- “Quieren estar en la forma en la que ellos se instalan”: Raúl Álvarez
- No cuentan con agua corriente ni drenaje para sus necesidades básicas
Cada San Marcos llegan a la ciudad cientos de familias de feriantes para establecer sus puestos en las instalaciones de la feria. Para las tres semanas que dura el negocio, familias enteras levantan carpas en donde viven hasta 30 personas sin suministro de agua ni alcantarillado. Raúl Álvarez, presidente del Patronato de la Feria asegura que hay un terreno rentado para que los comerciantes se instalen en mejores condiciones. Sin embargo, los negocios han de ser atendidos por toda la familia y no pueden alejarse de la zona de puestos y juegos.
María Rincón es de San Luis Potosí. Sin embargo vive en Aguascalientes con sus doce nietos para que los chiquillos, entre 6 y 14 años, puedan ir a la escuela con cierta normalidad. El resto de la familia se dedica a las ferias y ha de trasladarse de una ciudad a otra con mucha frecuencia. Durante la temporada de San Marcos, todos se trasladan al recinto de la feria. Viven “unas treinta personas” en un remolque y dos tiendas de lona. La cocina improvisada con todos los trastes está afuera y para conseguir agua, cuenta que han tenido que rentar un local cercano por 2 mil 500 pesos. Ahí hay un baño y un grifo con agua del que se surte la familia. Entre los negocios que tienen en la feria está un puesto de hot cakes y otro de maquillaje. Además, tienen una empresa de títeres ubicada en el mismo recinto.
El presidente del patronato asegura que el patronato rentó un terreno “donde ellos pueden tener condiciones de vida mejores que las que normalmente tienen cuando llegan a la feria” y que “tengan oportunidad de tener una regadera, agua corriente y una seguridad”. Sin embargo, afirmó que “no los podemos obligar a que se estacionen en este lugar”. Además, está “muy cerca de donde ellos se establecen”, es decir, de las instalaciones de juegos mecánicos.
Las familias de feriantes, sin embargo, alegan que necesitan estar lo más cerca posible a los puestos, ya que todos participan del negocio y no pueden dejar las casas solas mientras están trabajando. De todas formas, por las calles aledañas a la feria donde se instalan orina mucha gente por las noches y a partir de cierta hora de la tarde la seguridad no es precisamente la más presente. María Rincón asegura que ya les han robado tanques de gas y garrafas de agua.
Cuestión de costumbres
En cuanto al terreno rentado por el patronato, Álvarez destacó: “lo hacemos porque queremos hacerlo. En realidad no hay ningún tipo de contrato y en ningún lugar se hace esto. La intención es que la gente tenga una alternativa más, pero muchos de ellos, aún cuando se les ofrecen estas condiciones, no quieren. Quieren estar en la forma en la que ellos se instalan”, destacó Raúl Álvarez.
“Cada año se les ofrece lo mismo y ellos deciden si quieren irse (al terreno) o no. Muchos se quedan en la forma en que tradicionalmente lo hacen y romper estas costumbres no es simple”.
María, relata que en otros recintos feriales por los que se mueve su familia hay mejores condiciones. “Incluso hay algunos que tienen lavaderos” instalados para los comerciantes.