Con hartos políticos en el tendido, mucho conocedor y un tanto más de reventadores de Fernando Ochoa se llevó a cabo la sexta corrida del serial taurino San Marcos 2010 en donde Mario Aguilar recibió su bautizo de sangre al propinarle dos cornadas el primer toro de su lote, luego de haber iniciado de gran manera su trasteo de muleta, sin embargo su gran afición y ganas de triunfo lo levantaron y logró tumbar una oreja ganada a pulso.
Al término de la corrida platicamos con el doctor Alfredo Ruiz acerca del percance y motivó a la poca preocupación sobre las cornadas, una en la pantorrilla y otra en el muslo de casi veinte centímetros, la cual reconfirmó el jefe de los servicios médicos de la plaza, Carlos Hernández, al finalizar la cirugía, en donde comentó que la operación fue satisfactoria y el matador se encuentra fuera de peligro, pero no podrá torear su compromiso del próximo miércoles.
Mario estaba en la tcúspide, jugándosela, poniéndose en el lugar de los que cobran caro, corriendo la mano, pero también confiándose. Ahí fue el empacho y luego el certero golpe del burel y otro más que no le impidió mermar en el ánimo para culminar su labor y recibir la oreja, además de dar la vuelta al ruedo con el gran fervor de los asistentes a la Monumental.
Joselito Adame también se despachó una peluda al segundo de su lote, al que entre la capa, banderillas y labor muleteril convenció con una férrea voluntad y un arrojo pensante en la cuna de los pitones que metió al público sabiendo que podía parar en el mismo lugar que su altérnate, pero eso no impidió que se siguiera arrimando, consiguió media espada en el morrillo del astado y también paseo el asa del cornúpeta.
En tanto Fernando Ochoa, que debió zumbarse a los tres más complicados, incluido el que correspondería a Aguilar para cerrar plaza, quiso, no cabe duda, intentó sacar los pases, insistió y de hecho tuvo momentos de lucimiento, sin embargo un par de reventadores, que quién sabe de dónde salieron, contagiaron a un gran sector que casi nada le dejaron compartir en su entrega y voluntad.
Finalmente compartir la extraordinaria manera de colocar los palitroques de Armando Ramírez “El Bam Bam” y Edgar Camacho quienes fueron llamados a desmonterarse en el último del festejo y sin lo propio también la labor de Alejandro Prado que estuvo, como ha estado en el serial, pendiente corriendo con la capa y atento a su labor en todo instante.