- Ven trabajadores disminuidos sus totales de salario por conceptos como el ISR
- Aún cuando se sienten explotados prefieren guardar silencio para conservar sus empleos
Rebeca gana en el lugar donde trabaja originalmente casi dos mil pesos, entre la cuota del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los permisos sin “goce de sueldo”, comisiones extras por servicios como el comedor, pero sobre todo el pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR) su salario termina en poco más de mil 500 pesos. Este Impuesto Sobre la Renta que tienen que pagar las empresas se traslada a los empleados, merma el ingreso de los trabajadores, principalmente de las mujeres que son finalmente quienes sostienen a sus hogares y mantienen a sus hijos.
El ISR es un impuesto vigente, aprobado a principios del 2002 como una obligación para las personas físicas y morales con sus respectivas excepciones y especificaciones, este ingreso se usa en general para apoyo de proyectos productivos aunque en cada estado deciden algunos destinos distintos para este dinero. Lo que es una realidad es que esta obligación impuesta a los empleadores se trasmitió hacia los trabajadores y en ocasiones se vuelve una carga onerosa cada semana cuando las mujeres y hombres que trabajan reciben su salario.
Quienes “mejor” la pasan su percepción de salario sólo disminuye de mil 900 pesos a mil 584 pesos teniendo en consideración que la deducción mayor es la del ISR, pues la cuota del seguro social es de 19 pesos, son 30 pesos de gastos varios que en este caso se refieren al consumo en el comedor, 15 pesos por un permiso previamente pedido de una hora y media para asistir a consulta con el médico y casi 159 pesos del ISR. Suman un total de 370 en deducciones.
No todos los empleados y empleados corren con la misma suerte hay quienes sus deducciones se elevan hasta 500 pesos o en su caso quienes ganan menos y aunque las deducciones sean las “mínimas” se absorben casi la mitad del salario. Las mujeres, principalmente al llegar el día de pago esperan su semana o quincena de la mayor cantidad de dinero posible porque hay incluso quienes trabajan horas extras con la esperanza de tener un mayor ingreso sin embargo llega el él día de pago y con él las sorpresas.
Los cheques son de menos dinero del que esperaban porque las deducciones son mayores o porque las pocas horas que ellas utilizaron para llevar a sus hijos enfermos con el médico o atenderse ellas mismas les fueron rebajados de manera considerable. Un empleado gana alrededor de 97 pesos como salario por una jornada de trabajo, eso sin contar a la gente de limpieza que como en todos los lugares es quien menos percibe y quienes más desprotegidos están.
“Las muchachas están muy molestas, pero nosotros como quiera, quienes realmente la pasan mal son las personas de limpieza porque ellos no tiene prestaciones, ganan mal y muchas de ellas son mujeres que tienen la obligación de cuidar y mantener a sus hijos”.
Este tipo de arbitrariedades o abusos que no parecen lo viven todos los días los y las trabajadoras que muchas veces al interior de sus espacios laborales prefieren guardar silencio porque finalmente ellas necesitan el trabajo aún cuando sea en una condición de explotación.