A unos minutos de la ciudad, Ladrilleras viven en el olvido - LJA Aguascalientes
15/11/2024

  • Existen alrededor de 150 ladrilleras en la comunidad con familias de aproximadamente 10 integrantes por cada ladrillera

Niños descalzos, con las manos llenas de estiércol y la ropa sucia, mujeres embarazadas respirando las 24 horas al día el humo producido por la quema de basura y hombres trabajando arduas jornadas de trabajo bajo los rayos de sol, son parte de la marginación social que se vive en la comunidad de las Ladrilleras, donde alrededor de 150 familias no tienen acceso al agua potable ni cuentan con servicio de drenaje.
Para los habitantes de las Ladrilleras, trabajar en la preparación de ladrillos es la única forma obtener recursos económicos, y sobre todo para tener un lugar donde poder vivir, aunque éste se encuentre en condiciones insalubres; viven en “casas” improvisadas, construidas con algunas tablas, cartones y una parte con ladrillos; por lo general son cuartos pequeños donde viven entre cinco a diez personas, que es la cantidad aproximada de integrantes por familia, en esta comunidad.
La comunidad se encuentra a las afueras del municipio de Aguascalientes y alrededor de cinco minutos de la comunidad de los Arellanos; existen aproximadamente 150 ladrilleras y vive una familia por cada ladrillera; ni los terrenos ni las ladrilleras pertenecen a estos habitantes, sino que cada ladrillera tiene “un patrón”, el cual hace una visita una vez por semana para pagarles su sueldo, que es una cantidad entre 800 a mil pesos por semana.
Nieves Alejandro Martin de la Cruz, quien se dedica a la fabricación del ladrillo, dijo que comenzó a trabajar desde los 11 años, es originario del municipio de Jesús María y comentó que hacer tabiques es lo único que sabe hacer y lo que le da para comer; además señaló que hay días en los que trabajan más que otros para poder ganar un poco más; mil tabiques tienen un costo aproximado de mil 400 pesos, incluyendo el transporte a domicilio, agregó.
“En esta ladrillera trabajan diez personas y el trabajo se realiza por turnos, primero unos cuantos y después los otros; aquí no trabajan mujeres porque el “patrón” lo tienen prohibido, pero en las demás ladrilleras, en la mayoría, las mujeres si ayudan en la elaboración del tabique”.

Entre estiércol y basura, los niños sólo tienen una opción: trabajar.

Irma Angélica es una niña de diez años, se encuentra en tercero de primaria y le encanta subirse a los arboles, tienen diez hermanos pero todos son mayores que ella; es una niña platicadora, ansiosa por hacer amistad, pero entre juegos y riñas con sus amigos, Angélica tiene que trabajar juntando estiércol para las mezclas de lodo que hace su abuelo en la ladrillera, “después de la escuela me pongo a juntar estiércol, rastrillar y a raspar ladrillo, me dan 15 pesos por semana y se los doy a mi abuelita para que junte para los gastos de mi escuela”.
Jacqueline es otra de las niñas que trabaja en las ladrilleras, tiene 8 años y tiene cinco hermanos, mencionó que eran seis, pero recientemente se murió su hermano de 8 meses, debido a un paro respiratorio por infección en los pulmones; también asiste a la primaria pero frecuentemente no tienen clases porque la maestra falta, entonces Jacqueline aprovecha para trabajar más tiempo en la ladrillera, “mi mama en muy pocas ocasiones nos hace “lonche” para llevar a la escuela, dice que no hay dinero, pero cuando hay y nos da un poco de dinero, compro hasta dos tacos en la tienda de la escuela”.
La mayoría de las familias que viven en la comunidad de las Ladrilleras, son familias numerosas hasta de diez miembros en adelante; los niños tienen que asistir a las escuelas de las comunidades cercanas como las de la comunidad de los Arellano o Cascada Grande de Cotorina; sin embargo, muchos niños no sólo trabajan produciendo ladrillo después de las clases, sino que incluso hay niños que deja de estudiar para dedicarse por completo a la ladrillera.
Gran parte de los habitantes de las Ladrilleras padecen enfermedades gastrointestinales.

La fabricación de ladrillos se hace a partir de trabajar con las manos, los trabajadores utilizan las manos para la mezcla del lodo y el estiércol; camiones del rastro llegan en la madrugada a las ladrilleras y descargan la bazofia, que es el desperdicio de todo lo que tiene el animal por dentro, dicho material lo mezclan también con el lodo para así fabricar los ladrillos, mencionó la medico pasante en Servicio Social del Centro de Salud de la comunidad los Arellanos, Anabel Jiménez quien además dijo que los ladrilleros se la pasan quemando por alrededor de 48 horas, lo que significa que la mayoría de los habitantes están respirando constantemente este humo, trayendo como consecuencia enfermedades respiratorias.
Jiménez es procedente de la capital de Aguascalientes y trabaja en centro de salud de los Arellano, como medico comentó que existen muchos casos de pacientes con enfermedades gastrointestinales, la mayoría provenientes de la comunidad de las Ladrilleras, “es obvio que se enfermen del estomago, ya que es una comunidad que no tienen agua y la mayor parte del tiempo traen las manos sucias, llenas de contaminantes que son focos de infección para los habitantes; duran hasta tres semanas sin aguas hasta que vienen una pipa y les proporciona agua.
Además dijo que hay una gran cantidad de jóvenes con EPOC, que es una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, consecuencia de la quema de ladrillo y de basura; se han mandado reportes al Instituto de Salud del Estado de Aguascalientes (ISEA), sobre este tipo de casos, pero no pasa nada, no hay respuesta, agregó.

Y a parte de todo… la contaminación

Nieves Alejandro Martin de la Cruz, explicó de forma fácil el proceso de fabricación de ladrillos: “se extiende la tierra, con una manguera se riega el agua, después se revuelve con el estiércol y se mezcla con el azadón, una vez batido se mete a la adobera y posteriormente se procede a fabricar el tabique, echando la mezcla en los moldes para después poner el ladrillo a secar”.
Sin embargo, más allá del proceso, está el riesgo ambiental, no sólo para los propios habitantes de la comunidad, sino para el ecosistema; según un estudio de postgrado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que la preparación de la pasta, moldeo y cocción en hornos, que forman parte del proceso de fabricación de ladrillos, son generadores de contaminación al ambiente, ya que se emplean combustibles altamente contaminantes, que generan dioxinas y furanos, distintas especies de hidrocarburos, volúmenes masivos de partículas, monóxido de carbono, óxidos de azufre y de nitrógeno.
La elaboración de ladrillos sigue empleando para la manufactura de sus productos, combustibles altamente contaminantes como llantas, aceites gastados, residuos industriales y casi cualquier material orgánico de desecho, que generan multitud de contaminantes, afectando el aire, cuerpos de agua y suelo, constituyendo además un problema social y de salud.
Según, datos de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente en Aguascalientes, hace tres años existía un aproximado de 835n ladrilleras en el estado, un 54 por ciento de estas ladrilleras se ubicaban en el municipio capital; 458 ladrilleras se ubican principalmente en la zona Sur y Oriente de la ciudad repartidas en las comunidades de los Arellano, Norias de Ojocaliente, Norias de Paso Hondo y El Conejal; el resto se encuentra en 29 comunidades más.
La procuraduría, en un informe reportó que si se han sancionado y reubicado ladrilleras por su cercanía con las zonas habitacionales o por reincidencia en la quema de materiales prohibidos; la realidad es que la situación de contaminación y las comunidades afectadas, siguen existiendo en el estado, así como la comunidad de las Ladrilleras


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