- Participaron investigadores locales en estudio de Comisión de SEGOB
- Recomiendan incrementar ciclopistas, ampliar viviendas y crear programas en de atención integral
El hacinamiento, la alta tasa de fecundidad derivada de una tardía y carente educación sexual y la pobreza patrimonial frente a la concentración de grandes extensiones de tierra en manos de unos cuantos, son sólo algunos de los factores que fomentan la discriminación y la violencia en la Zona Metropolitana de Aguascalientes, según encontró la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, de la Secretaría de Gobernación (SEGOB).
Según el “Diagnóstico sobre la Realidad Social, Económica y Cultural de los Entornos Locales para el Diseño de Intervenciones en Materia de Prevención y Erradicación de la Violencia en la Región Centro”, realizado por investigadores de Aguascalientes en 2009, de 250 mil viviendas en el estado 100 mil se encuentran hacinadas: muchas de ellas miden entre 24 y 42 metros cuadrados y “destacan el número de casos en los que sólo se cuenta con un dormitorio para más de 3.5 personas”.
Esto, indica el documento, limita “el espacio vital mínimo para vivir” y genera deficientes condiciones sanitarias, estrés y por tanto violencia entre los ocupantes, “luego es causa de lesiones físicas, no permite la conveniente formación y autonomía en las nuevas generaciones”.
Otro “factor precursor de la discriminación en la ciudad de Aguascalientes fue la falta de previsión por parte del gobierno de los requerimientos de vivienda e infraestructura y servicios sociales que demandarían los trabajadores y sus familias de las nuevas plantas e instalaciones” y la primera consecuencia de ello, apunta, fue el conflicto entre oriundos y foráneos en la década de los 80, con la llegada del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Pero además, hace mención de la frecuente construcción de nuevos fraccionamientos con enfoque de clase, los que generan segregación de la población y contribuyen a la discriminación en razón de ingresos o posición social.
Según la investigación, la conurbación de San Francisco de los Romo y Jesús María se originó de la venta de terrenos de vocación agrícola como suelos urbanos y de esto derivó en especulación, ocasionando que el territorio quedara en pocas manos “que han promovido el desarrollo de fraccionamientos que segregan la mancha urbana de acuerdo con el nivel económico”.
Al mismo tiempo que la discriminación, enfatiza, la proliferación de estos desarrollos “dificulta la cobertura de los servicios, aumenta el gasto público y requiere la multiplicación del equipamiento”.
“En la actualidad es muy visible en dónde viven ricos y pobres, los contrastes entre el norte y el oriente de la ciudad no se pueden ocultar, ni en el tipo de vivienda, ni en la calidad de los servicios y de centros de proximidad, que ya no sólo son diferencias, sino claras desigualdades en cuanto a acceso a derechos fundamentales”.
Sucede que, en contraste, que hay fraccionamientos del oriente donde los comercios o las viviendas invaden las zonas de donación, impidiendo el equipamiento con hospitales, parques, escuelas, áreas verdes u otras instalaciones necesarias.
Esas desigualdades violan señalamientos de la Organización Mundial de la Salud, que “señala 9 metros de áreas verdes por habitante; el indicador de la ciudad es de sólo 5 metros cuadrados por habitante, incluidos los camellones”.
Esto y la falta de lugares de esparcimiento especialmente en el oriente de la ciudad, no permiten “aliviar los problemas de convivencia ocasionados por el hacinamiento y la pobreza”.
Pero además, la sobreexplotación de los mantos acuíferos y del suelo en la Zona Metropolitana impacta en el entorno económico de la población y se suma a los factores generadores de violencia y discriminación, pues afectan directa e indirectamente el patrimonio de las familias.
En Aguascalientes, Jesús María y San Francisco de los Romo se tenía un suelo con vocación de cuenca lechera y por lo tanto de asentamiento de empresas trasnacionales, ventaja que los mismos pobladores entrevistados en para el estudio reconocieron se está agotando.
“La capacidad del territorio y recursos naturales de Aguascalientes no solventan una viabilidad sustentable como para albergar en su seno un millón de habitantes en el futuro cercano”, advertían entonces los autores. Hoy se superó esa cifra poblacional.
“Los factores de riesgo son muy altos y la posibilidad de desencadenar procesos de abandono por falta de viabilidad, como se sufrieron cíclicamente en el pasado, están siempre presentes. Cuando el desarrollo no es propio, sino prestado, se pueden perder fácilmente las apuestas, inversiones y los recursos sacrificados”, insisten.
En materia de educación sexual, se toma en cuenta que Aguascalientes es el tercer estado con la mayor tasa de fecundidad, de 2.3 hijos por mujer en edad fértil, lo que a juicio de los especialistas “indica que Aguascalientes llegó tarde a la cultura de la planificación familiar, a consecuencia del dominante grado de conservadurismo que reveló la Encuesta Nacional de Valores 2001.
“La alta fecundidad impacta en la pobreza urbana de carácter patrimonial”, apunta el estudio, porque a la par de la disminución de los ingresos de la cabeza de familia, se da un incremento en el número de personas que dependen de él o ella.
El diagnóstico cita los estudios del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública (CONEVAL) en los que se reveló que el 25 por ciento de la población de Aguascalientes está amenazado por la pobreza de ingresos o por alguna carencia social básica y que cuatro de cada 100 están en pobreza extrema.
Entre otras recomendaciones y observaciones hechas tras el estudio, en el que también participan dependencias y entidades de gobierno del estado, se hace la de que contener la violencia “dependerá de un espacio vital, privado y público que favorezca el desarrollo social”.
También se ve necesaria la puesta en marcha del tren suburbano y la multiplicación de las ciclopistas o ciclovías; el incrementar el tamaño de las viviendas y la promoción de la autoconstrucción y “se sugiere crear programas de seguridad social y de productividad en ámbitos culturales, recreativos y deportivos”.
Además, “la ruptura de los monopolios de construcción y la corrupción para diversificar la oferta y posibilidades de vivienda de las clases populares”.