática con Marco Antonio Campos, mientras realizaban un estudio de maestría en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) en coordinación con la Universidad Nacional Autónoma de México.
Esta obra van a presentarla esta noche en el primer Patio de la Casa de la Cultura, a las ocho, estarán presentes José de Jesús Sampedro, Eudoro Fonseca y el mismo Marco Antonio Campos.
“Ni él, ni yo sabíamos que tan importante podía ser, más bien, era como de ¿porqué no hacer una reconstrucción contextual ?, y rescaté un poco de los días y los años de López Velarde en Aguascalientes, y a partir de ahí, hacer algún trabajo, llenar ese vacío de información que se tenía en relación a otros trabajos y biografías de López Velarde”.
El trabajo de investigación no fue tan complejo, porque en realidad sí hay una buena cantidad de registros que ayudaron a la autora, pero desde su perspectiva un aspecto a su favor es ser originaria de Aguascalientes, eso le permitió dar con muchos indicios que le sirvieron para desmentir algunas inconsistencias publicadas ya en otros libros donde se aborda la estancia de López Velarde en esta ciudad.
“Los archivos están ahí, hay mucho acceso a ellos, es cuestión de sentarse y de revisar y volver a revisar y ver y darte la vuelta un día, dos días, tres días, descansar y regresar”.
Junto con su proceso de indagación de datos del autor se encontró con otros datos alrededor del desarrollo de la vida de López Velarde en Aguascalientes que fueron muy interesantes. “Eso es muy bonito, muy estimulante y te provoca que sigas precisamente buscando más y más”.
Ente los múltiples archivos a los que tuvo acceso fue el de la Diócesis de Aguascalientes que cuando Sofía estaba investigando se encontraba en la parte trasera alta donde está la catedral. “Tuve la fortuna de que me dieran acceso porque dicen que es muy restringido, el espacio era bellísimo, un salón así enorme, lleno de papeles por todos lados, una vista al cerro del muerto encantadora, yo trabajaba con un deleite ahí”.
El enamoramiento de la autora por el poeta comenzó justo un poco antes de empezar a realizar su investigación, más allá de los clichés de este autor que ha sido ya tan estudiado y retomado, pero que no siempre permite la quietud para conocer a fondo la poesía y más allá de eso la personalidad del autor.
“Los grandes escritores como él permiten que uno tenga la necesidad de reconstruir su contexto, de llenar esos vacíos, rescatar y buscar todo lo que se relaciona con él, eso lo provocan los grandes, los grandes escritores, los grandes artistas”.
Entre los mitos que ella pudo aclarar a través de esta investigación fue el de las reuniones entre López Velarde, Saturnino Herrán y Manuel M. Ponce en el Jardín de San Marcos, lo cual es imposible porque no coincidieron en la ciudad. Herrán y López Velarde fueron como hermanos pero fue después de su encuentro en la ciudad de México y no aquí.
El detalle de La edad vulnerable a la que se hace referencia en el título del libro tiene que ver con la edad que el autor tenía cuando estuvo en Aguascalientes, que fue en la adolescencia que es una etapa de formación de las personas que deja una marca para la etapa adulta. “Estoy convencida que López Velarde llegó a Aguascalientes en una edad propicia, con muchas necesidades, con este espíritu de búsqueda y se topó con un Aguascalientes que lo albergó, que le enseñó, que lo arropó y que además la convivencia con sus compañeros, esto le permitió formarse”.