- Debe reforzarse la estructura familiar para redefinir la forma de resolver conflictos
- Los infantes son la población más vulnerable ante cualquier situación de violencia
La violencia ejercida hacia los niños es sólo una consecuencia más de este sistema social que ha vuelto la práctica de la violencia como una cuestión cotidiana, donde todos los integrantes de una familia se ven inmersos y los niños no son la excepción; desafortunadamente ellos son los próximos adultos que van de nuevo a ejercer violencia sobre sus hijos e incluso sobre sus propios padres para continuar la cadena, comentó Víctor Chan Martín, director de Hogar de Niñas Maná en Yucatán, invitado de Mujer Contemporánea para su décimo aniversario.
En las familias se hace una cadena de violencia, donde el niño que en un futuro será el adulto va a repetir la violencia contra sus hijos, pero también contra sus padres que serán personas de la tercera edad, aquí se encuentra otra población vulnerable, violentada como resultado de las relaciones destructivas conformadas en torno al ejercicio de la violencia como una forma de vida.
Hasta hace un tiempo se hablaba sólo de la violencia visible, la física, los golpes, las nalgadas, pero a partir de los últimos diez o quince años en todo el país se empezó a presentar otro tipo de manera muy significativa, en este caso se trata del abuso sexual infantil que tiene varias aristas, el abuso sexual como tal, el hostigamiento, el acoso, la violación sexual y la explotación sexual comercial infantil que también se ha agudizado.
Uno de los grandes problemas de esta situación es que sigue siendo un tabú, existe miedo de hablarlo, este fenómeno además se ha vuelto cotidiano, normal e incluso en algunos casos se ha vuelto hasta una necesidad. “El tema de la violencia nos atrapa, antes la violencia treinta años para atrás era un incidente, ahora la violencia ya es una forma única no solamente de solucionar conflictos sino de actuar, entonces la sociedad en sí, las familias ya están en una predisposición constante”.
Habló de dos temas pendientes en la agenda pública, uno de ellos es la rehabilitación de las víctimas de abuso sexual, esta situación es una realidad que no se atiende en el país trayendo por consecuencia la falta de sanación, el dolor latente y se preparan posibles agresores en potencia; aunque no es la regla se corren grandes riesgos de generar niños, adolescentes, jóvenes y adultos con una perspectiva de la violencia como parte de sus vidas.
“Hay acciones de prevención, me parece que faltan más pero hay unas, me parece que hay programas de atención, faltan más, pero cuando hablamos del tema de la rehabilitación de víctimas de abuso sexual y si hablamos en particular de niñas, niños y adolescentes, hablamos que en el país no hay programas para rehabilitar”.
El otro pendiente es referente a la atención a los agresores, porqué es la mujer violentada quien debe salir de la casa, hace falta una política pública para regular esta situación, donde además el hombre no solamente se vaya de su casa sino también que vaya a un centro de rehabilitación. Éste desde la perspectiva de Chan Martín es un aspecto que está desatendido, porque en la violencia hacia los niños hay una serie de fenómenos colaterales que deben ser atendidos.
Como en otras cuestiones que aquejan a la sociedad, es responsabilidad de todos, las autoridades, la propia sociedad civil organizada y cualquier ciudadano encontrar formas de fomentar nuevamente el valor de la familia como un espacio donde en lugar de desgastes y violencia se haga un espacio propicio para el amor, la confianza, la fraternidad y la convivencia. Dejar atrás cualquier iniciativa de educar con violencia en nombre del amor.
Para él las expresiones de fuerte violencia social en ciertos estados del país son resultado de cosas que los habitantes hicieron y dejaron de hacer y aquellos espacios que ahora son “pacíficos” no están libres de caer en una situación de este tipo, por eso sería bueno hacer un alto y preguntarse de qué manera puede contenerse y modificar los rumbos de las ciudades.
Desafortunadamente las instituciones hasta el momento no han sido aliados para la contención de la violencia, mencionó por ejemplo los sistemas educativos del país donde se han llegado a conocer casos de maestros que ejercen agresiones contra sus alumnos sin que existan unidades de atención a alumnos víctimas y donde tampoco se da una cultura de denuncia ante los casos que lleguen a presentarse.