Sin comprender a ciencia cierta qué es lo qué pasa en este lado (el sur de Río Bravo), donde pareciera que nos volveremos a los tiempos de la Alta Edad Media, en que los reinos se resguardaban, de las invasiones y con grandes muros formaban un ambiente de aparente tranquilidad, en el cual, la paz la marcaban con sonidos acompasados de la espada. Sólo que ahora ya ese sonido es la evocación de bailes, de ese eco de “La danza de los machetes” que todo grupo de danza folclórica la ejecuta. Y bueno en esto días esta palabra “ejecutar” tiene toda una connotación de inseguridad y temor en las calles de toda ciudad de este país en el que vivimos, que quisiera estar totalmente equivocado.
Hoy en día, nuestro poderoso vecino del norte, ya casi da por concluida la gran muralla, para protegerse de los invasores bárbaros del sur, además de anunciar que la frontera (no es suficiente el muro) será escudada por la guardia nacional, en otras palabras la movilización del ejército norteamericano, está a las puertas del norte del país. Puesto que para el vecino del norte, es un asunto de “Seguridad Nacional”, lo que sucede con las ciudades del norte.
Sin duda interesante trabajo tendrán los funcionarios especializados en relaciones internacionales sobre los derechos y las obligaciones de los países involucrados y todos los recovecos que caracterizan al derecho internacional, donde la secretaria de Relaciones Exteriores: Patricia Espinosa Cantellano, tendrá que hacer uso de todo su curriculum de experiencia que se menciona en la página oficial de esta dependencia, donde dice que ingresó al Servicio Exterior Mexicano el 16 de septiembre de 1981. De 1982 a 1988 fue encargada de cuestiones económicas en la Misión Permanente de México ante las Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza. De 1989 a 1991 fue coordinadora de asesores del subsecretario de Relaciones Exteriores. De 1991 a 1993 fue directora de Organismos Internacionales. Y de febrero de 1993 a 1997 estuvo adscrita a la Misión Permanente de México ante las Naciones Unidas en Nueva York. Es responsable de los temas relativos a la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU: Narcotráfico, Derechos Humanos, Desarrollo Social, Adelanto de la Mujer y Promoción y Protección de los Derechos de los Niños, entre otros temas sociales. Experiencia la hay, ojalá que resulte muy buena negociadora, con los Estados Unidos de Norteamérica.
El país lleva más 20 mil muertes con violencia, una guerra sucia, una guerra de baja intensidad es en la que se despliega a lo largo todo el país, que no sé si habrá estados de la República que vivan libres de las acciones de la delincuencia organizada y de la guerra declarada contra ellos, por el Ejecutivo federal, donde cada vez, se abren nuevos frentes: el 15 de julio se marca como el inicio del narcoterrorismo, con la explotación del coche–bomba en Ciudad Juárez. Este fenómeno que lo conocíamos por la películas y noticias que sucedían en Colombia y Perú de allá en el sur del continente, donde de pronto explotaban carros en lugares menos pensados, un nutrido material fílmico y de imágenes de archivo tanto en periódicos, revistas y televisión lo constatan.
Ya no podremos con tranquilidad, pasear en cualquier calle concurrida, por que el narcoterrorismo se manifiesta en donde hay grandes aglomeraciones, el bombazo del 15 de julio fue afortunadamente, como lo mencionaron los medios informativos en lugar poco transitado y en un horario determinado, con todos los elementos de que fue como si fuera un ensayo, un muestra de músculo del crimen organizado, lo que nos espera está aún por verse y sufrirse, desafortunadamente.
Lo que nos toca hacer a nosotros los ciudadanos de a pie es realizar redes de comunicación, donde veamos movimientos poco usuales, avisar —por medio de nuestros contactos— a toda persona conocida para que no se arriesguen a pasar por esos rumbos, necesario será utilizar las nuevas tecnologías de la comunicación para este fin, para unirnos y quedar al pendiente de nosotros mismos como personas que compartimos un espacio urbano, así como la misma angustia de sentirnos desprotegidos, es necesario hacerlo, para que nos sorprendan sucesos degradables.