- Costaría todo presupuesto anual para fomento a la lectura en Aguascalientes
- Se cuenta con datos de 2007; tener nuevos aportaría para estrategias de cambio de hábitos lectores
Desde inicios del sexenio se ha tenido la intención de aplicar a nivel local una encuesta de hábitos de lectura en la población, que nos diga cuánto leemos y qué tipo de lecturas preferimos; sin embargo, la constante ha sido la falta de recursos y el levantamiento de este estudio costaría alrededor de medio millón de pesos… más o menos el presupuesto que se tiene para el fomento a la lectura en el Instituto Cultural de Aguascalientes.
“La verdad es que sí sería muy bueno (…) vale la pena invertir en una encuesta estatal de lectura y eso siempre lo estuvimos puntualizando”, señaló la jefa de departamento de departamento de Fomento a la Lectura y Feria del Libro, Mariana Torres Ruiz, quien coordinó el maratón de lectura en voz alta y narración con que se conmemoró en Aguascalientes el día mundial del libro.
Torres Ruiz reconoció que “siempre son recursos, siempre es como la prioridad en otras cosas”, además de que la aplicación de este estudio implicaría un gasto de alrededor de medio millón de pesos y dedicar tiempo a la implementación de pruebas, muestras, entrevistas, entre otros.
El único indicador estadístico sobre lectura, “que fue un parteaguas”, con que se cuenta actualmente es el que arrojó la Encuesta Nacional de Lectura que se aplicó en 2007 y que dio como resultado la cifra promedio “que se ha llevado y traído” por todo el mundo de un promedio de 2.9 libros por año por cada mexicano.
La encargada de la lectura en el ICA calificó esta cifra como “un dato bastante frío y calculador” porque engloba no sólo los libros, sino revistas, catálogos, publicaciones periódicas, etcétera, aunque eso bueno porque echa por tierra el prejuicio de que los mexicanos no leen.
Por otro lado, resaltó que de entonces a la fecha puede considerarse poco tiempo “y para aplicar este tipo de encuestas tienes que dejar que pasen cosas”, pero admitió que contar con información estadística de este tipo ayudaría a plantear estrategias para modificar los hábitos de lecturas, pues insistió en que sí se lee. La cuestión sería elevar la calidad de las lecturas que se buscan.
En el caso de Aguascalientes, Mariana ha estado involucrada también con el programa federal de salas de lectura y a pesar de que los espacios físicos de lectura siguen siendo 184 por parte de esta política y las bibliotecas de la entidad básicamente son las mismas, el interés por la lectura sí se ha incrementado y eso lo ve reflejado en el interés de cada vez más gente por asistir a las actividades de promoción que en ellos se realiza.
“No sé si las ventas en las librerías han subido, pero lo que sí es que la gente, por lo menos en préstamo de libros en las salas de lectura, en bibliotecas, sí hay. Hay un movimiento importante”, comentó.
Desde su punto de vista, ya no existe el pretexto de que no hay libros porque actualmente todos los salones de clases tienen, aunque sea modesto y limitado, un acervo del cual hechas mano.
El reto ahora “es que entendamos que la lectura no es una herramienta exclusiva de la escuela; esto la ha limitado totalmente a eso y ha influido negativamente”; de igual manera, en lugar de buscar atraer a los niños hacia este hábito, los adultos debemos primero convertirnos en lectores que los contagien, que les pongan el ejemplo y que dejen ver que “la lectura es un aspecto de la vida cotidiana como tomar un café, como ir al cine, como ver una película…”