La última ocasión que fue en la que se decidió a dejar al hombre que era su pareja y que desde el nacimiento de su primer hijo empezó a golpearla, sin una razón real, contundente. Su rostro es serio, no asoman lágrimas en sus ojos pero la narración de los hechos podría fácilmente destrozar a cualquier ser integral.
Ella es originaria de San Luis Potosí, sus padres la dejaron acá con su hermana y se marcharon de regreso a su lugar de origen.
La decisión de marcharse cuando se hartó de los malos tratos, le costó que su pareja, quien seguro en algún momento le declarara su amor; que se llevara a su hijo con la promesa de no volver a verse nunca más, esa es una situación muy dura de vivir para una madre. “Me acusó de prostituta, me acusó de drogadicta, que yo vivía con puros drogadictos, que yo vivía en una casa de citas y eso no es cierto”.
Su pareja fue un hombre que no trabajó, la maltrató, la golpeaba y la amenazaba constantemente. “Cuando me embaracé de mi hija, quería que yo me la sacara y yo decía que no, me encerraba en el baño, a mí se me cerraba el mundo para dejarlo, yo no podía dejarlo”.
Muchos días duró encerrada ahí todo un día sin tener alimento, la intención era que “abortara” a su hija, la dejaba sin comer para que se “sacara” a su hija. Aunque en varias ocasiones él le prometió cambiar, nunca cumplió.
En un principio se mantenían de la venta de ropa de ella y de la caridad de la madre de él que en ocasiones les daba de comer a los niños y a él, pero hubo un momento donde la exigencia para ella fue trabajar en una lonchería donde se vendía cerveza, ella no quería pero ahí laboró por un tiempo por miedo a él y para mantener a sus hijos.
Las amenazas fueron constantes, en todo momento, ella de muchas formas buscó la manera de salir adelante por ella y por sus hijos que en muchas ocasiones los amenazó incluso de muerte, con cuchillos, con machetes. “Ahorita va a valer madre al cabo a la justicia yo no le tengo miedo, échamelos al fin que yo tengo palancas, a mi tú no me puedes hacer nada, tú aquí no tienes padres, tú estás sola, tú eres una perra, tus papás no te quieren, no te vienen a visitar, a la hora que yo quiero, yo te puedo golpear”.
Tenía mucho miedo pero no sabía qué hacer, nadie la aconsejaba para que lo dejara o se marchara y eso era algo que la detenía, hasta que por fin, tomó la decisión de protegerse a sí misma y a sus hijos aún cuando tiene encima todo el riesgo.