En la ciudad capital de Aguascalientes, hay alrededor de 2 mil 440 hectáreas de espacios baldíos en lo que corresponde a la mancha urbana según estadísticas del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) estos espacios significan para la sociedad una fuga de inversión y un espacio detonador de violencia, según se acotó en el Diagnóstico sobre la realidad social, económica y cultural de los entornos locales para el diseño de intervenciones en materia de prevención y erradicación de la violencia en la región centro: el caso de Aguascalientes, Aguascalientes.
Desde la perspectiva de Armando Valdivia Durán, urbanista y colaborador del Consejo Estatal de Población para aprovechar estos espacios que están “disponibles” para hacer algo con ellos, es necesario generar proyectos, por ejemplo, en primera instancia enfocarse hacia la zona centro de la ciudad donde se deben aprovechar las casas abandonadas o solas, así como los espacios baldíos para construir y “re densificar el centro histórico”.
Las razones por las que los espacios baldíos se vuelven un factor de riesgo entre otras son porque se vuelven focos de insalubridad e inseguridad para la ciudadanía, son espacios descuidados por las autoridades, se vuelven fácilmente escondite de mal vivientes, son espacios que no cuentan con vigilancia y rompen con la planeación urbana.
Uno de los fenómenos atribuidos al crecimiento con falta de una planeación más concreta lo atribuyen al boom de la vivienda que en Aguascalientes se dio cuando empezaron a llegar de manera más significativa personas de fuera del estado, principalmente con los trabajadores del INEGI, que en primera instancia les otorgaron los espacios del fraccionamiento Ojocaliente que estaban pensados para el magisterio, en el estudio acotan que eran viviendas de baja calidad y todavía no contaban con el equipamiento urbano completo. Este crecimiento de espacios habitacionales trajo a la par un aumento de espacios baldíos.
En el documento mencionan también de manera específica el uso de espacios yermos durante el gobierno de Miguel Ángel Barberena, a través del programa Cancha para todos, donde se usaron “una gran cantidad” de terrenos baldíos para hacer campos de futbol, beisbol y especialmente canchas de basquetbol, principalmente en la avenida Fundición, al norponiente y en el oriente de la ciudad, en Ciudad Morelos y Terán.
Según unas estadísticas obtenidas a través de una evaluación del trabajo del gobierno municipal en el 2002, el 76.2 por ciento de la población se siente segura al caminar por sus colonias esto debido en gran medida a la familiaridad de las personas con sus espacios comunes. Todo lo contrario sucede en un ambiente ajeno o donde se comparte el lugar con personas desconocidas, como el propio transporte urbano o las paradas de camión.
También pasa así, con los lugares donde no se percibe con claridad cuál es el uso de ese espacio, en este caso se encuentran los lotes baldíos, estos se llevan el mayor porcentaje de inseguridad, pues el 75.2 por ciento de las personas dijeron sentirse inseguras en estos espacios.
“Este dato es especialmente importante ya que los lotes baldíos en la ciudad representan también un problema de especulación, de planeación de vivienda, de acceso a espacios de recreación y de áreas verdes”.
Los baldíos son espacios que no favorecen la convivencia humana y en términos de medio ambiente implican un deterioro en el uso del suelo, un acto de desaprovechamiento y falta de pericia en la planeación urbana.
“Existen terrenos baldíos que se convierten en telas de araña para atrapar a la población que tiene que transitar por estos terrenos para ir a la escuela o a su trabajo, que podrían convertirse en jardines o áreas recreativas en lo que se les encuentra otro uso, para la seguridad de las y los transeúntes y para incrementar el número de metros cuadrados de áreas verdes por habitante”.