- Lo más importante para un alcohólico es saberse comprendido
- Un alcohólico será siempre así pero busca una manera de disciplina para “cuidarse” del vicio
Para los enfermos alcohólicos, la edad, el género, el nivel socioeconómico no importa, todos por igual son seres humanos vulnerables en busca de ser comprendidos y escuchados. Las historias pueden ser muy diversas entre sí, pero al final todos tienen el alma dolida, se les confundió el camino y están en proceso de encontrarlo. Es la disciplina y sobre todo el amor lo que los vuelve a un camino donde de nuevo se sienten personas con capacidad de crecer y llegar siempre más allá, comentó Ruperto Razo, responsable de la región centro de la Fundación Amigos para Siempre, Institución de Asistencia Privada (IAP).
“Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia historia y lo que tratamos de hacer es compartirla”.
Hay quienes llegan a un momento de su vida donde sienten que el único destino para ellos es la calle, los baldíos, los vicios, el alcohol, otros gritan ayuda y de pronto encuentran una mano tendida para ellos. Para quienes están en este servicio es una especie de “obligación” el hecho de salir en búsqueda de quienes necesitan un hálito de esperanza, a XXX XXX le pasó, el dejó sus negocios y su familia por seguir con el negocio de la rehabilitación.
“Cuando tú como decimos vulgarmente te cae el veinte de que eres un ser humano que padece cáncer o una enfermedad más tremenda y que eres salvado te das cuenta que no te puedes ir a tu casa tranquilamente, a acostaste, a dormirte sabiendo que hay millones de seres humanos que se los está cargando la tiznada”.
La única medicina posible para una persona adicta, enferma es el amor, esa es la única; el problema es cómo aplicar ese amor, ellos son seres humanos que necesitan de una comprensión, de una tolerancia, de un respeto. “Necesitamos aprender nosotros mismos a poder ver más allá de nuestras narices para darnos cuenta que independientemente de sus conductas agresivas, violentas o pasivas dentro de estas características existen seres humanos muy enfermos, mucho muy enfermos, seres humanos con un profundo resentimiento, un profundo odio, un profundo rencor, rebeldía, resistencia hacia el mundo, la sociedad y hacia sus familiares”.
Para quienes son apoyo de los recién ingresados a la fundación, cada uno de los movimientos y enunciados que pronuncian frente a la tribuna al hablar de su problema expresan algo más profundo de sí mismos. “El objetivo no es llegar a una perfección espiritual sino vivir dentro de un adelantamiento constante, ir haciendo conciencia (…) eso es lo que nos ha permitido mantener la esencia de todo esto”.
Es un acto totalmente gratificante ver la manera en que un ser humano puede trascender sus debilidades, ellos se sienten personas extrañas para el mundo y el mundo les parece extraño. Ellos como adictos intercambian una adicción por otra adicción, la de encontrar en el acto de ayudar una forma de crecerse a sí mismo y a los demás.
“La capacidad para poder ganarnos su confianza y lo que yo he encontrado, he descubierto de todas estas cuestiones es acercarme de una forma natural, tú tienes un corazón, tú tienes dos ojos, dos oídos, yo de alguna manera no le hago caso a sus reacciones, a sus mentadas de madre porque llegan con desequilibrio, muchas veces se les tiene que sujetar como en los psiquiátricos”.
Luego de ayudar a desintoxicar físicamente a una persona entonces después de ello comienza a trabajarse con la cuestión psicológica, ayudándolos a reconocer que su recuperación depende de una sólida disciplina, capaz de romper con las viejas formas de vivir que no es un trabajo sencillo, esa es una experiencia confrontativa muy fuerte.
Los alcohólicos de este grupo usan la frase de “te echo humildad” que para ellos es un principio para educar el ego de cada una de las personas que asisten a esta terapia, es necesario doblegar la fuerza del yo, para entonces entender que de alguna forma unas personas están al servicio de otras o que en ocasiones es necesario para aprender que las cosas entre las personas se pueden pedir por favor, es una forma de disciplina con la que se doblega el orgullo.
Al estar frente al estrado, todos son iguales, son seres humanos dolidos, algunos por una afección propia, por ser ellos quienes cayeron directamente en algún vicio que no podían dejar atrás, otros por ser familiares de niños, jóvenes o adultos que en un momento determinado se perdieron y ellos de manera secundaria están involucrados.
El niño de principio parece estar preocupado por cuestiones de futbol pero detrás de ello está una experiencia de indisciplina, falta de reconocimiento de la autoridad de los padres, desestimación del juicio de otros que tienen más experiencia, está la mujer esposa que perdió el control de su compañero de vida que se perdió en los vicios, una madre que se arrancó de su hijo de escasos 13 años porque lo encontró con droga y tuvo miedo de dejarlo en ese lugar, un padre que en un momento se sintió culpable de los vicios de su hijo y ahora considera que las decisiones son responsabilidad de cada persona.
En el espacio de rehabilitación uno de los ejercicios más importante es el ejemplo, todos practican el mismo nivel de servicio, lavan los baños, hacen de comer para los demás, tienen la mano al que en ese momento lo necesita; para quienes recién llegan este ejemplo es una forma de darles confianza para que se queden a rehabilitarse a su lado. “Las palabras convencen, pero los ejemplos arrastran”.
El dolor los une y de principio pareciera que todos se sienten igual de “miserables” y tristes pero la realidad es que lo que hay dentro de ellos y lo manifiestan es una esperanza por un mundo del que no están totalmente seguros que existe pero ellos apuestan todos los días porque sí. Una formación constante, una lucha por dejar atrás lo que fueron y de lo que no quieren más.