- Para el 2008, los nacimientos de madres adolescentes representaban el 15 por ciento
- Se necesita voluntad política para proteger a los jóvenes y darles una oportunidad de vida
La edad de las madres de primera ocasión ha disminuido a tal grado de que son “niñas que juegan a ser mamá con niños de verdad” porque la edad para tener el primer hijo aún cuando fuera por un descuido, ha disminuido en casi diez años al pasar de 34 años hasta 15 años de edad. Ellas buscan fuera de su casa la solución de sus problemas, sin embargo no es suficiente. Según datos del Consejo Estatal de Población (COESPO) publicados en el 2008, 3 mil 611 nacimientos de mujeres entre 15 y 19 años de edad de los 22 mil 658 que el consejo nacional registró para este año en la entidad, representa el 15 por ciento del total.
Tanto las instancias de gobierno como las mismas asociaciones como es el caso de Mujer Contemporánea coinciden, ya sea por las estadísticas o las historias de vida, que la cantidad de mujeres que se embarazan a más temprana edad, ha venido en aumento de manera considerable para lo cual inciden diversos factores, la falta de información sexual adecuada, el descuido de los padres o la poca confianza que les brindan a los muchachos para hablar de estos temas, la propia tendencia social hacia la evasión de las responsabilidades.
En el caso de Mujer Contemporánea de manera muy específica por su propia vocación que es atención a las víctimas de violencia intrafamiliar, Roxana D´Escobar, coordinadora de esta asociación comentó que el principal factor que orilla a las niñas a buscar “otras alternativas” de vida es precisamente la fuerte violencia vivida en su hogar. Ellas piensan que fuera de ese espacio tendrán las oportunidades para desarrollar una vida distinta, aunque luego se ven insertas en relaciones de pareja con hijos de por medio donde se replican esos modelos violentos.
En los casos de las jovencitas que no han estado expuestas a situaciones de violencia, persiste de todas formas la falta de confianza hacia los padres para preguntarles sobre temas sexuales, lo cual muchas de las veces los lleva hacia fuentes de información erróneas como pueden ser los amigos que poco saben al respecto, o ciertas páginas de internet donde los datos no son del todo correctos.
Eso sin contar que a través de las instancias dedicadas a la juventud, la salud, instituciones educativas no están preparadas para enfrentar la realidad de los jóvenes tal cual es, sin manipular ni adecuar a los gustos o necesidades de los adultos. No existen planes estructurados y en coordinación con las instancias de gobierno y las asociaciones civiles dedicadas al tema de la sexualidad para la entrega de información, preservativos y sobre todo el seguimiento constante de los muchachos para que se sientan acompañados, pero no limitados.
Incluso la COESPO propone no sólo acciones específicas, sino la generación de políticas públicas dirigidas a este grupo específico de la población donde se quedan en el camino muchas de las oportunidades de desarrollo a causa de un embarazo no deseado. Proteger a los jóvenes es labor de todos, pero no sólo como un slogan, sino como un acto hecho realidad a través de la suma de voluntades de los involucrados.