- El arte en ese momento fue reflejo del “pueblo” pero no se consideraba artístico
- El muralismo como arte tiene una utilidad pública, comenta Hornedo
En la época de la Revolución había ciertas imágenes que ahora son valoradas como arte, pero en aquel momento no eran vistas como tal, sino sólo como un testimonio de los hechos, una imagen popular, un reflejo de la manera en que los artistas percibían al “pueblo” y ellos se integraban en este grupo de población, este fue uno de los tantos planteamientos que Cecilia Hornedo Marín planteó en su conferencia sobre la revolución y las cuestiones estéticas impartida a un público en su mayoría de estudiantes de la licenciatura en artes visuales.
Es precisamente la importancia de la imagen popular una de las principales valías que se han destacado del arte generado en torno a este hecho histórico que marcó en muchos sentidos los rumbos del país.
Para Hornedo Marín la importancia de hacer esta reflexión implica forjar en los jóvenes el interés de hacer que las creaciones artísticas que ellos están generando sean también un reflejo de los acontecimientos de la realidad en este momento, con sus dosis de política, sociedad y cultura.
La conferencista mencionó la influencia que la obra del Dr. Atl tuvo en la labor de los muralistas, al manejar conceptos o ideas como la militancia política de los artistas en una influencia directa con sus creaciones, el artista ciudadano, el artista civil. Cada uno de los muralistas reflejaba su personalidad artística a través de las imágenes plasmadas, en el caso de Orozco por ejemplo maneja rostros generalmente de mujeres, ese es el pueblo; las representaciones de Siqueiros son más bien personajes compactos, sin espacios libres entre los hombres.
Así como en su momento la imagen para los momentos de la revolución fue un ente vivo que propicio la politización del arte y la estetización de la política donde la participación del pueblo como parte de la acción revolucionaria fue retratada desde diferentes perspectivas.
Uno de los argumentos de los muralistas para defender sus creaciones por encima de la pintura de caballete es que los murales, es arte monumental con una utilidad pública.
Aún cuando el pueblo o la “bola” se vuelven uno de los personajes principales de estas creaciones es completamente evidente como ese pueblo en ningún momento forma parte de las mesas de negociación aunque de muchas formas son ellos actores de los cambios que se van gestando.