- Ante noble concurrencia se presentó también danza y canto
En el centro festivo y acogedor de un aniversario más de la fundación de la alcaldía guanajuatense de Romita, se plantó sobre la mitad del foro, a la manera del hombre de campo que imita de sus dioses el truco de los cerros y montañas, Alejandro Pedrero, “El Centauro de Lagos de Moreno”, y le robó a la historia de la charrería un capítulo, y así dio vida a una formidable exhibición de la ancestral diligencia del floreo de reata.
Justo, visto por una cantidad considerable de público que abajo, allá en el desnivel del templete, atento veía y vivía las acciones, desenvolvió sus misteriosas reatas e hizo degustar a conocedores y neófitos de este arte mágico, con un catalogo de evoluciones llevadas, buriladas y ligadas sobre cuadros alucinantes y bajo el indicativo de la métrica de su dominio extraño. Con ese empaque de charro que ha paseado por gran parte del planeta conocido, se robó legítimamente las mejores palmas de esa noble concurrencia que antes, según guión previsto, había presenciado números de danza, canto y revista.
Fue una semana cultural con la que personajes involucrados en la política local, dieron halago al pueblo. Evento plausible por el perfil que le otorgaron los organizadores, ya que una parte preponderante de la cultura es el charro. Éste no inicia ni termina en los lienzos de hoy, modernos, estilizados, impactantes en sus huesos de arquitectura, pero muchas ocasiones humildes o carentes de olor y el color y sabor de la amistad y el sentimiento; tampoco en las contiendas que llevan en prólogo demasiados intereses involucrados; el charro es mucho más de lo que se le ve en su superficie. El charro tiene en cada una de las letras de su nombre la sustancia de todo un país que llora, ríe, sufre, goza, se embriaga de su misma esencia y se inmola de gracia y sentimiento delante de todo el mudo. Por ello es que el papel del charro en este tipo de funciones al aire libre, son de aguda trascendencia. Esta vez Alejandro Pedrero fue el acertadamente escogido para dar nombre a la charrería, y mejor que bien acompañado viajó para dar un poco de su sustancia charra, como es el señor Juan Ortega y Alfonso Vallejo. Enhorabuena y quede entre todos el deseo de que este rango de festivales tengan en cuenta al ¡Charro Mexicano!