Aún cuando es “difícil e injusto” hacer comparaciones entre un país y otro, lo cierto es que en Noruega y otros países se discutió hace 15 ó 20 años lo que hoy es tema de un pobre debate en México: los derechos de los homosexuales. Hoy, aquellas naciones reconocen plenamente a este sector garantías como la posibilidad de contraer matrimonio y de adoptar hijos e incluso cuentan con estadísticas que revelan que los niños que crecen en este tipo de familias, tienen menor tendencia hacia la homosexualidad que los que se desarrollan en ambiente familiares considerados normales.
Hans Egil Offerdal, periodista, teólogo e investigador noruego, acudió junto con el profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), Genaro Zalpa Ramírez, al programa “En Voz Alta. El Debate”, que transmite esta casa editorial cada lunes, por CV+TV, y que es conducido por Horacio J. González.
Al abordar el tema “Derechos Humanos y Diversidad Sexual”, los especialistas coincidieron en que tanto en México como en el mundo queda mucho por hacer y parte de ello se centra en un debate serio que deben propiciar las autoridades de estado, las organizaciones de la sociedad civil que defienden la causa, los medios de comunicación y la religión.
Se refirieron a la religión porque, si bien ha sido la iglesia católica a la que se ha visto en medio de la polémica, el problema es realmente de la religión en general y su propia diversidad interna y a los medios, porque la concepción que tengan de sí mismos y el conocimiento del tema, afecta en cómo lo darán a conocer a la sociedad y por tanto en la influencia que sobre ella tengan respecto al tema. Ambos son factores para que, en México, el debate sobre el tema se haga sin seriedad.
La biblia no es “un libro de recomendación para la ética sexual”, explicó Egil Offerdal, sino una manera de ver la vida que data de casi 3 mil años atrás y a la que, aunque es respetable que haya fundamentalistas que la siguen al pie de la letra, más comúnmente se recurre para buscar argumentos que fundamenten el racismo que existe en contra de los gays, las lesbianas, transexuales y bisexuales.
Para Zalpa Ramírez, además del fundamentalismo, el problema radica también en que dentro de la religión hay diversidad de interpretaciones del mismo texto y en que, a pesar de que en lo general coinciden en que “lo que Cristo predicaba era el amor” y cada religión concibe de distinta manera lo que es “el amor legítimo”.
A pesar de que se ha usado frecuentemente como argumento, el investigador noruego reflexionó que la homosexualidad ni siquiera es un tema tan importante dentro del cristianismo o catolicismo, puesto que Jesús no dice nada sobre él.
Un retrato de la falta de reconocimiento y respeto por los derechos de los homosexuales que el invitado vio con tristeza e incredulidad es el hecho de que autoridades se refieran a este grupo como “animales”, cuando esta expresión constituiría un delito aplicado en cualquier otro contexto.
El papel de los medios en el debate por la diversidad sexual
Para el también coordinador para América Latina del Programa de Estudios Comparados sobre Pobreza de la Universidad de Berher, en Noruega, cuando en su país se debatieron los derechos de la comunidad gay “eran otros tiempos, otros medios, otro público con otro tipo de educación y otro tipo de participación democrática”.
En México, la manera en que los medios propiciaran una discusión seria tendría qué ver con “cómo se entienden los medios a sí mismos”, comentó. Junto con el actuar de las asociaciones civiles, es necesario que sobre el tema se hable o se escriba con conocimiento e investigación como fundamentos.
Los medios de comunicación deben distinguir entre la información y la opinión pues, cuando se conciben como espacios para generar el debate y asumen su rol de informadores, contribuyen a generar las condiciones adecuadas para que el tema se discuta. Desgraciadamente en gran parte del mundo los medios lo son de control social y prueba de ello son los grandes espacios que destinan a deportes y la falta de contenidos televisivos los fines de semana.
Para el investigador de la UAA, los periodistas del país deben dejar de lado la costumbre de “culpar a otros” de lo que ellos hacen y asumir una postura que cuestione más a la autoridad. En resumen, es cuestión del “profesionalismo” con que se trate cualquier información.
¿Y cómo pueden los medios contribuir a ese nivel de desarrollo?, correspondió a Hans Egil responder: “hacer periodismo con la verdad, aunque la verdad no le guste al reportero, al periódico o al dueño
el compromiso aquí es con la verdad” y, en segundo lugar, “buscando las voces que normalmente no se escuchan, las voces del pueblo”, finalizó.