En capacitaciones recientes, se dio a conocer a los maestro de educación básica, una serie de temas que a partir de ahora, deberán formar parte del currículo escolar. Dentro de dichos temas considerados como de PRIORIDAD EDUCATIVA NACIONAL, se encuentra el de la cultura para la salud alimentaria, y éste debido a la necesidad de fortalecer el sistema educativo nacional y atender los crecientes problemas de salud, como son el sobrepeso y la obesidad, mismos que pueden prevenirse desde la escuela al promover una cultura de autocuidado y la conformación de ambientes saludables.
Lo anterior exige que de manera urgente, se diseñen estrategias y se emprendan acciones, donde se promueva el consumo de alimentos nutritivos, bebidas saludables y la práctica cotidiana de la actividad física dentro y fuera del contexto escolar.
Pero, ¿por qué se dice que este tema representa un reto?
Pues para iniciar, el maestro deberá estar plenamente convencido de que su labor debe estar centrada en promover en sus alumnos, el desarrollo de competencias para la vida que le permitan adquirir los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores necesarios para desenvolverse en su entorno de manera integral.
Además, el maestro tendría que procurar ser el mejor ejemplo y modelo para sus alumnos, puesto que no sería congruente que durante la clase, abordara como tema el valor nutritivo de los alimentos, el plato del buen comer, la jarra del buen beber y la importancia de la activación física, y a la hora del receso tomara de lonche una torta, un refresco, unas papitas y un chocolate por aquello del postre, de esta forma difícilmente lograría persuadir a sus alumnos para que lleven una disciplina alimentaria.
Sería importante que se cambiara el tipo de alimentos que ofrecen las cooperativas escolares y esto no sólo a través de la regulación, sino también a través de una supervisión permanente.
Por otro lado se tendría que sensibilizar y orientar de manera permanente a los padres de familia sobre lo valioso de la salud de ellos y de sus familias, desde luego que ello implicaría realizar campañas, talleres, conferencias, etc.
De igual forma el maestro tendría que conocer la situación económica donde se desenvuelven sus alumnos y sugerir el consumo de alimento con alto valor nutritivo y bajo costo, aprovechando desde luego los alimentos de temporada y propios de la región. En contextos de pobreza y marginación no se le podría decir al alumno que para que su desayuno sea balanceado, deberá tomar todas las mañanas fruta con yogurt natural, cereal, dos rebanadas de jamón de pavo y queso. Esto estaría totalmente fuera del alcance.
Los medios de comunicación, especialmente la televisión, tendrían que asumir su responsabilidad y dejar de promover el consumo de alimentos de escaso valor nutritivo y alto costo.
Por esta y muchas otras razones, se afirma, que este tema de la salud alimentaria, representa un reto, que si cada maestro lo hace suyo, pronto se verían resultados en los alumnos y sus familias, ya que es precisamente el maestro quien tiene la posibilidad de influir positivamente en el crecimiento personal de sus alumnos si así se lo propone.