- Periódicamente hay cortes de agua en la escuela. Este problema es de toda la comunidad
- Hasta el 50 por ciento de los niños vive en una familia cuyo padre es migrante
La escuela primaria Leona Vicario de Real de Asientos es un ir y venir de niños y madres a la una y media de la tarde. Entra el turno vespertino mientras que a las puertas de la escuela varios vendedores se ganan la vida distribuyendo para su venta frituras y refrescos. Nos recibe el profesor David Esquivel, quien lleva quince años ejerciendo en esta primaria y fue director de la misma en 2008 y 2009.
Varios chiquillos interrumpen de forma graciosa nuestra plática para reportar que aún hay niños en el parque en vez de estar en clase. Mientras, el profesor David expone la situación de la escuela. Cuenta que las instalaciones son suficientes para albergar a todos los niños y están en buenas condiciones. Pero también hay carencias.
David Esquivel relata cómo periódicamente tienen problemas con el abastecimiento de agua. “No es un problema propio de la escuela, sino de la comunidad. La falta de agua es un problema sentidísimo”. Para subsanarlo, incluso se ha planteado recabar firmas y pedir formalmente un arreglo de la infraestructura. “El tiempo electorero de ahora es muy bueno” para esto. “Los candidatos dirán que sí” a las peticiones. Hace falta que gestionen el asunto ante la instancia que corresponda, pide David Esquivel.
En cuanto al presupuesto de que disponen, Esquivel asegura que tienen que hacer malabares para que alcance. “Estamos demasiado pobres”, resume. A principio del curso escolar pidieron a cada cabeza de familia que aportara 120 pesos, independientemente del número de hermanos que estuviesen en la escuela. La cooperación es voluntaria y en torno a un 30 por ciento de las familias no ha podido proporcionarla. Este dinero lo destina la asociación de padres de los alumnos, sin injerencia del cuerpo educativo, para apoyar el salario del velador que cuida la escuela. También tiene que alcanzar para material de oficina, hojas, tinta para fotocopias, productos de aseo e insumos generales para el funcionamiento de la institución. “A estas alturas del ciclo escolar, realmente el dinero escasea”, relata Esquivel y sentencia “la verdad, creo que este año no va a haber mucho para los niños”.
“Hemos recurrido mediante oficios al presidente municipal y al diputado (Baudelio Esparza, quien ha sido sustituido recientemente por Pablo Macías)”. Hasta ahora no han obtenido respuesta. Sin embargo, el profesor tiene confianza en que por medio de la diputación se logre algún apoyo, “ya sea para los niños o para las mamás”.
David Esquivel está consciente de la situación de las familias. “El trabajo escasea. Hay muchos padres que se van a Estados Unidos”. Incluso se atreve a asegurar que el 50 por ciento de los chiquillos vive sólo con su madre. Muchos de los padres son mineros y están en otro punto de la República o han emigrado fuera de las fronteras. En muchas ocasiones, los educadores han tenido que hacer de apoyo para las familias. “Aquí tiene mucho que ver la confianza que le tengan las madres a los maestros”. Muchas veces, han de intervenir con apoyo moral hacia los niños. También cuentan con algo de ayuda externa en estos ambientes de la Estación de Desarrollo que proporciona la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO). “No nos hacemos ciegos ante las situaciones”.
La escuela es la única de la cabecera municipal y alberga un total de 670 niños. El turno de la tarde cuenta con 320 alumnos repartidos en doce grupos. En los años setenta se implementó el turno vespertino para aprovechar las aulas y el trayecto del mismo no ha sido fácil. Cuenta el nuestro entrevistado que cuando él llegó, este turno era considerado “como la escuelita de los niños sucios, de los niños que no querían en el turno matutino”. Sin embargo, en base al trabajo diario y a la conjunción de un buen equipo de trabajo “en todo se ha ido sobresaliendo”, hasta el punto de que hoy ambos turnos escolares están valorados bajo el mismo esquema.