A partir del próximo mes, anuncia el boletín informativo, operará el mando de policía único, “independientemente de las reformas legales que habrán de establecerse”. Luis Armando Reynoso declaró que “aquel que no esté de acuerdo pues estará obstruyendo la buena coordinación y habremos de presionar, habremos de señalar, y ser muy precisos en quienes son los que se están oponiendo en esta coordinación, respetando la autonomía municipal, serán los propios alcaldes que se darán cuenta quién está obstruyendo o quién no”.
La idea del mando único es resultado del pronunciamiento de la Conferencia Nacional de Gobernadores. Los mandatarios estatales acordaron que era urgente rediseñar de manera integral el modelo policial y con la promesa de “lograr una sociedad con certeza de armonía y seguridad” proponen integrar los cuerpos municipales de policía de cada entidad en uno solo, bajo el mando de la policía estatal. Propuesta que tiene implicaciones “constitucionales, legales, reglamentarias, operativas, administrativas y presupuestales”, se requiere una reforma constitucional para establecer el modelo, específicamente al Artículo 115, que establece las facultades de los gobiernos municipales y, entre otras, señala cuáles son las funciones a las que están obligados los municipios, pero al gobierno de Aguascalientes, eso no le importa, se tiene que hacer ya.
El establecimiento en la práctica del mando único lo que hace es evidenciar el nulo respeto por la ley que tiene Reynoso Femat y que si el barco hace agua es por las decisiones unilaterales que dejan a un lado la necesaria discusión hacia un modelo policial en que se logre la coordinación de esfuerzos, más que la centralización del poder en una sola figura.
En la práctica, el mando único y la anuencia de los alcaldes, rebaja la coordinación a la sumisión, a tirar la bolita de la responsabilidad de una cancha a otra. ¿Qué no se supone que se busca un modelo que disponga de un método, que logre concertar esfuerzos y medios para responder a la delincuencia organizada y a la criminalidad? Que los presidentes municipales acepten en los hechos es la renuncia a las obligaciones del trabajo para el que fueron elegidos.
Ante esta decisión, en la práctica, gana vigencia la frase de Lord Acton: El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente, ese es el riesgo que se corre con el mando centralizado en una sola persona, ya que al no transparentar las implicaciones de esta medida, los mecanismos con que se implementará, la forma en que se han de asignar responsabilidades, recursos materiales, humanos y presupuestales, cómo se respetará la autonomía municipal, además, con la amenaza del solitario en palacio de presionar a quien no se someta, poco tardaremos en escuchar la repartición de culpas, los alcaldes lavándose las manos, el gobierno estatal acusando de una falta de coordinación que nunca se buscó. Que el país enfrenta una grave crisis de seguridad es evidente, lo que no queda claro es cómo se llegó a la conclusión de que el modelo propuesto por el ejecutivo federal y el secretario de seguridad pública, Genaro García Luna, es la solución adecuada.
En el caso de Aguascalientes, se debe cuestionar la premura del ejecutivo estatal y la sumisión de los alcaldes, que no parecen estar enterados de que a través de la Conferencia Nacional de Seguridad Pública, 1,500 presidentes municipales (de 2,439 que hay en el país) no están de acuerdo con el mando único. Incluso la CONAGO, al proponer este modelo, señaló que antes de establecerlo era necesario remitir una propuesta de modificación constitucional, de nuevo, ¿por qué la prisa de llevar a la práctica esta medida?, ¿por qué apostar a los esfuerzos inconexos, a las respuestas de bote pronto?
Coda
Mario Granados Roldán deja a un lado la repartición de vales al paraíso y en su texto “Desatarse a tiempo”, publicado en La Jornada Aguascalientes el 16 de julio, me acusa de intentar coartar la manifestación de ideas y “exterminar la pluralidad en estas páginas de predominante color blanquiazul” porque creo que las columnas que firman los políticos se limitan a dos aspectos: mensajes para el enemigo o lisonja para sus candidatos. Tacaño para los argumentos e ideas, pero dispendioso en la descalificación y el insulto, intenta establecer que el estercolero en que se revolcaron los suspirantes durante la campaña tuvo un solo responsable, y coloca una cereza en el pastel acusándome de misógino.
Busqué argumentos para dialogar, no encontré ninguno. Como él me regaló una cita, nobleza obliga, yo le regalo una selección de aforismos de Lichtenberg:
Casi todos los hombres fundan su escepticismo respecto a una cosa en la fe ciega en otra.
Los periodistas han construido una capillita de madera que llaman el Templo de la Fama donde todo el día clavan y desclavan retratos, con tal escándalo que nadie escucha sus propias palabras.
Si alguien escribe mal, qué más da, hay que dejarlo escribir. Transformarse en buey aún no es suicidarse.
Un libro es como un espejo. Si un mono se asoma a él no puede ver reflejado a un apóstol.
Él me desprecia porque no me conoce. Yo desprecio sus acusaciones porque me conozco.
A lo largo de mi vida me han otorgado tantos honores inmerecidos que bien podría permitirme alguna crítica inmerecida.
Hay ineptos entusiastas. Gente muy peligrosa.